Vuelve lo clásico

'Influencers' con más de 60 años: las nuevas estrellas de la gastronomía

Rafael Antonín, conocido como @rafuel55 en Instagram, tiene 578.000 seguidores que están atentos a sus vídeos de platos caseros

El Forner de Alella es el nombre artístico de un matrimonio jubilado del Maresme que triunfa en YouTube con las recetas de toda la vida

El monje franciscano Ángel Serrano ha pasado de ser el cocinero de la hospedería de un monasterio valenciano a estrella en internet

Croquetas de rustido de ternera, uno de los platos del libro 'Rafuel, mis mejores recetas'

Croquetas de rustido de ternera, uno de los platos del libro 'Rafuel, mis mejores recetas'

Eduard Palomares

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Aunque es difícil encontrarle algo bueno al coronavirus, uno de los efectos positivos que pueden detectarse es que mucha gente ha recuperado las ganas de cocinar en casa. O bien lo ha probado por primera vez y le ha cogido el gustillo. Pero no se trata solo de hervir pasta o freír un bistec, sino que muchos se han atrevido a rescatar esas recetas de toda la vida que habían quedado olvidadas en pro de la modernidad, la falta de tiempo o el desconocimiento.

Y, curiosamente, la cocina tradicional se han vuelto a poner de moda gracias a las redes sociales, pero no de la mano de jóvenes modernos y atrevidos, sino de personas que ya superan la sesentena. Es el caso de Rafael Antonín, más conocido como @rafuel55 en Instagram; del matrimonio de El Forner de Alella, con casi 500.000 subscriptores en YouTube; o incluso de un monje franciscano del monasterio de Santo Espíritu del Monte, que también cuelga videorecetas en la red. ¿Por qué tienen éxito? Seguramente porque hacen las cosas de manera sencilla, sin postureos ni trucos.

Las mejores recetas de Rafuel

‘Rafuel, mis mejores recetas’
para convocar a sus hijas a la mesa, y desde entonces no ha parado de publicar cada día

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Y durante el confinamiento, todavía más: “En las últimas décadas nos habíamos olvidado de cocinar en casa, no había tiempo. Pero llega la pandemia y nos encierra en casa, y mucha gente joven se encuentra que no sabe cómo hacerlo. Por eso, empecé a colgar videorecetas aún más fáciles, y a los chavales les encantó. Más del 50% de mis seguidores tienen menos de 30 años”, explica desde su casa de Barcelona.

Tanto en su cuenta de Instagram como en el libro, las recetas responden a premisas muy básicas, pero que habían quedado soterradas bajo un estilo de vida frenético. “La comida casera bien hecha es sensacional; una tortilla de patatas puede ser todo un lujo. Eso es lo que yo propongo, recetas sencillas bien hechas, con producto de mercado y bien presentadas”, recalca. Además, están explicadas paso a paso y no requieren grandes habilidades técnicas, por lo que hay muchas posibilidades de que salgan bien. Rafuel añade los últimos ingredientes: “Son divertidas, baratas y buenas".

Un matrimonio jubilado y un fraile franciscano

El Forner de Alella, el nombre artístico del matrimonio formado por Josep Maria Mañé y Carme Julià, ambos jubilados,la entrevista que se les hizo en este diario

Como explicaban entonces, su truco es también hacer que las cosas sean fáciles: “Enseñamos a preparar recetas de toda la vida, que a la gente les trae recuerdos de casa de su madre. Eso sí, el objetivo principal es que la explicación sea sencilla, para que a todo el mundo le pueda salir bien”. Y así es fácil atreverse con una fideuà, un guiso, un buen postre o incluso pan.

Aún más extraño es el caso del fraile Ángel Serrano, cocinero de la hospedería del monasterio franciscano de Santo Espíritu del Monte (Gilet, Valencia), que a raíz de la pandemia empezó a colgar videorecetas a través del canal de YouTube. Algunas de ellas superan las 500.000 visualizaciones, y eso que están basadas en parte en la cocina del siglo XVIII. Concretamente del libro 'Nuevo arte de cocina española', publicado en 1745 por el también monje franciscano Juan Altamiras. Pollo en pepitoria, sopa de cebolla, croquetas de bacalao, rosquillas de anís…

De nuevo, ¿cómo puede ser que triunfe algo tan tradicional en una red que siempre busca la novedad? Pues seguramente porque remite a una cocina sin ínfulas, para elaborar en casa con productos de proximidad, que es sana, sabrosa y, además, barata. La cuestión es saber si, una vez termine el estado de alarma y abracemos la nueva normalidad, la cocina casera y tradicional seguirá estando de moda o será una simple anécdota de la época de pandemia.