Cómo tratar el síndrome génito-urinario y la pérdida de deseo sexual en la mujer
La disminución gradual de estrógenos (hormonas femeninas) y otras hormonas sexuales en la peri y postmenopausia provoca cambios genitales, urinarios y del suelo pélvico, lo que a su vez condiciona unos síntomas que se engloban en la siglas SGM (síndrome genitourinario de la menopausia). Se estima que lo padecen el 90 por ciento de las mujeres de 55 a 75 años. Repercute negativamente sobre su salud general y su sexualidad.
Síntomas
El SGM produce una atrofia de la piel y la vulva con disminución de los labios menores (incluso llegan a desaparecer) y estenosis del introito vaginal. Asimismo, se acorta la vagina y disminuyen sus pliegues. Puede aumentar el pH vaginal (habitualmente es ácido, por la presencia de lactobacilos), favoreciendo la predisposición a infecciones de orina; también puede presentar urgencia miccional y dolor con las relaciones sexuales (dispareunia), con la consiguiente pérdida del deseo sexual (libido). Es bien sabido que la menopausia afecta negativamente al suelo pélvico al disminuir el colágeno de los tejidos ligamentosos que lo soportan, afectando significativamente a la función sexual y a la calidad de vida de la mujer menopáusica.
Sexualidad y SGM
La sexualidad es una parte integral de la mujer. No solo está relacionada con la reproducción de la especie, sino también con el placer. Pero con la edad disminuye la actividad sexual, aunque muchas mujeres mantienen relaciones sexuales en edades avanzadas. Bien es cierto que, por los cambios que se originan ante la disminución de estrógenos con la menopausia, durante la actividad sexual puede haber una disminución de sensibilidad del tejido vulvar, el clítoris, la vagina y el pezón. De igual manera, puede aparecer dispareunia debido al citado déficit estrogénico, lo que conlleva evitar nuevas relaciones sexuales. En muchas ocasiones, la falta de deseo sexual es el problema sexual más frecuente en la mujer.
Tratamiento
Se aconseja evitar el tabaco, pues se asocia con un déficit de estrógenos y, en consecuencia, intensifica el SGM. El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de sequedad vaginal, por lo que es interesante llevar a cabo una dieta saludable. Los ejercicios de Kegel para aumentar el tono muscular vaginal y del suelo pélvico pueden ser muy interesantes de cara a evitar prolapsos e incontinencia de orina y fecal. Lubricantes e hidrantes vaginales mejorarán la sequedad vaginal favoreciendo las relaciones sexuales. Durante la edad fértil, los lactobacilos producen ácido láctico, manteniendo un pH ácido a nivel vaginal, que es el principal mecanismo protector contra las infecciones a ese nivel.
Menopausia y SGM
Con la menopausia, el pH vaginal se vuelve alcalino, favoreciendo las vaginosis bacterianas y candidiasis, al igual que las infecciones de orina. Estrógenos locales y probióticos pueden ser necesarios para evitar todo este tipo de infecciones, pero para ello la mujer debe consultar con su médico habitual, que será quien le indique la pauta más indicada en su caso en particular.
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