Lunes, 17 de junio del 2013 Ruth Sala (Barcelona)

Muchas veces la problemática de la violencia doméstica queda reducida a una pequeña noticia. Hace un par de semanas, han muerto cuatro mujeres por violencia doméstica. Para mí, eso evidencia la realidad, que estamos ante un gran drama social. En la práctica, podríamos decir que solo salen a la luz del procedimiento judicial entre un 10 y un 20% de las "realidades" familiares que están viviendo. (Estos datos no son contrastados, son a "ojo" por lo que he visto en mi día a día.

Veo como todas las instituciones "llenan" de protocolos, pero la Justicia carece este punto de humanidad. Desesperadamente las mujeres inician un procedimiento judicial en el deseo de ver como su agresor es castigado, pero la realidad es (este dato no invento ...) que el 80% de los casos juzgados, terminan en Absolución. De ahí, las víctimas generan una frustración y depresión indescriptible. Si llegar a un procedimiento judicial ya "cuesta", si llegar a una primera vista oral a los ocho meses de haber interpuesto la denuncia ya cuesta, si mantenerse serena durante todos estos meses antes de que se celebre el Pleno ya cuesta... ¿Qué coste emocional puede tener a la vez para esta víctima ver que no hay ninguna institución, ni siquiera la judicial que pueda acabar con su agonía?

Profesionalmente acompaño el procedimiento judicial, reglado o sistemático por el que debe pasar la víctima. Pero cada vez tengo más claro que lo que necesita la víctima es un acompañamiento emocional, una ayuda real para construirse a sí misma como persona, a tener de nuevo valor para vivir, para salir adelante, para sentirse fuerte. Casi diría que me tiro piedras a mi techo, pero, sinceramente, recomiendo no buscar en el procedimiento judicial la justa venganza o castigo por todo lo vivido. Normalmente no llega.

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