Recetas transformadas

3 ideas para reducir el consumo de carne

Sin recurrir a productos industriales, se puede elaborar en casa una hamburguesa de quinoa y remolacha

Los platos tradicionales como los canelones o la lasaña aceptan perfectamente un relleno vegetal

El 'boom' de la pizza artesanal ha dado paso a nuevas propuestas que superan la básica margarita

Hamburguesa de quinoa y remolacha de Zaraida Fernández

Hamburguesa de quinoa y remolacha de Zaraida Fernández / Ana Luz Sanz

Eduard Palomares

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La tradición católica marca que en Semana Santa, y en especial el Viernes Santo, no se puede comer carne. Y aunque casi nadie sigue ya estas premisas religiosas, lo cierto es que cada vez hay más motivos para reducir el consumo cárnico, no solo de manera puntual sino durante todo el año.

Cada cual que escoja la razón que más le motive: para combatir el cambio climático, por salud, para frenar la proliferación de macrogranjas que nada tienen que ver con la ganadería tradicional... O, quizás, una combinación de todas.

Newsletter Cata Mayor

Pau Arenós te cuenta cada semana los secretos mejor guardados para disfrutar del buen comer dentro y fuera de casa.

Suscríbete

Siempre habrá quién se agarre a la premisa ‘aznariana’ de “quién es usted para decirme a mí que coma o no carne”. Ante eso, solo hay que remitirse de nuevo a algo tan poco sospechoso de tener una agenda oculta como la pirámide de la dieta mediterránea. En ella, se recomienda consumir carne roja dos veces a la semana, mientras que la carne procesada se reserva a algo muy puntual. Además, reducir la cantidad semanal de productos cárnicos –no renunciar a ellos– puede ser bastante fácil y sabroso, si se sabe cómo.

Estas son tres ideas para sustituir la carne de muchas recetas sin que eso suponga ninguna penitencia:

Hamburguesas vegetales caseras

Cada vez existen más opciones ‘industriales’ de hamburguesas vegetarianas, pero tienen varios inconvenientes: algunas son ultraprocesadas y otras no saben a nada, o las dos cosas a la vez. Pero existe una tercera opción que es más sana y mucho más interesante a nivel culinario: elaborarlas uno mismo en casa.

La chef Zaraida Fernández propone una receta sencilla en su nuevo libro, ‘Cocina vegana para ocasiones especiales’: la hamburguesa de remolacha y quinoa.

El único ingrediente que puede llamar la atención de los no iniciados en este mundo es la proteína de guisante texturizada.

Esta se debe mezclar en un bol junto a la quinoa (previamente cocinada), ajo, cebolla, pimiento ahumado y remolacha cocida (junto a su agua de cocción para que la proteína se hidrate).

Se deja reposar 15 minutos y luego se da forma a la masa para freírla. Y se completa el bocadillo al gusto, con más o menos ‘vicios’.

Recetas de toda la vida, transformadas

Lasaña vegetariana del restaurante Teresa Carles.

Lasaña vegetariana del restaurante Teresa Carles. / TC

Existen platos de la cocina tradicional que siempre se han hecho con carne, pero que aceptan perfectamente un relleno vegetal si se tiene cierta imaginación y una mente abierta.

En el restaurante vegetariano Teresa Carles –con locales en Barcelona y Lleida, además de su hermano Flax&Kale– cuenta con dos buenos ejemplos. En primer lugar, un canelón XXL que se elabora con gírgolas, setas y una bechamel trufada. O una lasaña de cinco capas en la que se suceden espinacas y piñones, ‘ceps’, calabaza, queso de anacardos y salsa de tomates frescos y secos.

Lo bueno de estas recetas es que son perfectamente asumibles por parte de una persona no acostumbrada a la cocina vegetariana, pero que quiere reducir su consumo de carne. Y esta transformación sirve también para muchos otros platos tradicionales.

Por ejemplo, ¿las croquetas tienen que ser siempre de pollo, cocido o jamón? No, también pueden ser de espinacas, queso, setas o –algo que se ha visto mucha esta temporada– de ‘calçots’ con romesco. ¿En las legumbres siempre tiene que añadirse chorizo o costilla? No, pueden ser estofadas con todo tipo de verduras. Y así, se pueden practicar pequeñas variaciones en recetas habituales para conseguir platos igual de sabrosos, pero sin carne.

Pizzas nada sosas

Pizza 'parmigiana' de Frankie Gallo Cha Cha Cha.

Pizza 'parmigiana' de Frankie Gallo Cha Cha Cha. / Ferran Nadeu

Durante mucho tiempo, las opciones sin carne en una pizzería eran bastante básicas: margarita, cuatro quesos o una vegetal con cuatro verduras mal cocidas. Pero el ‘boom’ de la pizza artesanal que se está viviendo en ciudades como Barcelona está incrementando el nivel, planteando recetas mucho más elaboradas.

En Frankie Gallo Cha Cha Cha proponen una con ‘parmigiana’ de berenjena o una de pesto y tomates cherry confitados. En Parking Pizza una de ‘stracciatella’ de burrata, tomate y romero, mientras en Traficantes de Harina han ideado una pizza con mozzarella ‘fior di latte’, patata al horno, berenjenas, setas, brócoli, calabacín y 'edamame'.

Incluso en otros locales como Pizza d’Autore, que han renovado la tradición de las porciones al corte, se atreven con las pizzas frías: de ensalada, berenjenas y búfala o de ensalada, ‘funghi porcini’, trufa y aceitunas, además de múltiples opciones vegetarianas y veganas.

En cualquier caso, esto son solo unos cuantos ejemplos de que no siempre hace falta añadir jamón, beicon o salami a una pizza para que esta cumpla con su cometido: convertirse en la mejor cena de la semana.