Gestión de los residuos

Mollet seguirá los pasos de El Prat y Manresa en la aplicación de contenedores inteligentes pero "más flexibles"

La ciudad implanta este otoño el sistema de recogida con tarjeta o app móvil, será la primera gran ciudad del Vallès Oriental, con más de 50.000 habitantes, en aplicar este modelo.

¿Cómo funciona un contenedor inteligente o cerrado?

BARCELONA 01/03/2025 Barcelona. Xavi, vecino de Sant Andreu tira la basura en los contenedores de basura inteligente en Sant Andreu (único barrio donde hay), detalle de la zona donde se acerca la tarjeta/llavero para que se abra. Barcelona está estudiando cómo implementar contenedores de basura inteligentes. FOTO de ZOWY VOETEN

BARCELONA 01/03/2025 Barcelona. Xavi, vecino de Sant Andreu tira la basura en los contenedores de basura inteligente en Sant Andreu (único barrio donde hay), detalle de la zona donde se acerca la tarjeta/llavero para que se abra. Barcelona está estudiando cómo implementar contenedores de basura inteligentes. FOTO de ZOWY VOETEN / Zowy Voeten / EPC

Clàudia Mas

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Mollet del Vallès
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Mollet del Vallès se suma a la revolución de los contenedores inteligentes. A partir de este otoño, la ciudad implantará un sistema de recogida de residuos más restrictivo, basado en control de acceso con tarjetas o aplicación móvil. El objetivo es pasar del anclado 35% de la tasa de reciclaje actual al 60% antes de 2030 como marca la normativa europea y reducir costes. El modelo, ya en marcha en más de 50 municipios catalanes, se aplicará en dos fases y convertirá a Mollet en el primer gran municipio del Vallès Oriental,  con más de 50.000 habitantes,  en adoptar esta medida, pero de forma "flexible". Aunque, para abrir los contenedores de resto, orgánica o envases, será obligatorio identificarse.

Lo hará siguiendo los pasos de municipios como Manresa o El Prat de Llobregat, al que, este último, la alcaldesa Mireia Dionisio define como su "espejo" por su morfología urbana y buenos resultados —allí se supera el 60% de reciclaje—. También se mira en Montmeló, un municipio vecino y más pequeño, que roza el 80% de recogida selectiva desde hace tres años.

“Hay mucho margen de mejora, y no podíamos esperar más”, señalan desde el gobierno local. El cambio arrancará el 27 de octubre en barrios como Can Pantiquet o Lourdes, y el 24 de noviembre en zonas como Plana Lledó o Can Borrell. La ciudad se dividirá en dos grandes áreas para facilitar el despliegue técnico y ciudadano. En total, se repartirán 25.000 tarjetas —dos por vivienda— que permitirán abrir los nuevos contenedores cerrados.

Más control, más flexibilidad

A partir de entonces, los contenedores de resto (gris), envases (amarillo) y orgánica (marrón) estarán cerrados y solo se podrán abrir con tarjeta o aplicación móvil. El de resto solo funcionará tres días por semana (martes, viernes y domingo), salvo excepciones como familias con personas que usen pañales. Los otros dos se podrán utilizar todos los días, pero también estarán controlados. Papel y vidrio seguirán siendo de libre acceso.

En comparación con otros municipios que han optado por modelos más estrictos, Mollet asegura el gobierno local, ofrece un enfoque más flexible. Se podrá abrir cualquier contenedor del municipio —sin asignación fija por domicilio— y más de una vez al día. “Queríamos aplicar el sistema en el mejor momento, pero sin romper la rutina diaria de las familias”, ha defendido la alcaldesa. Esta flexibilidad se reivindica como una seña de identidad frente a modelos más rígidos.

"Una apuesta política valiente"

Desde el Ayuntamiento se insiste en que el sistema es fruto de un trabajo largo, técnico y político. “Nos hemos preparado durante mucho tiempo para tener un modelo robusto, pero adaptado a la realidad de Mollet”, afirma Dionisio. En total se habilitarán nueve oficinas temporales, con 36 personas encargadas de repartir tarjetas, resolver dudas, entregar kits informativos y comprobar in situ que la tecnología funciona.

La inversión, de aproximadamente unos 600.000 euros, está íntegramente financiada por la Agència de Residus de Catalunya“Un vertedero es el fracaso de una sociedad que no ha sido capaz de dar una segunda vida a sus residuos. Y esto ya no es solo un problema ambiental: también es un problema económico”, ha sentenciado Pere Rodríguez, presidente del Consorci de Residus y alcalde de Montmeló. “La tasa debe cubrir el coste real del servicio”.

Bonificaciones e inspecciones

Una de las claves del sistema será el incentivo económico. Quienes utilicen la tarjeta al menos cinco veces al mes y hagan un uso correcto de los servicios municipales —como el punto verde o la recogida de trastos— podrán obtener una bonificación de hasta 27% en la tasa de residuos. En paralelo, se reforzarán las inspecciones para evitar el mal uso, aunque de momento no habrá sanciones por impropios (tirar residuos en el contenedor equivocado).

El sistema también contempla un trato diferenciado para los grandes generadores, como comercios o despachos. Se les hará seguimiento personalizado y se realizarán visitas y encuestas para ajustar el modelo sin dañar la actividad económica local. “No queremos que esto suponga un perjuicio para el tejido comercial”, remarcan fuentes municipales.

Desde el gobierno local reconocen que el proceso no será fácil. Hay sectores escépticos —e incluso hostiles— a los cambios, con discursos negacionistas o vinculados a la extrema derecha. Por eso se ha desplegado una campaña intensa de comunicación y reuniones con asociaciones vecinales y entidades. “Queremos llegar al máximo número de personas desde la pedagogía y la transparencia”, insisten.

La experiencia de municipios como Sant Celoni o La Llagosta demuestra que el éxito depende, en buena medida, del número de personas que recojan su tarjeta en las primeras semanas. A más participación, más aceptación. A menos, más resistencias. En Mollet se preparan para ambos escenarios. Y, como resumen la alcaldesa, “son decisiones difíciles, pero necesarias. Le debemos este esfuerzo a nuestra ciudadanía y a la salud del planeta”.