JARRO DE AGUA FRÍA PARA LOS PASTAFARIS

¿Qué va a ser ahora del Monstruo del Espagueti Volador?

Un plato de espaguetis, el fetiche de todo pastafari

Un plato de espaguetis, el fetiche de todo pastafari / periodico

Eduard Palomares

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La Audiencia Nacional ha denegado la inscripción de la Iglesia Pastafari en el registro de Entidades Religiosas y eso suscita una duda inmediata: ¿qué va a ser ahora del Monstruo del Espagueti Volador –o MonEsVol– y de todos aquellos acólitos que lo consideran como el único Dios verdadero? Lo más probable es que todo continúe exactamente igual como hasta ahora, ya que este movimiento nacido en Kansas (EEUU) en el 2005 no es más que una gran parodia que persigue, eso sí, un objetivo más profundo (aunque ellos prefieran no reconocerlo). Es decir, evidenciar que –según ellos– todas las religiones no son más que una construcción humana. Y todo con un inequívoco toque gurmet, moral laxa y un escurridor en la cabeza como toque distintivo.

“Sabemos que MonEsVol ha querido ofrecernos esta jocosa sentencia, con esta gran cantidad de inconsistencias […] Seguiremos adelante en el reconocimiento de la Iglesia Pastafari como tal en el territorio del Reino de España, y continuando con las prácticas tallarinescas allí donde estemos”, aseguran como reacción a la sentencia en su página de referencia en España, pastafarimo.es. Más allá de aspectos legales y espirituales, lo que evidencia es que este movimiento que ha extendido sus tentáculos por todo el mundo occidental y que considera a los piratas como pueblo elegido es que sus miembros son unos auténticos ‘bon vivants’, que tienen la firme voluntad de disfrutar de los placeres de los carbohidratos tanto en esta vida como en el más allá. Aquí van algunos ejemplos:

El cielo es una cerveza fría

La recompensa para los creyentes es el cielo pastafari, cuya principal característica es que existe un volcán de cerveza para ponerse fino durante toda la eternidad. De hecho, dicen que MonEsVol creó el mundo después de pillar una borrachera de aúpa y que de ahí se explican sus imperfecciones. También hay, obviamente, pasta de calidad a discreción. Los no creyentes no tienen por qué asustarse, porque el infierno no está lleno de torturas ni sufrimientos. Simplemente tendrán que conformarse con “espaguetis del nivel del comedor de un colegio” y con birra mediocre y caliente.

Sin embargo, hay un infierno algo más cruel para los abusones, estafadores y corruptos de este mundo, en el que se verán obligados a comer “un montón de judías con arroz, patatas y de los cortes más baratos de carne”. El último círculo del infierno está reservado a lo peor de peor, y ellos se verán obligados a lamer botas de por vida (o por muerte).

Oraciones suculentas

“Oh Tallarines que están en los cielos gourmets. Santificada sea tu harina. Vengan a nosotros tus nutrientes. Hágase su voluntad en la Tierra como en los platos. Danos hoy nuestras albóndigas de cada día y perdona nuestras gulas así como nosotros perdonamos a los que no te comen, no nos dejes caer en la tentación (de no alimentamos de ti) y líbranos del hambre... Ramén”. Esta es la oración principal dedicada al Monstruo del Espagueti Volador, aunque hay muchas más. Todas ellas, eso sí, acaban con una oda al ‘ramen’ japonés, demostrando que lo importante es la esencia y no la apariencia.

Otro de los rezos que un pastafari debe ejecutar de vez en cuando (las normas no son demasiado estrictas) está dedicado a la salsa marinara: “Salve Marinara, Llena de Especias, el MEV está de ti relleno. Sabrosa tú eres entre todas las salsas, y bendito es el fruto de tu frasco, tomates (aunque los tontos creen que son verduras)”. Y también le cantan con regocijo a la albahaca: “Cosecho la albahaca, la pongo en la olla, revuelvo con pasta, me como esa joya”.

Celebrar la Pastafaridad

El Pastafarismo también tiene sus fechas señaladas y, como no podía ser de otra manera, todas se celebran poniéndose hasta arriba de pasta y cerveza. La que está más cercana es la Pastafaridad que, curiosamente, coincide con la Navidad cristiana. El día 24 de diciembre se celebra la Pastabuena, en el que se comen antiguas recetas de pasta de los Piratas (los ancestros a los que veneran). Al día siguiente se come el plato fetiche de este movimiento: los espaguetis con albóndigas. De hecho, se come un plato detrás de otro, porque la tradición marca que se tiene que cocinar una tonelada de esta receta.

Otras fiestas de guardar son la Pastua, en la que se anima a los pastafaris de todo el mundo a comer grandes cantidades de pasta mientras toda la familia se disfraza de pirata, o el Ramedán. Y aunque suene igual que la fiesta musulmana, no tiene nada que ver, porque los pastafaris ni ayunan ni rezan, sino que pasan unos pocos días del mes comiendo únicamente pasta ramen recordando sus días de penuria cuando eran estudiantes universitarios.

Recetas de referencia

La pasta es el sustento principal y casi único de cualquier pastafari, que puede culminar el ágape con un buen tiramisú. Que el movimiento surgiera en Estados Unidos explica que su plato de referencia sea una receta 100% italoamericana: los espaguetis con albóndigas. Según los expertos, este plato fue una creación espontánea de los inmigrantes italianos de Nueva York a principios del siglo XX, aunque también pueden encontrarse ejemplos parecidos en el recetario tradicional italiano. Al pastafari le da igual de dónde proceda, porque siempre acabará diciendo que fue una creación que el MonEsVol donó a la humanidad.

Hay muchas variaciones a la hora de cocinarlos, aunque quien busque una receta con miga, solo tiene que buscar en YouTube la escena de ‘El Padrino’ en la que el ‘caporegime’ Clemenza explica a Michael Corleone su receta de espaguetis, en la que además de albóndigas fritas en aceite le añade salchichas. De todas formas, el pastafarismo hace gala de su inmensa flexibilidad al recomendar cualquier tipo de pasta, se cocine como se cocine. Y puesto que este movimiento considera a los piratas como ejemplo a seguir, para acabar aquí va una receta fácil que une el mundo del carbohidrato con la tradición marinera: los espaguetis con sardinillas.