Soy dueño de una pequeña agencia de viajes, y sigo con atención la delicada situación de Iberia. Hoy en día, cuando es el sector turístico y de transporte el único que apenas puede aportarle ingresos a nuestra maltrecha economía, el conflicto laboral en nuestra principal compañía aérea me parece muy grave. Al principio pensaba que la causa de las cuantiosas pérdidas de la compañía era la inflexibilidad de los trabajadores de esta antigua empresa pública, donde todavía imperaba una mentalidad estatal y derrochadora. Además de una dudosa gestión, la supuesta fusión entre iguales de Iberia y British Airways ha sido en realidad una fagocitación gratuita por parte de la aerolínea inglesa. Ya es imposible ocultar que esta estaba en quiebra técnica, y hoy crece en rutas, aviones y empleados, mientras nuestra antigua compañía de bandera, con 10 años consecutivos de beneficios y muy buenas perspectivas de crecimiento en el mercado latinoamericano, hoy tiene pérdidas y se asoma a un conflicto laboral de consecuencias impredecibles que puede afectar de manera dramática a la campaña navideña de todo el sector. No entiendo cómo se ha podido llegar a semejante situación, pero confío en que quienes aún puedan detener este conflicto, hagan todo lo posible para evitar que huelgas, retrasos y despidos sean la imagen del turismo español que transmitimos al mundo. Además, creo fundamental que se establezca un verdadero plan de futuro y saneamiento para una compañía que sigue identificándose con la marca España.
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