Conversación íntima

Sara Pérez, la viticultora que se "masculinizó" para hacerse un hueco en el mundo del vino | VÍDEO Mesa para dos

La responsable de bodegas como Mas Martinet y Venus La Universal comparte su filosofía de vida y de trabajo con el periodista Pau Arenós en la tercera entrevista de la serie 'Mesa para dos'

Mesa para dos. Capítulo 3: Entrevista con Sara Pérez

Mesa para dos. Capítulo 3: Entrevista con Sara Pérez. /

Cata Mayor

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El mundo del vino era cosa de hombres. Así lo siente Sara Pérez, elaboradora del Priorat y Montsant que, para hacerse un hueco, tuvo que mimetizarse con el ambiente. “Me masculinicé”, confiesa. Es una de las muchas reflexiones que comparte con el periodista gastronómico Pau Arenós en la tercera entrega de la serie ‘Mesa para dos’, que patrocina Familia Torres.

Me adapté a la realidad del heteropatriarcado. Si tenía que presentar un vino, si tenía que convencer a viticultores de Porrera, si tenía que dar una conferencia… vi que, como mujer, mi voz no se oía y empecé a masculinizarme”, recuerda sobre sus primeros pasos en el sector. Hasta el punto que un viticultor le advirtió: “Con esa boca no te vamos a casar”. Se refería a su manera de hablar. “Ahí me di cuenta de que todo el día estaba diciendo tacos". Una manera que le resultaba efectiva para que le hicieran caso.

Pocos ejemplos de mujeres

Pero los ejemplos de mujeres que en el pasado triunfaron en la viticultura son escasos, lo que refuerza su teoría de que el del vino aún es un mundo de varones. “Cuando tienen un hombre al lado, ellas quedan anuladas, y cuando no lo han tenido, han salido. Tiene que ver con el lugar que ocupamos las mujeres en el sistema tradicionalmente”.

Y ese lugar es, de manera natural, de los hombres, como cuenta con esta anécdota. “Una vez, hubo una comida de 14 bodegueros en un restaurante. Todos hombres. Y ese no era el Día del Hombre. Cuando quise hacer lo mismo un año después con mujeres, tuvo que ser para un 8-M. ¿Las mujeres no formamos parte de la normalidad?”, se pregunta en un momento de la entrevista grabada por Zeta Media Lab.

A pesar de la vigencia del heteropatriarcado, Pérez defiende que "el vino no tiene sexo". “No, no, no. Elaborar un vino es un trabajo de equipo”. Y los que ella hace nacen de decisiones que han ido cambiando con el paso del tiempo. “Las que tomé en los 90 eran unas. A finales de los 90 me di cuenta de que no encajaba en este mundo y que lo que se esperaba de un ‘priorat’ no me gustaba. Yo tenía otras ideas”. Por eso, admite, no bebía sus propios vinos. “Me costaba, bebía otras cosas fuera de mi zona de confort como elaboradora”. 

Escurçons 2015, fruto de un incendio

Pero su cambio con el salto de siglo ha dado como fruto joyas como Escurçons, cuya añada 2015 es especial por su sabor ahumado, fruto de un incendio en los alrededores de la viña. “Se derritió la uva pero llovió y volvió a brotar, como el ave fénix, y dijimos que si había uva vendimiaríamos. Y lo hicimos. Y cuando comenzó a fermentar, toda la bodega olía a humo: ahí está la memoria, las raíces, el suelo, la lluvia…”.

Ese vino fue celebrado por numerosos chefs, que vieron las muchas posibilidades gastronómicas que les brindaba.

Por eso dice Pérez que el Priorat es “magia”. Porque “es una de las zonas del mundo con más energía telúrica, es un sueño hecho realidad, es posibilidad, es agricultura, es sur, es calor, es ganas de beber, es sed”. Es Sara Pérez.