Trucos salvadores

¿Sartén quemada? El truco viral para limpiarla sin esfuerzo

Te proponemos cinco remedios sencillos y efectivos

Un hombre friega una sartén con el agua de una garrafa.

Un hombre friega una sartén con el agua de una garrafa. / ACN

Laia Zieger

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Existe una serie de trucos para limpiar una sartén quemada sin esfuerzo y que quede impecable. Sin embargo, es importante saber cuándo hay que desechar la sartén y adquirir una nueva, ya que si esta es antiadherente se puede haber ido dañando con el uso y con las malas praxis.

"Si vemos que la sartén está perdiendo parte del recubrimiento, hace tiempo que debería haberse desechado, lo mismo que si los alimentos se pegan con facilidad", explican desde Ganiveteria Roca, en Barcelona. "Si incluso echándole un poco de aceite los alimentos se pegan, es síntoma de que está perdiendo sus propiedades antiadherentes y, por tanto, es hora de renovarla", concluyen.

Sigue estos pasos para evitar que se estropeen

Un mal uso de las sartenes hace que su vida útil se acorte, ya sea por usar instrumentos de metal, que hacen que la capa antiadherente se dañe, o por un almacenamiento incorrecto. Para guardarlas correctamente, lo más aconsejable es usar protectores de sartenes, evitando apilarlas.

No hay que olvidar, como señala Ganiveteria Roca, que "una sartén en mal estado puede alterar la composición y características de los alimentos en buen estado, modificando su sabor y olor". Por tanto, si tenemos entre manos "una pieza con rayadas profundas y muy deteriorada es más difícil de limpiar, favoreciendo la aparición de microorganismos en esas mismas rayadas en las que se quedan pegados restos de alimentos”.

Así pues, en materia de sartenes es aconsejable ser conservadores y desecharlas cuando empiecen a rayarse y deteriorarse (cosa que ocurre también si no las fregamos correctamente, con una esponja suave). Sin embargo, es probable que se nos haya quemado sin querer una sartén nueva y nos cueste más limpiarla. Si es el caso, lo mejor que podemos hacer es, en primer lugar, evitar el clásico error de poner la sartén hirviendo bajo agua fría. Lo mejor es aceptar que el mal está hecho, dejarla enfriar y ponernos manos a la obra con alguno de estos métodos para arreglar el desastre.

Agua hirviendo y jabón

Lo más efectivo suele ser cubrir de agua la sartén quemada (este truco también sirve para las ollas) con unas gotas de lavavajillas con alto poder desincrustante y ponerla al fuego, a temperatura muy baja. La parte quemada se irá ablandando y buena parte se irá desincrustando por sí sola. El resto, hay que quitarlo cuidadosamente, una vez retirada la sartén del fuego, con una espátula o cualquier otro utensilio de plástico o madera. Después, solo hay que fregar con una esponja suave y, por supuesto, intentar que no nos vuelva a pasar. ¿Una idea? Poner una alarma siempre que ponemos algo en el fuego.

Bicarbonato y vinagre, juntos nunca fallan

Otra solución es combinar una taza de vinagre blanco con una pizca de agua y ponerlo a hervir en la sartén a fuego bajo. Cuando el vinagre llegue a ebullición, hay que retirarlo del fuego y añadir un par de cucharadas generosas de bicarbonato, lo que formará unas burbujas que ayudarán a desincrustar los restos de quemado. Lo más probable es que logremos retirar todo, pero si no es así siempre podemos fregar la sartén y retirar los posibles restos con una pasta de agua y bicarbonato. Si tenemos que frotar, que sea siempre con una esponja suave, con un trapito o con algún instrumento que no sea metálico, ya que de lo contrario será peor el remedio que la enfermedad. En el caso de que aún así los restos no cedan, siempre podemos dejar la pasta de bicarbonato durante un rato antes de lavar.

La sal, otro buen remedio

Un remedio casero clásico que puede funcionar bien si no hay excesivos restos de quemado es cubrir la sartén con un buen puñado de sal y una pizca de agua tibia. Simplemente hay que dejar actuar la mezcla durante unos 20 minutos y posteriormente fregar con agua caliente y ayudarnos de una espátula para retirar los posibles restos que hayan quedado. Si alguno de ellos persiste, podemos repetir la operación hasta conseguir retirarlos por completo.

Lejía, mano de santo

Si los métodos anteriores no funcionan, la lejía suele ser mano de santo para dejar la sartén como nueva incluso después de grandes catástrofes. El método es el mismo que se sigue con el vinagre o el detergente: basta con cubrir con agua la base de la sartén, añadir un chorro de lejía y dejar actuar durante unos minutos a fuego bajo hasta que la capa negra se vaya desincrustando. Si optamos por este método, lo mejor es hacerlo en un lugar bien ventilado, usar en todo momento guantes y, a continuación, limpiar a fondo la sartén.

El estropajo de acero inoxidable, no siempre

Pese a que lo recomendable es utilizar siempre esponjas suaves y evitar a toda costa el uso de estropajos, ya que cualquier mínimo roce puede estropear el antiadherente, hay alguna excepción. Para sartenes de acero inoxidable y en general para todas aquellas que no tienen capa antiadherente, se puede utilizar un estropajo de acero inoxidable (más conocido como 'nanas') para acabar de retirar la suciedad incrustada.