Sábado, 30 de agosto del 2014 Jordi Guasch (Barcelona)

Es muy difícil, por no decir imposible, publicar un manuscrito para alguien que quiere ser escritor profesional y posee talento para ello. Cuando se envía una propuesta a una editorial, o recibes un e-mail mecánico con las excusas de siempre o bien, y es lo más frecuente, ni contestan. Queda la opción de autoeditarte el libro o hacerlo en una pequeña editorial. En ambos casos se necesita distribución y publicidad, lo esencial para que se conozca tu obra. Por propia experiencia sé que editar tu manuscrito en una editorial de corto alcance implica que tu obra muere nada más firmar el contrato. Y para hacerlo por tu cuenta se necesita dinero y una capacidad logística de la que carezco, y eso tampoco garantiza la promoción. Así pues, los escritores desconocidos estamos condenados al ninguneo. Mientras, casi todas las novelas que venden, de editoriales medianas o grandes, tienen un estilo pobre, una prosa y un vocabulario bastante mediocres y argumentos convencionales. ¿Es lo que desean los lectores? He dedicado dos años de autodisciplina a una labor obsesiva por lograr excelencia literaria, con enorme ilusión y esperanza en una novela. Pero, pese al apoyo total de quienes valoran mi talento, solo he logrado transitar por un sendero de decepción, sufrimiento e impotencia, estrellándome contra el muro de siempre. Yo sirvo para crear historias que quienes las han leído califican de muy originales y bien escritas, no para enfrascarme en complejos procedimientos logísticos o pelearme con editores.

Si quiere debatir sobre este tema, escríbanos aquí

Compartir: