En Llanars/Vilallonga de Ter, en el valle pirenaico de Camprodon, han talado de forma total un bosque de grandes proporciones en aras de conseguir materia para la biomasa y añadir tierra de pasto para el ganado. Es difícil entender que se necesiten pastos, cuando de año en año se percibe claramente en la zona que grandes espacios de prados y antiguos campos de labranza van siendo absorbidos por las retamas, helechos y demás sotobosque por la falta de ganado, que va disminuyendo año tras año y ya no pasta en ellos. La tala de árboles para la biomasa se nos presentó como una oportunidad para hacer talas selectivas y sanear los bosques, a veces demasiado espesos. Pero el bosque al que hago mención tenía una masa arbórea joven, con distancia entre árboles y un sotobosque limpio, ya que servía de pasto habitualmente. Los árboles protegían la hierba, reteniendo la humedad, y le proporcionaban sombra. Cuando veo que en aras de la biomasa se talan árboles de gran tamaño de los caminos y zonas enteras de los bosques, pienso que se persigue una facilidad en la obtención de la madera que prima sobre los intereses de la naturaleza, ante la indiferencia de quien debería velar para que esto no ocurriera.
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