¿Cuál es el riesgo real de la Covid-19 en este momento y quién debería tener más cuidado?

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Extremadamente hartos de las limitaciones que la pandemia de la Covid-19 trajo a nuestras vidas, queremos olvidarnos cuanto antes del dichoso coronavirus.

En la práctica ya nos comportamos como si el SARS-CoV-2 estuviese vencido.

Incluso parece que nuestras autoridades están compitiendo entre ellas para ver quién es la primera en eliminar las restricciones y volver lo más rápido posible a la normalidad.

Y a nivel individual, quien más quien menos también ha relajado significativamente las medidas de autoprotección.

¿Lo estamos haciendo bien?

En este contexto es importante plantearse si nuestros deseos no estarán impidiéndonos analizar objetivamente la realidad.

¿Cuál es el riesgo real de la Covid-19 en este momento y cuál puede ser en un futuro próximo?

Indudablemente la situación es muchísimo mejor de lo que era. Sobre todo en algunos países como el nuestro, donde la gran mayoría de la población está vacunada, la presión hospitalaria es baja y las tasas de contagios y muertes son apenas una pequeña fracción de lo que lo fueron durante los malos tiempos.

Sin embargo, siento decirlo, no todo son buenas noticias.

La incidencia está aumentando ¿no importa?

Aunque nuestras autoridades consideran que por debajo de los 50 infectados por 100.000 habitantes el riesgo es bajo, numerosos estudios, tanto en modelos matemáticos como en pandemias animales, indican que las cifras de riesgo bajo solo se alcanzan realmente cuando hay menos de 5 infectados por 100.000 habitantes.

Por encima de esta cifra el riesgo de un repunte es siempre considerable.

En este sentido la incidencia acumulada (sobre los 14 días previos) está aumentando significativamente en varias provincias. Como por ejemplo:

– Creció un 154% en Salamanca,

– Un 127% en Ávila,

– Un 115%, en Segovia,

– Un 74% en Castellón,

– Un 50% en Asturias,

– Un 40% en Navarra…

Datos que demuestran que el riesgo de contagiarse sigue existiendo.

¿Y la llegada de Delta plus?

Tampoco es alentador pensar que la variante Delta Plus, la más contagiosa de las todas las variantes de SARS-CoV-2 conocidas hasta la fecha y ante la que las vacunas se muestran menos eficaces, ya ha llegado a España.

Conviene tener en cuenta que hemos basado nuestra guerra contra la pandemia principalmente en una sola arma: las vacunas.

Conseguimos vacunar a una parte muy importante de la población con la pauta completa y hoy somos uno de los países del mundo con mejores cifras de vacunación.

Pero puede que no todo siga yendo tan bien como parece.

Entre abril y julio de este año la velocidad de vacunación fue tremenda. En apenas cuatro meses pasamos de poco más de dos millones y medio de vacunados con la pauta completa, a más de 27 millones.

Pero desde principios de septiembre se observa un descenso significativo en el ritmo de vacunación.

Las cifras de vacunación también se están estancando en muchos países desarrollados a un ritmo bastante mayor que en España, y no precisamente por falta de vacunas o de medios para administrarlas.

La mayor parte de este descenso en las cifras de vacunación está ligada a los antivacunas.

La otra ventaja de las vacunas

Las vacunas han demostrado con creces su extraordinaria seguridad.

– Ya se han administrado más de 6.870 millones de dosis en todo el mundo sin que se hayan producido problemas importantes.

– También han demostrado su gran eficacia a la hora de proteger de la muerte y de las formas más graves de la enfermedad.

– Y han reducido enormemente los contagios, limitando extraordinariamente la cantidad de virus circulantes producidos por los vacunados que se contagian.

Todo esto se nota en la enorme mejoría en la situación de los países que tienen un mayor porcentaje de su población vacunada con la pauta completa.

Pero, contrariamente a toda lógica, en los países avanzados las posiciones de los antivacunas son cada vez más fuertes. Y están generando un daño irreparable que la sociedad no ha encontrado la forma de contrarrestar.

El daño de los no vacunados

Cabe recordar que cuando un no vacunado se contagia, la carga viral que libera es muchas veces superior a la carga viral que libera un vacunado que también haya desarrollado la enfermedad. Y unas 12 veces más que la de un vacunado.

Numerosos trabajos han estimado que un no vacunado presenta una carga viral que, en el mejor de los casos, es unas 12 veces mayor que la de un vacunado. y a menudo mucho mayor.

Por eso los no vacunados pueden contagiar a mucha más gente y con dosis infectantes mucho más altas que los vacunados.

No solo eso. Las mutaciones solo se producen durante la replicación del genoma del coronavirus.

Como el SARS-CoV-2 se replica mucho más dentro de un no vacunado que en un vacunado, los no vacunados tiene una probabilidad mucho mayor de que en ellos surjan nuevas mutaciones que hagan más infectivo al coronavirus y que le den la capacidad de escapar de la vacuna.

Lo más probable es que las nuevas variantes como la Delta o la Delta plus se hayan originado en no vacunados.

Así, los no vacunados no solo se ponen en peligro ellos mismos, sino que aumentan extraordinariamente el riesgo que corremos los vacunados.

Ahora, los no vacunados no son la mejor compañía

Así que una de las mejores medidas que puedes tomar a nivel individual es mantenerte lo más lejos posible de los no vacunados. Asegúrate de que las personas con quienes tienes un contacto más cercano están vacunadas.

También hay que hablar claro. Genocidas europeos como Radovan Karadžić, Slobodan Milošević o Ratko Mladic, condenados a perpetuidad por su papel en la limpieza étnica de Bosnia, fueron responsables de muchísimas menos muertes que las que produjo la Covid-19 entre quienes no se vacunaron siguiendo las consignas de una serie de gurús antivacunas.

La sociedad debería encontrar la manera de defenderse de individuos tan peligrosos e irresponsables.

Esta semana han muerto tantos como en una semana de la Segunda Guerra Mundial

También sigue siendo preocupante la situación a nivel mundial. Conviene analizarla ya que el coronavirus no entiende de fronteras.

Alrededor de 50.000 personas murieron por Covid-19 durante esta última semana en todo el mundo. Para situar esta cifra en su contexto real pensemos que durante la Segunda Guerra Mundial los muertos por semana de todas las acciones bélicas conjuntas en los frentes de todo el mundo casi nunca se aproximaron a 50.000 muertes.

El 48% de la población mundial ya ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra la Covid-19.

Es sin duda una hazaña extraordinaria. Pero el reparto de vacunas a nivel mundial sigue siendo muy desigual y no se está consiguiendo una vacunación significativa en los países con menos recursos.

De este modo el SARS-CoV-2 dispone todavía de casi 4.000 millones de personas sin protección alguna a quienes puede infectar.

Esto asegura que durante mucho tiempo aún el coronavirus va a tener oportunidades de evolucionar rápidamente hacia variantes más infectivas capaces de escapar de la vacuna.

Y como no hemos sido capaces de cerrar nuestras fronteras al SARS-CoV-2, un mutante de escape altamente infectivo puede llevarnos a situaciones como las que vivimos en el año 2020.

Desafortunadamente las vacunas actuales también tienen sus limitaciones. Una de ellas es que con el tiempo los vacunados vamos perdiendo inmunidad. Sin duda serán necesarias nuevas dosis de recuerdo.

Todo parece indicar que tendremos coronavirus para rato.

¿Cuánto riesgo tengo yo?

Todos estos datos deberían hacernos reflexionar individualmente.

Lo mejor es que estimemos cuál es nuestro propio riesgo de padecer una forma de Covid-19 severa, que pueda llevarnos a largas estancias hospitalarias que terminen en la muerte o nos dejen graves secuelas.

Los CDC americanos, tras revisar miles de artículos científicos muy rigurosos, han elaborado una lista de los factores de riesgo que incrementan enormemente la probabilidad de padecer una forma de Covid-19 severa.

Son los siguientes:

– Edad.

– Fumar o haber fumado anteriormente, aunque se haya dejado.

– Alcoholismo,

– Obesidad y sobrepeso,

– Diabetes mellitus tipo 1 y Diabetes mellitus tipo 2,

– Afecciones cardíacas (insuficiencia cardíaca, enfermedades coronarias, miocardiopatías),

– Hipertensión,

– Todo tipo de cáncer,

– VIH,

– Inmunodeficiencias (en la actualidad se conocen más de 400 inmunodeficiencias crónicas hereditarias),

– Embarazo,

– Haber recibido un trasplante,

– Tomar corticoesteroides,

– Asma,

– Trastornos mentales (esquizofrenia, depresión),

– Síndrome de Down,

– Enfermedades cerebro-vasculares,

– Bronquiectasias,

– Displásia broncopulmonar,

– Hipertensión pulmonar,

– Embolia pulmonar,

– Enfermedad pulmonar intersticial,

– Tuberculosis,

– Enfermedad renal crónica,

– Enfermedades crónicas de hígado (cirrosis, hígado graso, hepatitis autoinmune…),

– EPOC,

– Anemia falciforme,

– Fibrosis quística,

– Talasemia

– Lupus.

Muchos de estos factores incrementan la probabilidad de morir por Covid-19 hasta en más de 500 veces.

Conviene recordar que aunque estemos vacunados y seamos jóvenes, si tenemos alguno de estos factores de riesgo debemos extremar la precaución.

Podría salvarnos la vida.