PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CARDIOLOGÍA

Dr. Ángel Cequier: “Muchas enfermedades cardiovasculares son reversibles con dieta y hábitos de vida saludables”

El presidente de la Sociedad Española de Cardiología pone énfasis en el aspecto de la prevención y lanza un mensaje a los responsables políticos para reformular estrategias

Dr. Cequier

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El aumento de la incidencia de la enfermedad cardiovascular en la población española ha hecho saltar las alarmas entre los profesionales sanitarios. El presidente de la Sociedad Española de Cardiología, Ángel Cequier, pone énfasis en el aspecto de la prevención y lanza un mensaje a los responsables políticos sobre la necesidad de reformular estrategias y redirigir recursos para abordar la problemática.

-Dr. Cequier, ¿cuándo empiezan a deteriorarse las arterias coronarias?

La media de edad de los enfermos que sufren un infarto agudo de miocardio son los 60 años, pero el deterioro de las arterias puede iniciarse mucho antes, entre los 20 y 25 años. La progresión posterior a formas más graves dependerá de la presencia continua de los factores de riesgo (tabaquismo, diabetes, hipertensión arterial, colesterol elevado, obesidad, sedentarismo, etc.). La presencia conjunta de varios factores multiplica el riesgo. Un aspecto importante a destacar es que el grado de obesidad entre la población infantil española es de los más altos de Europa; esos niños son candidatos potenciales a presentar una cardiopatía isquémica precoz, que podría manifestarse antes de los 40-50 años.

-Y, ¿cómo se puede revertir la enfermedad coronaria?

Lo importante es que la reversibilidad y la posibilidad de control de la enfermedad son relativamente fáciles si la gente adquiere una cultura de la salud cardiovascular. Hay prácticas muy sencillas, como hacer ejercicio de manera regular, incluso de intensidad muy moderada. El ejercicio con constancia hace que el colesterol baje, que la diabetes se pueda normalizar, que la presión arterial elevada disminuya y que la persona pierda peso. Si, además, eliminamos el tabaco y realizamos una dieta saludable, la afectación puede mejorar de manera considerable. En resumen, la enfermedad coronaria es reversible y modificable, pero requiere una sensibilización de la población que es difícil de integrar.

-¿Por qué es tan difícil concienciar a la población respecto a las enfermedades del corazón?

El grado de sensibilización frente a las enfermedades coronarias es muy inferior al que existe alrededor de otras patologías, como por ejemplo el cáncer. El cáncer es una enfermedad que impresiona visualmente, de forma continua durante semanas o meses y con la que la población se identifica fácilmente. Las enfermedades cardiovasculares permanecen silentes y únicamente se reflejan y pueden identificarse de forma muy pasajera cuando el paciente es ingresado por algún tipo de inestabilización. Por eso el grado de impacto emocional de las enfermedades del corazón no es tan grande entre la población. Únicamente cuando se producen en algunas personas que trascienden mediáticamente (políticos, actores, futbolistas, etc.), la gente se sensibiliza y tiene conciencia, pero solo muy transitoriamente. No es un problema sencillo de resolver, y es una situación común a otros países de nuestro entorno. 

-¿Qué impacto ha tenido la covid-19 en el ámbito de la especialidad cardiovascular?

-La covid-19 ha desestabilizado a muchos enfermos cardiovasculares. Personas con problemas de corazón que estaban estables han empeorado, porque el coronavirus produce una inflamación muy generalizada y una afectación respiratoria muy importantes. Esto en una persona sana ya es complicado, pero lo es mucho más en pacientes que ya tienen una patología cardiovascular. En este año y medio de pandemia la continuidad asistencial de los enfermos de corazón crónicos se ha visto muy comprometida. La limitación de la asistencia presencial, la disminución en el número de exploraciones complementarias necesarias para confirmar diagnósticos, así como el aplazamiento de las intervenciones no urgentes está teniendo un impacto muy negativo. Aunque los enfermos que han requerido de una asistencia cardiológica urgente sí han recibido la atención adecuada en este período, no ha sido así en los pacientes crónicos que necesitan una continuidad asistencial.

-¿Cuáles son los retos de futuro de la especialidad?

-Dado que las enfermedades cardiovasculares están aumentando, cada vez se requerirá un mayor número de profesionales con conocimientos en este escenario. Otro problema añadido en el futuro es el económico. El desarrollo que ha habido alrededor de la especialidad, tanto desde el punto de vista de fármacos, técnicas diagnósticas como con nuevos dispositivos de tratamiento, se ha acompañado de un coste económico muy elevado en su aplicación por lo que pueden limitar su indicación de forma generalizada.

Como se ha demostrado con la crisis del coronavirus, nuestro sistema sanitario presenta una vulnerabilidad y una fragilidad muy importantes que se pueden acentuar en los próximos años. Tendremos un escenario complejo, porque vemos que no hay claras estrategias de planificación desde el punto de vista sanitario. La frecuencia de la enfermedad cardiovascular entre la población y el aumento de casos derivados del envejecimiento de la población obligan a una reformulación urgente de nuestro sistema sanitario porque son enfermedades de elevada mortalidad y que necesitan de muchos recursos. 

-¿Cómo está colaborando la industria biosanitaria en el desarrollo de la especialidad?

-La industria biosanitaria tiene un papel muy relevante en dar soporte a la docencia y a la comunicación científica. Las Sociedades Científicas debemos velar para que estos programas formativos y de actualización no estén condicionados. Adicionalmente su apoyo a programas de investigación puede ser imprescindible para poder desarrollar proyectos que intentan dar respuesta a escenarios asistenciales concretos. Un claro ejemplo es el apoyo que desde hace más de una década da Menarini al Registro RECALCAR de la Sociedad Española de Cardiología. Dicho Registro, puramente investigacional, ha generado múltiples publicaciones científicas en relación con la evolución y los resultados a lo largo del tiempo de diferentes procesos cardiológicos en España (infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, cirugía coronaria, etc.). 

-¿Para acabar, quiere añadir algún mensaje especial?

-Querría finalizar con dos mensajes, el primero: la enfermedad cardiovascular, sobre todo la enfermedad coronaria o cardiopatía isquémica, será cada vez más frecuente si no modificamos nuestros hábitos, pero es reversible. Con hábitos de vida cardiosaludables se puede revertir en gran parte la progresión de dicha enfermedad. El otro mensaje es: la situación de fragilidad de nuestro sistema sanitario, que la covid-19 ha puesto de manifiesto, obliga a una reformulación urgente de nuestra sanidad. El envejecimiento de la población, con un aumento muy importante en las enfermedades crónicas, entre ellas las enfermedades cardiovasculares, obliga a implantar una serie de líneas de planificación y estrategias para hacer nuestro sistema sanitario mucho más eficiente y sostenible.