Si el test serológico dice que tengo anticuerpos ¿ya no contagio ni me contagian?

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El Periódico

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Cuando se abrió la caja fuerte acorazada donde se guardaban bajo siete llaves y amenazas varias los test del coronavirus, miles de personas se apresuran a acudir a 'pincharse' para conocer el estado de su relación con el SARS-CoV-2.

Hay tanto interés social que en algunos lugares se han formado listas de espera superiores a diez días, y pagando 70 euros.

Además, muchas empresas decidieron ponerse manos a la obra y realizar por su cuenta pruebas a sus empleados. Y hasta algunos ayuntamientos han hecho el test a todos sus ciudadanos.

La cuestión es que continuamente todos queremos saber si aquel dolor de cuerpo, ese malestar que duró un par de días, la 'gripe' que pillamos en enero, la tremenda sensación de cansancio de febrero, el catarro que no se iba... han sido realmente provocadas por un coronavirus sin descubrir.

Como dice una eminente investigadora americana, «todos en Nueva York están convencidos de haber pasado la Covid-19».

Y todos, allí y aquí, con una misma esperanza que lleva por nombre la nueva palabra mágica: INMUNIDAD.

La razón de tanto pinchazo y tanta prueba va mucho más allá del morbo y tiene casi todo que ver con nuestras expectativas de futuro.

¿Tengo anticuerpos? ¿Soy inmune? ¿Durante cuánto tiempo? ¿en qué condiciones?

Y a partir de ahí buscamos nuevas respuestas: ¿Entonces puedo ir a ver a la abuela? ¿o a mis padres que son de riesgo y llevan meses solos y recluidos en casa? ¿Puedo trabajar sin riesgo y volver a cobrar?

¿Y si tengo los anticuerpos y alguien necesita mi plasma?

Pero esta enfermedad es demasiado 'joven' y sólo estamos comenzando a tener las primeras respuestas a todas esas preguntas. Queda mucho camino por andar, aunque la investigación científica va avanzando en su conocimiento y sacando conclusiones... que parecen muy bien encaminadas pero aún es necesario verificar. Y podrán cambiar una o varias veces.

Test serológico

La prueba en cuestión que todo el mundo se quiere hacer se llama 'test serológico de anticuerpos en sangre para el virus COVID-19'.

Y es importante saber que esta prueba, a diferencia de la hoy famosa PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) no detecta directamente el virus sino nuestra respuesta inmunológica contra el patógeno.

Por eso podemos saber, a cambio de un poco de nuestra sangre, si hemos tenido dentro el SARS-CoV-2 y nuestro sistema inmunitario ha generado anticuerpos para combatirlo. Lo que sería tener IgG positivo.

Por cierto, sobre la cantidad que le diga su prueba no saque conclusiones por su cuenta, porque hay mediciones diferentes y se manejan cifras distintas según 'el fabricante'.

Así que, en cuanto a la manera de proceder una vez tenga el resultado, ¡calma!

Porque las respuestas siguen sin ser científicamente claras, aunque ya tenemos estudios que comienzan a darnos esperanzas.

Tenga en cuenta que sólo algunos anticuerpos son capaces de luchar contra el virus y derrotarlo: los anticuerpos neutralizantes. Y el siguiente paso para los investigadores es identificarlos y saber qué cantidad de ellos se necesita para bloquear el virus y prevenir la reinfección.

Por eso los científicos llevan tiempo trabajando en el desarrollo de una prueba de anticuerpos neutralizantes que permita evaluar a muchos pacientes y dé un resultado fiable de quién es realmente inmune.

Mientras, y es un nuevo aviso para quienes celebran sus cifras de anticuerpos en el papelito con el resultado del análisis, es necesario saber que tener anticuerpos, de momento, no significa necesariamente ser inmune y estar completamente a salvo. Por muy buena pinta que tenga. Que la tiene.

Primera conclusión: sí genera anticuerpos

El primer gran estudio científico sobre los anticuerpos está publicado en MedRxiv y, aunque aún no ha sido revisado por expertos, es tan fiable como todo lo que aparece en esta publicación científica.

En este estudio han llegado a la conclusión de que casi todas las personas que han tenido la enfermedad Covid-19, independientemente de la gravedad con que la hayan pasado y de su edad o sexo, producen anticuerpos contra el virus.

Y aunque todavía no está claro cuánto tiempo duran, lo podemos considerar una muy buena noticia.

Porque los anticuerpos son moléculas inmunes producidas por nuestro organismo para combatir los patógenos, y cuando hay una presencia real de anticuerpos en la sangre, habitualmente eso significa que existe al menos cierta protección contra el 'invasor'.

Tan es así que los funcionarios de salud de varios países, incluido Estados Unidos, han depositado grandes esperanzas en los test serológicos como pruebas que identifican los anticuerpos, porque teóricamente podrían permitir decir en el futuro (si se confirma) quién es inmune y puede desarrollar una actividad completamente normal.

Inmunidad de escudo

Existen ya investigaciones que hablan de una estrategia según la cual las personas inmunes podrían reemplazar a las personas vulnerables, especialmente en entornos de alta transmisión como los hospitales.

Se trataría de crear así lo que los investigadores llaman «inmunidad de escudo» en la población, tal y como aparece publicado hace unas fechas en la revista 'Nature Medicine'.

Sería una de las consecuencias fundamentales de la inmunidad, si se llega a comprobar, tanto para la salud como para la economía.

No olvidemos que hasta ahora seguimos viendo que la mitigación y la supresión de nuevos casos de infectados sólo parece lograrse con estrategias que se centran en limitar las interacciones entre humanos. Y eso podría ser social y económicamente insostenible a largo plazo.

Así que este equipo de científicos ha desarrollado y analizado un modelo de intervención epidemiológica que aprovecha las pruebas serológicas para identificar y desplegar individuos recuperados en sustitución de otros vulnerables, «con el objetivo de desarrollar la 'inmunidad de escudo' a escala poblacional».

El objetivo es ayudar a mantener la actividad necesaria para el funcionamiento de los bienes y servicios esenciales, a la vez que se reduce la probabilidad de transmisión.

Los investigadores aseguran que «Nuestro enfoque de 'inmunidad de escudo' podría reducir sustancialmente la duración y la carga general del brote actual». Sobre todo, teniendo en cuenta que es una fórmula perfectamente compatible con el distanciamiento social.

Pero este modelo, como tantas otras cosas de nuestra relación presente y futura con esta pandemia, depende fundamentalmente del valor que realmente tengan las pruebas serológicas como parte de las estrategias de intervención.

Estudios mayores

Hasta ahora varios estudios pequeños habían dado razones para esperar que las personas que han tenido Covid-19 tengan también algo de inmunidad durante un período de tiempo.

Pero una nueva investigación, la más grande hasta el momento, llega a conclusiones esperanzadoras con resultados de 1.343 personas, aunque toda ella se ha desarrollado en y alrededor de la ciudad de Nueva York.

El estudio alivia la inquietante preocupación de que solo produzcan anticuerpos las personas que han estado gravemente enfermas. Y llega a afirmar que incluso las personas que solo tuvieron síntomas leves produjeron una cantidad saludable de anticuerpos. Y ocurre, según han comprobado, «independientemente de la edad y el sexo».

Esta investigación llevada a cabo por el equipo del Dr. Krammer, realmente muestra que la mayoría de las personas desarrollan anticuerpos y que existe una muy buena correlación entre esos anticuerpos y su capacidad para neutralizar el virus.

El proyecto que lidera la Dra. Ania Wajnberg, también fue aprendiendo según avanzaba.

En un primer grupo de donantes, solo el 3 por ciento de los participantes habían sido atendidos en urgencias o habían sido hospitalizados. Los sujetos restantes tenían sólo síntomas leves o moderados, en lo que ha sido, según dice la doctora, «el grupo más grande analizado de personas descritas con enfermedad leve, que yo sepa.»

Inicialmente requerían que los donantes potenciales estuvieran libres de síntomas durante solo tres días, pero luego lo extendieron a 14 días.

El equipo evaluó a 624 personas que dieron positivo y se recuperaron. Al principio, solo 511 de ellos tenían altos niveles de anticuerpos. 42 tenían niveles bajos y 71 no tenían ninguno.

Sin embargo, cuando 64 de los sujetos con niveles bajos o sin niveles se volvieron a analizar más de una semana después, todos menos tres tenían al menos algunos anticuerpos.

Eso sugiere que el momento de la prueba de anticuerpos puede afectar en gran medida los resultados. Y aunque no estaban investigando eso en concreto, han encontrado evidencias suficientes para decir que probablemente 14 días también sea demasiado pronto para que se detecten los anticuerpos.»

Incluso hubo una diferencia entre los niveles a los 20 días frente a los 24 días, por lo que sugieren que el momento óptimo para una prueba de anticuerpos es mucho después de que terminen los síntomas. Al menos tres semanas después», dijo la Dra. Wajnberg.

Convencidos, pero sin anticuerpos

Debido a que las pruebas para diagnosticar la infección por coronavirus no estaban disponibles para la mayoría de las personas en la ciudad de Nueva York en el mes de marzo, los investigadores incluyeron en su estudio a otras 719 personas que sospechaban que tenían Covid-19 en función de los síntomas y la exposición al virus, pero en quienes la enfermedad no había sido diagnosticada.

En este grupo, los investigadores encontraron una imagen completamente diferente. La mayoría de estas personas, el 62 por ciento, no parecía tener anticuerpos.

Algunos de ellos pueden haber sido probados demasiado pronto después de su enfermedad para detectar anticuerpos. Pero la gran mayoría probablemente confundieron la gripe, otra infección viral o incluso alergias, con la Covid-19.

«Creo que literalmente todos en Nueva York piensan que han tenido el virus, y la gente no debería asumir que la fiebre que tuvo en enero era Covid y por eso ahora es inmune». dijo la Doctora Wajnberg.

Con anticuerpos, pero no diagnosticados

Otros expertos quedaron más impresionados por el porcentaje de personas que resultaron tener anticuerpos, a pesar de que el coronavirus nunca había sido diagnosticado en ellos.

El número sugiere que hay una gran cantidad de infecciones no diagnosticadas, como demostraría, por ejemplo, una encuesta de anticuerpos realizada por funcionarios del estado de Nueva York, que encontró que el 20 por ciento de los residentes de la ciudad habían sido infectados.

Otro hallazgo del estudio es que las pruebas de diagnóstico de PCR pueden ser positivas hasta 28 días después del inicio de la infección. Y ese dato también resulta importante, porque hace falta saber, ¿cuánto tiempo necesita el cuerpo para eliminar el virus? ¿Durante cuánto tiempo son contagiosas las personas?

Y la realidad es que aún no tenemos esas respuestas.

El caso de Corea del Sur

En cualquier caso, los científicos piensan que es muy poco probable que una prueba que dé positivo tanto tiempo después de que hayan aparecido los síntomas sea realmente un virus infeccioso.

Recientemente, los investigadores en Corea del Sur anunciaron que varios casos sospechosos de «reinfección» que habían aparecido, sólo fueron el resultado de pruebas de PCR que estaban recogiendo restos de virus muertos, y no infecciones reales.

El Dr. Krammer lo explica con ejemplos muy ilustrativos, como que el material genético del virus del sarampión puede aparecer en las pruebas seis meses después de la enfermedad. Y se sabe que los fragmentos genéticos de los virus Ébola y Zika persisten aún más tiempo en el cuerpo.

Aun así, los médicos consideran que hasta que haya una confirmación al respecto, es prudente que todos procedan como si una prueba de PCR positiva significara virus contagioso. Y pasen a estar aislados.

El siguiente paso

Ahora los expertos consideran que el siguiente paso sería confirmar que la presencia de anticuerpos en la sangre significa protección contra el coronavirus. Y eso depende, como decíamos al principio, de un subconjunto de anticuerpos que son los llamados anticuerpos neutralizantes.

Y aunque son varios los virólogos que consideran que lo más probable es que sí lo sean, hace falta una mayor evidencia científica para poder afirmarlo.

Pero la primera aproximación real la pone un trabajo del Dr. Krammer, admitido para publicar en 'Nature Medicine', que asegura que sus investigadores encontraron en aproximadamente una docena de personas, incluidas algunas que tenían síntomas leves, que el nivel de anticuerpos en la sangre correspondía al nivel de actividad neutralizante.

Por lo tanto, todos los que producen anticuerpos probablemente tengan cierta inmunidad al virus, dijo el Dr. Krammer: «Estoy bastante seguro de esto».

De todas maneras, aún no hay certeza científica de ello y puede que esté ya en marcha otra forma de evaluar la inmunidad, que sería mostrar que los anticuerpos purificados pueden prevenir la infección por coronavirus en un animal.

Pero quizás la pregunta más urgente, especialmente a medida que aumentan las investigaciones sobre vacunas, es cuánto tiempo podría durar esa inmunidad.

Incluso si los niveles de anticuerpos caen con el tiempo a niveles indetectables, siempre existe la posibilidad de que las personas pueden conservar cierta protección contra el coronavirus.

Las células inmunes llamadas células T, son soldados valiosos en la lucha contra los patógenos, y al menos un estudio ha demostrado que el coronavirus provoca una fuerte respuesta de estas células.

Las llamadas células de memoria, o células B, también pueden ponerse en marcha cuando se encuentran con el coronavirus, produciendo más anticuerpos.

Sin embargo, en última instancia, la respuesta a la duración de la inmunidad vendrá solo con paciencia.

A menos que alguien haya encontrado alguna manera de acelerar ese proceso, la única forma de saberlo es siguiendo a estos pacientes a lo largo del tiempo.

Y haciendo un seguimiento muy importante a los posibles casos de reinfección, con las complicaciones que ello puede representar para la vacuna.

Pero todo lo que está escrito en ese artículo es... a día de hoy. Porque estamos hablando de un virus con sólo meses de vida, muy desconocido aún y que todavía nos puede dar muchas sorpresas.

Así que iremos actualizando su contenido con la comprobación de nuestra comisión científica, para asegurarnos de que lo publicado sigue vigente.

Y la última revisión está realizada el 28 de septiembre de 2020.