Si los partidos tiran cada uno por su lado y no usan la estrategia a la hora de hacer la futura consulta, los que quieren dejar las cosas como están lo conseguirán, y ni España ni Europa entera nos tomarán nunca en serio. La consulta podría ser más o menos así: «¿Estaría de acuerdo con que Catalunya pactara con el Estado español un concierto con completa independencia fiscal, cultural y lingüística? Y en caso de un nuevo rechazo, ¿aceptaría que Catalunya se federase con el Estado español, con completa independencia fiscal, cultural y lingüística? Y si esto no fuera concedido, ¿aceptaría que Catalunya se escindiera del Estado español?» O, para simplificar: «¿Quiere que Catalunya tenga completa independencia fiscal, cultural y lingüística?». Considerando que España solo nos quiere por la cuestión del territorio y para engrosar el tesoro del Estado, pero no nos soporta por el hecho cultural y lingüístico, ya nos podemos olvidar de pactos y confederaciones. ¿Qué harán los ciudadanos, liderados por CiU, de no poder conseguir este pacto o soberanía fiscal en primera instancia? ¿Verán como buena la opción del federalismo, promovido por ICV y el PSC? (Estos deberían aclarar qué es para ellos el federalismo). Esta opción también sería inviable, debido a que el nacionalismo español también rechaza el federalismo. ¿Qué harán, pues, estos dos partidos? ¿Se quedarán 40 años más de brazos cruzados? ¿O se juntarán con los que reclaman, como última opción, la secesión de un trozo de España que es reiteradamente maltratada por el resto?
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