Soy profesor asociado a tiempo parcial de la Universitat Politècnica (UPC) y me veo en la obligación moral de extender mi malestar por los recortes en esta universidad (y en otras) siguiendo unos criterios que no tienen nada que ver ni con la justicia ni con la excelencia. Hace uno o dos años, el señor Castellà, secretario de Universitats de la Generalitat, dijo que recortaba a todos los "falsos asociados" porque se trataba de ilegales. Hace trece años que estoy en la UPC, esta práctica siempre ha existido y nadie hacía aspavientos hasta la llegada del señor Castellà. Ahora es el turno de los auténticos asociados. Al viejo argumento se le ha dado la vuelta como un calcetín y se ha convertido en nuevo: los auténticos asociados ya tienen otro trabajo y, por tanto, bastante cojín (recordad que de falsos sin trabajo ya no quedan). Así que todos los asociados a la calle sin contemplaciones. El recorte de todos los asociados solo se explica por la facilidad del procedimiento: solamente hay que dejar de renovar el contrato anual. Durante trece años, he firmado un contrato temporal (de unos 500 euros por hacer las mismas horas de clase semanales que los titulares: ¿es moral?) donde todavía había una cláusula insultante donde se estipulaban los primeros 15 días de prueba. ¿Y la excelencia? Lo más chocante es que no se haya tenido en cuenta el currículum a la hora de recortar. Qué gobernantes tan malos con las tijeras...
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