El 'DAFO' de Xavier Trias

Haber gobernado conlleva cargar con aciertos y errores. Las sombras del mandato Trias (2011-2015) son arenas movedizas para la actual campaña electoral: desde la reforma de la Diagonal y el paseo de Gràcia y la privatización de aparcamientos, hasta la marina de lujo del Port Vell o el 'boom' de apartamentos turísticos.

Xavier Trias defendió que Junts se quedara en el Govern de la Generalitat junto a ERC. Amenazó incluso con echarse atrás y dejar al partido sin alcaldable en la capital. Pero la ruptura finalmente se consumó y Junts se ha quedado sin este altavoz y músculo.

Xavier Trias tiene 76 años. Es una incógnita si la edad disuade a parte del electorado potencial, pero lo que está claro -y así lo ha confirmado él- es que se presenta para un solo mandato. Y que dejará el consistorio antes si no gana. Que su sucesión no esté ya muy clara debilita la candidatura.

La discrepancia interna en Junts puede desmovilizar a sus bases. El sector unilateralista, encabezado por Laura Borràs, cuestiona sin disimulo la posición moderada del candidato. Y la condena y dimisión de Borràs son criptonita para el electorado de orden.

El exteniente de alcaldía Antoni Vives, condenado hace dos años por corrupción y ahora llamado a declarar por el 'Caso 3%', es un lastre para Trias. Pero el alcaldable lo defiende a capa y espada. La fiscalía tiene en el punto de mira las obras de Glòries que adjudicó Vives, lo que puede amargarle la campaña a Trias.

La transferencia de voto entre Junts y ERC es un factor de incertidumbre para ambos partidos. El electorado independentista está en recomposición y una remontada de Maragall puede costarle la victoria a Trias. Con encuestas tan reñidas, necesita que los republicanos flaqueen sí o sí para quedar él primero.

El 'efecto Trias' en las encuestas ha sorprendido incluso al propio partido y ha reforzado la marca personal del exalcalde dentro de Junts. Aunque ha tenido que hacer concesiones, puede dirigir la candidatura con más libertad al capitalizar este revulsivo.

La larga trayectoria de Xavier Trias le ha permitido forjarse una fama concreta: compañeros y adversarios coinciden en destacar un talante dialogante y poco amigo de la crispación. Una reputación que ha calado en el electorado, a base de años de repetición.

La imagen de Xavier Trias también está muy asociada al orden, tanto en materia de seguridad como en el terreno económico. Un bálsamo tentador para el establishment tras el Procés y la pandemia.

Los pactos postelectorales serán más decisivos que las urnas en Barcelona, a tenor de los sondeos publicados. PSC y Junts presentan programas con puntos en común y abren la puerta a un acuerdo que gusta mucho al empresariado de Barcelona.

Para deshacer un empate múltiple, la mejor baza de Trias es el voto útil de los detractores de Ada Colau. La alcaldesa tiene 'haters' en muchos frentes y Junts es la única formación con posibilidad de victoria que se cierra en banda a gobernar con los 'Comuns'.

Si en 2015 fue torpedeado en plena campaña con la noticia falsa de una cuenta en Suiza, ahora puede explotar que fue una operación de Estado para descabalgarle. Un buen argumento para el independentismo y un relato de 'reconquista' con potencial.