Kuru: la terrible enfermedad originada por el canibalismo, que valió un premio Nobel

Kuru: la terrible enfermedad originada por el canibalismo, que valió un premio Nobel

Kuru: la terrible enfermedad originada por el canibalismo, que valió un premio Nobel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Son muchas las enfermedades infecciosas que afligen a la Humanidad. Las más habituales son causadas por virus y bacterias, además de bastantes hongos.

Pero hace unas décadas, en la isla de Nueva Guinea, apareció una terrible enfermedad que desencadenó el terror entre los indígenas y de la que no se sabía cuál era su origen.

Fue a principios de la década de 1950 cuando se describió una nueva enfermedad en la tribu Fore, en el este de Nueva Guinea.

Se trata de la segunda isla más grande del mundo, solo por detrás de Groenlandia, y aún hoy día permanece ampliamente inexplorada.

Alerta por unos extraños síntomas

En 1951, una patrulla de Australia – país al que por entonces pertenecía la mitad de la isla de Nueva Guinea – alertó de la presencia de personas con síntomas extraños.

A partir de entonces, diversos grupos de científicos fueron al lugar para evaluar y conocer más sobre este nuevo mal.

Los primeros síntomas eran temblores, dificultad para hablar y mala coordinación motora.

Algunas personas también empezaban a reír exageradamente y de manera incontrolable. Y por eso al principio, la propia tribu se tomaba la enfermedad casi como una broma.

Al ver que se reían tanto, llamaron a la enfermedad “negi-nagi”, la palabra usada para referirse a una persona tonta.

Pero en pocas semanas los síntomas avanzaban y aparecían temblores severos unidos a la imposibilidad de que el afectado se pudiese mantener en pie.

Meses después, llegaba la muerte.

Pensaban que era cosa de brujería

Al darse cuenta de la gravedad, la rapidez y los síntomas tan característicos de la enfermedad, los nativos creían que se trataba de fantasmas o brujería. Empezaron a referirse a ella como kuru que, en idioma Fore, significa «temblor con frío y fiebre».

Cuando llegaron las primeras expediciones científicas a investigar, la tribu afirmó que la enfermedad ya llevaba bastante tiempo entre ellos.

Sin embargo, las personas más ancianas comentaron que, en su juventud, la enfermedad no existía.

Además, los casos eran cada año más numerosos y eso hizo saltar las alarmas.

Se temía que pudiera convertirse en una epidemia peligrosa. Ya había afectado a tribus vecinas, y en algunas zonas la incidencia de casos era altísima.

Otro dato crucial era que, aunque las personas se aislaran de los enfermos durante años, acababan apareciendo casos. La enfermedad tardaba años en manifestarse.

Era probable que miles de personas estuvieran ya enfermas y aún no lo supieran.

¿Qué podía causar el kuru?

Debido a este último detalle, y como estaba solo extendida por la tribu Fore y algunos poblados vecinos, se pensó que era una enfermedad genética. Pero la expansión de casos hacía pensar lo contrario.

Diversas hipótesis circularon sobre cuál podría ser la causa del kuru. Se intentaron hacer cultivos en laboratorio. Se realizaron experimentos para intentar infectar a ratones. Pero nada parecía estar detrás de esta enfermedad.

Entonces se la relacionó con una enfermedad de las ovejas llamada Scrapie, muy extendida en el Reino Unido.

La apariencia del cerebro era muy similar. Y aunque no se conocía qué la causaba, se había comprobado que se transmitía en laboratorio inoculando material del cerebro de un animal enfermo a uno sano.

Basado en esto, la primera prueba publicada de cómo esta enfermedad atacaba a nuevas víctimas llegó en 1964. Dos chimpancés enfermaron con kuru 20 y 21 meses después de ser inoculados con trozos de cerebros enfermos.

Una enfermedad que valió un premio Nobel

Años después, la transmisión fue comprobada con cientos de animales más. El descubrimiento de que el kuru era transmisible le valió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina a Gajdusek en 1976.

Existía algo que cambiaba el cerebro de las personas y saltaba de una a otra. Pero no se conocía la razón inherente. La tenebrosa verdad no se desveló hasta algunos años más tarde.

Los Fore eran una tribu endocaníbal. Las personas que morían no se enterraban o quemaban, sino que se servía un banquete con su cuerpo.

Prácticamente todo el cadáver era consumido, incluyendo huesos y cerebro. Lo único que dejaban atrás era la glándula biliar porque era muy amarga.

De esta forma, según su tradición, el conocimiento del finado pasaría a las personas que lo consumieran, preservándose durante generaciones.

El canibalismo como causa

El canibalismo, aunque era una práctica conocida por todos los científicos que estudiaban la tribu, no se pudo asociar formalmente a la enfermedad hasta 1984.

Un total de 65 personas enfermas fueron interrogadas. Se llegó a la conclusión que todas ellas participaron en esos “banquetes” fúnebres. Aunque alguno hacía más de 25 años.

Esta tradición estaba cada vez menos extendida, lo que se relacionó también con la disminución de casos en los años 80.

Se pensó que era un pequeño virus, de avance muy lento, que causaba la degeneración del cerebro y se transmitía por el consumo de los cadáveres.

Pero el supuesto virus nunca se descubrió y, al final, el kuru resultó ser causado por un prion: una proteína “mal doblada”, presente en el cerebro de las personas enfermas y que poco a poco cambiaba la conformación de las proteínas “sanas”.

Su origen probablemente fuera genético.

Una persona, de manera espontánea y aleatoria, tuvo un cambio en su proteína PrPn, que es una glicoproteína presente en el cuerpo humano de manera normal.

A partir de ahí esta proteína prion empezó a modificar todas las proteínas PrPn sanas dentro de su cuerpo.

Y los componentes de la tribu de los Fore, al practicar canibalismo, consumieron esta proteína al comer a la persona enferma, ya muerta.

Y así se extendía por el cuerpo de los caníbales la proteína prion, expandiendo el kuru sucesivamente.

Parecida a la enfermedad de las vacas locas

En humanos esta enfermedad ya se conocía antes del kuru como Creutzfeldt-Jacob, pero se pensaba que era genética y no transmisible.

En otros animales mamíferos también tiene análogos.

El Scrapie de las ovejas, la enfermedad que se relacionó con el kuru, es causado también por un prion. Y la encefalopatía espongiforme bovina, más conocida como enfermedad de las Vacas Locas, también la origina esta proteína.

Esta última enfermedad ocasionó una importante epidemia en Reino Unido a finales del siglo XX.

Más de dos millones de vacas tuvieron que ser sacrificadas.

Un total de 177 personas murieron por comer carne con el prion.

El problema fue que los granjeros ingleses alimentaban a las vacas con harina de carne hecha con los despojos de otras vacas. Y empezando con una res infectada, cientos de miles de animales acabaron por contraer la enfermedad.

Una grotesca repetición de la historia. El causante principal de todo el brote de enfermedad de las vacas locas, al igual que con el kuru, fue el canibalismo.