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Barra alta o cómo socializar la buena comida

El restaurante seduce con una propuesta viajada, asequible al bolsillo y accesible al paladar

Restaurante Barra alta

Restaurante Barra alta / periodico

Ferran Imedio

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Sorprende, y para bien, el bagaje profesional de César Guillén, Marco Arriaga y Daniel Roca, los tres socios que han montado Barra alta. Han pasado por El Celler de Can RocaDos CielosTicketsNiño Viejo, Comerç 24, Tapas 24, La Taverna del Suculent... Pocos tríos hay así al frente de un restaurante en Barcelona. Acaso los 'bullinianos' Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas en Disfrutar. Pero los chicos de Barra alta no persiguen una estrella Michelin. Lo suyo es otra historia, mucho más asequible (al bolsillo) y accesible (al paladar), con bocados que a veces te trasladan a otras latitudes. 

Por mucho que te propongan un viaje gastronómico en algunos platos, en realidad, no deja de ser cocina de mercado realizada con muy buen producto y una sensibilidad y sentido común para quitarse el sombrero porque cada combinación de sabores está pensada para realzar los sabores principales y aportarle matices. Sin malabarismos extraños. Hay buenas manos en los fogones. Se nota.

Buenos ejemplos de lo que puedes comer en la barra de la entrada, frente a la cocina abierta, o en la sala, son las ostras tibias con caldo 'dashi' de setas y espuma de rustido, los 'nuggets' de salmón ahumado con mayonesa de miso rojo, la ensalada de bogavante con ajoblanco de coco, mango especiado y maracuyá, y el tartar de bogavante y vieira sobre una tortita de maíz crujiente. 

No faltan platos más 'nostrats' como los guisantes del Maresme, con tripa de bacalao, carpacho de bacalao soasado, butifarra y cococha de calamar, y la pluma ibérica de bellota a la brasa.

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"SOCIALIZAR" LA BUENA COMIDA

Dicen los jefes de Barra alta, un bonito, confortable y luminoso local al que se accede bajando unos escalones, que quieren "socializar" la buena comida. Por eso, ajustan los precios y sirven platos para compartir a los que pueden irse añadiendo raciones en función del número de comensales que lo pide, y venden las botellas de vino de la carta a precio de tienda (si te la bebes allí, cuestan 6 euros más por el descorche). El restaurante ofrece carta, sugerencias del día y un menú de mediodía laborable por 14,95 euros que cantan los camareros.