Toma pan y moja

Brocomole: mátame, camión

No es más que un guacamole con brócoli en lugar de aguacate. Otra vuelta de tuerca a la insania de lo sano

Plato de brocomole.

Plato de brocomole. / INSTAGRAM

Òscar Broc

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Perdemos horas en una cinta de correr para tener más horas de vida. Hacemos ‘running’ por la Diagonal, pensando que el humo de los tubos de escape que inhalamos se transforma en polvo de unicornio al llegar a los pulmones. No tenemos sed, estamos deshidratados. La salud física nos obsesiona tanto que hemos arrojado a la cuneta la salud mental. Y cuando eso ocurre, cuando el delirio ‘healthy’ alcanza su punto más alto, surgen engendros como el ‘brocomole’.

Dicen que es la nueva tendencia, pero como todas las nuevas tendencias 'instagrameables', ni es nueva, ni está destinada a tener más éxito que el vídeo de la boda de Chabeli y Ricardo Bofill Jr. El ‘brocomole’ no es más que un guacamole con brócoli en lugar de aguacate. Otra vuelta de tuerca a la insania de lo sano: el aguacate, otrora paradigma de lo 'healthy', es ahora el demonio por sus implicaciones medioambientales.

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El monstruo verde

Así que hay que bajar en la escala de los alimentos con cargos de conciencia. Hay que alcanzar la pureza máxima. Y en el fondo de todo, está ese brócoli hipersano y sin apenas huella carbónica, una verdura que media humanidad aborrece (mientras la otra media se la come con rictus marmóreo, por prescripción médica). Paremos esto ahora.

Si quiero brócoli, que sea hervido y arrojado al plato como un cadáver. Si quiero guacamole, que sea con aguacate y ya intentaré superar el sentimiento de culpa. No metáis al monstruo verde donde no le corresponde, no lo disfracéis de otra cosa. En casa hemos intentado hacer pizzas con base de brócoli y estoy convencido de que masticar las sandalias de Carmina Ordoñez durante las fiestas del Rocío habría sido más placentero. Aunque el brócoli se vista de seda, brócoli se queda.

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