día mundial del camarero

6 frases que te dice un camarero y que significan otra cosa

El autor de la novela gráfica 'Soy camarero. El cliente NO siempre tiene la razón' se atreve a 'traducir' algunas de las oraciones que los profesionales tras la barra dirigen a sus clientes

Una de las páginas de 'Soy camarero. El cliente NO siempre tiene la razón'

Una de las páginas de 'Soy camarero. El cliente NO siempre tiene la razón' / periodico

Ferran Imedio

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Nuevo caso de éxito en las redes sociales que se traslada al mundo editorial.Hace unas seanas, la 'youtuber' MJ publicó el libro 'Las mejores recetas de la historia'. Ahora le toca el turno a Jesús Soriano Coto (Alzira, 1987), que lleva currando en un bar desde que tenía 16 años, un trabajo mucho más anónimo que sus cuentas de Instagram (@soycamareroo. En ella explica su trabajo, con buenas dosis de humor, a sus 250.000 seguidores. Ese éxito tras la pantalla le ha llevado a publicar 'Soy camarero. El cliente NO siempre tiene razón' (Grijalbo), una novela gráfica ilustrada por Lucreativo que narra las vicisitudes de un bar de toda la vida, Bar Manolo, a través de los ojos de Jorge, un joven que trabaja tras la barra. Un buen motivo para leerlo hoy, Día Mundial del Camarero.

Además de la historia, el libro incluye un anexo con un divertido apartado llamado 'Fauna de bar', donde retrata al "cliente telaraña", al "cliente fantasma" y al "cliente volcán", entre otros, y el atrevido 'Lo que el camarero dice vs. lo que el camarero piensa'. Le pedimos a Soriano que se atreva a desarrollar algunas de estas frases recogidas en el libro y que suelen decir sus colegas. Riesgo alto el suyo: a partir de este artículo podría ser que nada volviera a ser igual entre clientes y camareros.

1. "Hola , ¿cómo está?" (lo que dice)

"Es una forma de saludar... no me cuente su vida" (lo que piensa)

Soriano no se corta: "A veces, se agarran a esa pregunta para contarte sus problemas. No paran de hablarte pero tienes que estar pendiente de los demás clientes que hay en la barra". Así de claro lo cuenta, y lamenta que sea "más habitual de lo que parece, sobre todo con los asiduos al local". "Los hay que son muy pesados y no se dan cuenta de que estás trabajando".


2. "Perdone, ¿quiere tomar algo más?" (lo que dice)

"¿Se va a pasar el día aquí con ese café?" (lo que piensa)

"¡Eso es típico! A lo mejor ocupan la mesa toda la jornada con un café o un agua". Soriano encuentra una explicación 'tecnológica': "Suele ser por el wifi". Lo peor es que a partir de ese día, esos clientes no pisan el bar y aparecen junto a la terraza 'chupando' la señal porque ya tienen la contraseña. "Por eso la vamos cambiando cada dos por tres", confiesa.


3. "¿Ese niño es suyo?" (lo que dice)

"Vigile a su hijo, que yo soy camarero, no canguro" (lo que piensa)

El de los menores es un tema espinoso para Soriano y el resto de colegas. "Y el que más nervioso me pone", admite. Niños correteando y padres a lo suyo "porque confían en que les reñirá el camarero si hacen algo malo como abrir los azucarillos y poner el bar perdido, o tirar servilletas por todas partes". O peor, como le sucedió una vez al autor del libro: "Unos padres me echaron la bronca porque me cayó la bandeja con los cafés sobre su hijo; el crío no paraba quieto, se me había cruzado por sorpresa y tropecé con él".


4. "Lo siento, la cocina está cerrada" (lo que dice)

"¿Cómo tienes la cara de venir a estas horas?" (lo que piensa)

"Otro clásico", resopla Soriano. "Es que están viendo que estamos recogiendo la terraza con las luces apagadas y entran a preguntar si pueden cenar", se indigna. Tiene otro ejemplo típico: "Piden la cena 10 minutos antes del cierre de la cocina, a pesar de haber visto el cartel que lo avisa. No se dan cuenta de que hay un trabajo previo que retrasará el cierre de la cocina, por no hablar del retraso que implicará en el cierre del local hasta que acaben la cena", razona el camarero.


5. "La propina no es obligatoria" (lo que dice)

"Pero estírate un poco, anda" (lo que piensa)

"Es un debate frecuente en el gremio. Una propina no está de más, y se agradece si has dado un buen servicio. No pasa nada si no dejas propina pero luego quieren chupitos de la casa. Y ese detalle lo tenemos cuando nos ha gustado una mesa que hemos tenido", explica Soriano, que nunca ha tenido una propina muy cuantiosa pero sabe de colegas que han recibido mucho muchos euros. "Hay gente a la que le han dado 5.000 euros a repartir entre compañeros en hoteles cuando van jeques o en salones de juego. "Ojalá me hubiera pasado a mí!".