Mi hijo es propietario de un ático con acceso a una terraza que es cubierta comunitaria. La vecina del piso inferior sufre humedades que provienen de la terraza, pero puso una denuncia a mi hijo, sin incluir a la comunidad. El perito llamado por la vecina hizo un informe de las humedades, pero no subió a la terraza en ningún momento. La sorpresa fue cuando en el juicio este señor se enfrentó al perito judicial, que sí subió a la terraza y en cuyo informe no observó que se hubieran hecho obras. Pero aún me llevé una sorpresa mayor, y rabia, cuando la jueza sentenció que mi hijo era culpable de haber realizado el cambio de un sumidero y de una tubería empotrada bajo el suelo. Le condenó a pagar una indemnización, gastos y costas judiciales, así como a realizar unas obras comunitarias que le obligan a destruir la prueba (suelo original, sumidero y tubería) de que no hubo tales obras. La sorpresa y la rabia se convirtieron en indignación cuando, al apelar a la Audiencia Provincial, ésta dio la razón a la jueza. Es una absoluta injusticia. No me extraña que haya inocentes en las cárceles.
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