Fuente de proteínas y minerales
La mejor manera de limpiar mejillones
Los mejillones son unos de los moluscos más sabrosos y uno de los alimentos más completos, puesto que son nutritivos y una fuente de proteínas, hierro, calcio, yodo, vitaminas y ácidos grasos esenciales. Además, son fáciles de cocinar.
Pero para prepararlos, es importante limpiarlos adecuadamente para eliminar cualquier resto de arena o suciedad que puedan contener.
Lo primero que hay que hacer para cocinarlos es asegurarse de que son frescos. Eso se sabe si tienen un aspecto húmedo y brillante, con las conchas cerradas o ligeramente abiertas. Si ves alguna concha rota o abierta de par en par, es mejor descartar el mejillón, ya que puede estar muerto y, por lo tanto, no ser seguro para comer.
Luego, conviene seguir una serie de pasos:
Remoja los mejillones en agua fría
El primer paso para limpiar los mejillones es ponerlos a remojo en agua fría durante al menos 30 minutos. Esto ayuda a que los mejillones eliminen cualquier arena o suciedad que puedan contener en su interior. Para ayudar a eliminar la suciedad, se puede agregar una cucharada de sal al agua.
Limpia las conchas
Una vez que los mejillones han estado en remojo durante al menos 30 minutos, conviene limpiar las conchas. Comienza raspando las conchas con un cepillo de dientes suave para eliminar cualquier suciedad o incrustaciones que puedan haberse adherido a ellas. Luego, enjuaga las conchas bajo el agua fría para eliminar cualquier residuo suelto.
Desbroza las barbas
Los mejillones tienen pequeñas fibras filamentosas, que popularmente se conocen como barbas, que les permiten adherirse a las rocas y otros objetos en el agua. Antes de cocinar los mejillones, es importante eliminar estas barbas para evitar cualquier sabor arenoso o sucio en la carne. Para hacerlo, agarra una barba y tira de ella hacia la bisagra de la concha. Si la barba no sale fácilmente, puedes usar un cuchillo afilado para cortarla.
Comprueba si los mejillones están vivos
Antes de cocinar los mejillones, es importante cerciorarse de que que están vivos. Si un mejillón está muerto, no deberías comerlo, ya que puede estar en mal estado y, por lo tanto, no ser seguro para comer. Para comprobar si están vivos, dales un suave golpe en la concha o toca la concha contra una superficie dura. Si el mejillón está vivo, debería cerrar la concha de inmediato. Si la concha permanece abierta, es probable que el mejillón esté muerto y debas descartarlo. También al cocinarlos deberían abrirse si se han hervido o salteado vivos. Por tanto, si el mejillón está cerrado conviene no forzar la concha para abrirlo y desecharlo.
Descartar los mejillones dañados
Si se encuentra algún mejillón con la concha rota, agujereada o con un olor desagradable, se debe descartar ya que puede estar contaminado o en mal estado.
Sumergir los mejillones en agua fría
Después de limpiar las conchas y retirar las barbas, se deben sumergir los mejillones en agua fría durante unos minutos para eliminar cualquier residuo que pueda haber quedado.
Tras estos pasos, los mejillones están listos para ser cocinados, algo que se puede hacer de diversas formas, como hervidos, al vapor, fritos o a la parrilla.
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