"Me da miedo": preocupación entre ciclistas de Castelldefels tras la polémica supresión de un importante carril bici

Hace poco más de una semana que la avenida de la Pineda de Castelldefels se reabrió al tráfico tras algo más de un mes de obras. La arteria de la ciudad, que une los barrios del centro con los de la playa, ha recuperado en su primer tramo el doble sentido de la circulación para los coches a costa de un carril bici segregado. Ahora, coches, motos y ciclistas comparten el tramo de unos 300 metros de esta calle que unen la calle Molinot con la C-245 y que sortea la vía del tren con un paso subterráneo.

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Para Pedro Paredes, concejal del área de Movilidad y Medioambiente de la ciudad, a nivel global "la ciudadanía está contenta". Si bien Paredes admite que la reestructuración de la avenida, uno de los principales puntos del programa electoral del PP, que recuperó el año pasado la alcaldía de la ciudad junto con una formación municipalista liderada por un exconcejal socialista, ha levantado recelos y preocupaciones. "Sabemos que no todo el mundo va a estar contento, pero sí creemos que es una necesidad y se ha visto claro", defiende.

Esas preocupaciones son fundamentalmente de ciclistas que eran usuarios del desaparecido carril bici, tal y como ha podido comprobar 'in situ' EL PERIÓDICO. Para las familias que solían hacer el recorrido en bici, el cambio no ha gustado. Ejemplo de ello es Vicenzo Puliti, quien se sube a la acera de la avenida tras circular unos metros en bicicleta por el centro de la calzada, como lo indican las nuevas marcas viales, con sus hijas. Al preguntarle este diario por qué sube a la acera, responde que "ya no puedo pasar con mis hijas como lo hacía antes". "Me da miedo", asegura.

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La remodelación ha afectado de lleno a los usuarios de la vía, muy frecuentada por familias, ya que en el entorno se encuentran varias escuelas e institutos. Otro de estos afectados es Alexio Rodríguez, vecino del municipio que se desplaza en silla de ruedas y con un 'handbike'. "Ya no puedo ni ir por la acera ni por la carretera, la policía ya me lo ha dicho", asegura. Hasta ahora, Rodríguez había circulado siempre por el carril bici segregado. Ahora, la acera que bordea la calzada en el paso subterráneo es demasiado estrecha para él. Se desplaza hasta la estación para poder llegar al centro del pueblo.

Como Puliti opina Jessica, que también usa la avenida cada día para ir con sus hijos a la escuela. "No entiendo por qué no han aprovechado que la acera es ancha para hacer un carril bici por encima, me gustaba más cuando íbamos por separado con los coches", asegura. "Algunos días hemos tenido que cambiar el recorrido que hacíamos desde el Pueblo [el centro de la ciudad] y venir por calles que todavía no tienen carril bici para sentirnos más seguros", denuncia.

Como ocurre siempre, hay opiniones para todos los gustos. Julio Gracia, conducto de un coche, opina en cambio que la reapertura le permite reducir el tiempo que tarda con su vehículo para recoger cada día a su nieto del colegio. Hasta la reapertura de la avenida tenía que desviarse por la Avenida Constitución y la zona de la avenida 303 de la ciudad, un área ahora "aliviada de tráfico" según el concejal Paredes. "Vengo todos los días a por el crío, a mí el cambio me viene fenomenal", asegura desde su coche Gracia.

Una plataforma vecinal contraria a la reforma

Parte de las quejas ciudadanas sobre la eliminación del carril bici de la Av. Pineda son las que vehicula la plataforma L'Avinguda Pineda No es Toca, entidad que llevó a los tribunales el proyecto de remodelación de la calle el pasado julio. Su portavoz, Cristina Rovira, cree que la decisión de devolver el doble sentido de la circulación a la avenida no es una decisión "basada en datos". "No se ha hecho un estudio de impacto ambiental, no ha habido ninguna justificación clara ni basada en datos sobre por qué se estaba tomando esta decisión. El argumento que nos ha dado el PP es que esto se hace en base a una medida de un programa electoral", denuncia.

Para Elba Izquierdo, vecina de la zona y miembro de la plataforma que se opone al cambio, el problema está en que ahora el bienestar de los ciclistas "depende del civismo de los conductores" cuando con el carril segregado "cada uno tenía su sitio". Según Izquierdo es difícil que los coches respeten el límite de velocidad de 20 km/h puesto por el ayuntamiento.

Además, para Izquierdo, la reforma tampoco ha descongestionado el pueblo, como prometía el ayuntamiento. "La avenida ya no es una vía rápida ni la única de acceso al pueblo", esgrime Izquierdo que defiende que este argumento ha sido la forma del ayuntamiento de "venderlo".

Enrique Osimani denuncia, además, que el consistorio ha olvidado el primer tramo de la Avenida, que queda por encima del paso subterráneo. "Los que pagamos impuestos de este lado [de la vía del tren] lo hacemos para nada", se queja mientras señala la acera delante de su portería que no se ha renovado pese a los distintos cambios que ha sufrido la misma calle a otras alturas.

Pese a las quejas, el concejal Paredes cree que "los conductores han interiorizado muy bien que esta vía es de los ciclistas". Además, cree que los radares pedagógicos que colocaron y la presencia diaria de la policía local en la zona ayudan a los conductores. Desde de la plataforma niegan que la Policía Local haya estado todos los días en el área y reprochan al ayuntamiento no potenciar "la infraestructura ciclable" en Castelldefels.

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