Conversación íntima

Jordi Roca: "Es como si hubiera olvidado hablar" | VÍDEO Mesa para dos

En la quinta entrevista de la serie 'Mesa para dos', el pastelero de El Celler de Can Roca explica al periodista Pau Arenós cómo convive con la distonía que le impide sacar la voz

Mesa para dos. Capítulo 5: entrevista con Jordi Roca

Mesa para dos. Capítulo 5: entrevista con Jordi Roca. /

Cata Mayor

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Jordi Roca lleva años sufriendo una distonía que le impide hablar, pero eso no le ha quitado las ganas de seguir adelante con su vida y su trabajo. Y lo demuestra en la entrevista que mantiene con el periodista Pau Arenós en la quinta entrega de la serie ‘Mesa para dos’, que patrocina Familia Torres. En voz baja, susurrando, dado que no puede articular palabra de manera normal.

El responsable del mundo dulce de El Celler de Can Roca "y sus satélites e universos paralelos", como cuenta él con una sonrisa, explica el calvario que vivió cuando comenzó a padecer los síntomas y no sabía qué tenía. "Al principio pensé que era una faringitis...". Pero no, tras muchas visitas médicas, encontró el diagnóstico: una distonía.

"Se trata de una afectación neurológica que provoca movimientos involuntarios en muchas partes del cuerpo. Puede ser que te tiemble un brazo, un dedo, la mandíbula... En mi caso es delicado porque es el cuello, se me tensa mucho". Hoy en día, dice, ha aprendido a controlarlo y mantener el cuello recto un rato, pero cuando intenta hablar en voz alta, se le bloquea. "Puedo empezar una frase, una palabra, pero enseguida me quedo sin aire. Es como si hubiera olvidado hablar", se lamenta.

En la entrevista grabada por Zeta Media Lab, confiesa que sentía frustración por encontrarse así pero que, una vez superada, confía en curarse y que su hija, Queralt, pueda escuchar su voz algún día. Roca admite que la enfermedad le ha afectado el carácter, aunque no demasiado: "No soy tan espontáneo como era antes, soy más retraído, pero yo ya era tímido, reservado". Pero sigue con ese punto socarrón de siempre: "Me he dado cuenta de que hablar está completamente sobrevalorado". Y ya en serio, asegura que "a veces, dices más con gestos y miradas".

El pastelero, que triunfa por su cuenta con Rocambolesc, habla de su madre, Montserrat Fontané, como la jefa y rememora cómo accedió al puesto de pastelero de El Celler de Can Roca, un proyecto de sus hermanos Joan y Josep al que se incorporó más tarde porque se lleva 14 y 12 años con ambos, respectivamente. "Damian Allsop [entonces al frente de la partida dulce del restaurante] se cae desde un segundo piso y se rompe las dos piernas y estuvo de baja un año. Y yo, que iba ayudando en casa cuando era necesario, estuve durante tres o cuatro meses tomando notas con él en el hospital".

Un inicio accidentado que no impidió convertirse en puntal de El Celler de Can Roca con el paso del tiempo y el éxito de sus ideas. "Me empezaron a escuchar cuando propuse cosas disparatadas pero posibles", apunta. Y señala como punto de inflexión su "primer postre importante", 'Viaje a La Habana', un puro habano de chocolate con sabor a humo. "Cuando lo probaron dijeron: 'Hostia, esto es súper interesante, esto está muy bien, a este tío hay que escucharlo un poco más, no todo son chorradas'".

No lo eran, por algo fue escogido mejor pastelero del mundo en 2014. Mantiene el talento intacto. Y le queda cuerda para rato. Su voz se sigue escuchando en la alta cocina.