Inseguridad en Barcelona 2018-2023

El impacto de la delincuencia en las preocupaciones ciudadanas

Un reportaje de
Germán González (textos)
y Alex R. Fischer (infografías)

¿Es Barcelona una ciudad segura? Esta pregunta se la han ido repitiendo desde hace décadas tanto los dirigentes políticos como los gestores de la seguridad en la ciudad, o sus habitantes cuando eran víctima de algún delito. Pero la respuesta no es fácil. Al margen de intereses partidistas, lo cierto es que Barcelona es una urbe densamente habitada y un polo turístico que atrae a numerosos visitantes. Con ellos, siempre asociados, llegan también los ladrones.

Los principales delitos de Barcelona son robos y hurtos. En los últimos años también ha aparecido el fenómeno de la multirreincidencia, por lo que Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana han creado unidades especiales para combatirlo teniendo en cuenta el aumento de infracciones penales. Pero no siempre ha sido así.

Tras una subida en 2010, entre 2013 y 2016 la cifra de delitos en la ciudad se mantuvo estable. En 2017, año álgido del proceso independentista con el 1-O y del atentado yihadista en La Rambla, se inició un incremento de la delincuencia en la ciudad que culminó en 2018 con un 18% más de infracciones penales. Se trata de un año de inflexión que ha marcado la sensación de inseguridad en la ciudad hasta el día de hoy, como veremos en los gráficos que aparecerán más adelante.

Los expertos analizan cómo evoluciona la delincuencia a partir de tres varas de medir: el índice de victimización (porcentaje de barceloneses que dicen haber sufrido un delito), los datos de criminalidad que (hechos detectados y registrados por el Ministerio del Interior) y los problemas que más preocupan a los ciudadanos según el Barómetro Municipal del Ayuntamiento de Barcelona. De esos tres baremos se extrae que, después de que en 2009 hubiera un pico de inquietud con la seguridad, la capital catalana empezó la década pasada en niveles muy bajos.

En la primera mitad de la pasada década, la inseguridad no era una inquietud relevante entre la ciudadanía

La criminalidad en Barcelona fue descendiendo entre 2010 y 2015 y solo crecían delitos como robos en domicilio o hurtos. También la victimización de los habitantes de la ciudad disminuyó, alcanzado el nivel más bajo de la década en 2014. Paralelamente, la inseguridad, que en 2011 era uno de los problemas más importantes para los barceloneses, aunque no el más grave, descendió como inquietud en la percepción hasta cifras muy bajas en 2015.

Pero todo cambió
hace siete años...

La eclosión de 2018

En 2018 se dispararon en Barcelona los robos con fuerza y los hurtos. Son las tipologías penales que más se denuncian. Ese año uno de cada tres barceloneses aseguró que había sido víctima de un delito, lo que influye en la percepción de la seguridad. La ciudad se recuperaba tras varios años de proceso independentista y la inestabilidad política también afectó al desamparo. A finales de 2018 la seguridad era el principal problema de la ciudad.

El récord de 2019

En 2019 se superó la cifra de los 200.000 delitos en la ciudad, la más alta de la década, en un contexto también de crecimiento delincuencial en el resto de España y el sur de Europa. Pese a bajar los hurtos, en verano se dispararon los delitos violentos, con ocho muertos en dos meses y 8 apuñalados en una semana. En total hubo 17 homicidios y 51 intentos en Barcelona. Fue el año de los disturbios por la sentencia del 'procés' y por eso la percepción de inseguridad en la ciudad ese mes de diciembre alcanzó su máximo en el barómetro municipal.

La tregua del covid en 2020

En 2020 fue una tregua en el aumento de la delincuencia en Barcelona. Las medidas adoptadas para evitar propagar el covid, como el confinamiento o los controles de movilidad, hicieron bajar un 40% los delitos en la ciudad. Solo subió el tráfico de droga, relacionado con el envío de sustancias a través de mensajería o taxis, y las denuncias por estafas en internet y otros ciberdelitos, ya que la mayoría de la población teletrabajaba. Otro modelo de vida dio paso a una nueva forma de delincuencia. Sin embargo, los barceloneses seguían creyendo que la inseguridad era el principal problema de la ciudad.

Más calma pandémica en 2021

Todavía con restricciones en movilidad y con toque de queda, la cifra de delitos en Barcelona siguió baja, aunque creció un 6% respecto al año anterior. Al estar los locales y comercios cerrados descendieron los robos con violencia pero se dispararon las agresiones sexuales y otros delitos contra la libertad sexual. Por eso la Guardia Urbana puso en marcha los 'itinerarios seguros' para evitar abusos y violaciones. Fue el año de los 'botellones' y de los enfrentamientos con la policía cuando se pretendía evitar el toque de queda, además de asaltos a grupos en zonas de ocio.

Más multirreincidencia en 2022

Con la normalidad de 2022 los delitos en Barcelona crecieron. El nivel de hurtos y robos fue tan elevado que los Mossos junto con la Urbana de Barcelona empezaron con la aplicación del llamado 'pla Tremall' para acabar con los multirreincidentes, después de que los asaltos subieran en verano. Pese a salir de la pandemia y de un encierro en casa, la principal preocupación de la ciudadanía fue la inseguridad.

Delitos más violentos en 2023

Siguiendo la tendencia anterior, la delincuencia ascendió en 2023, según datos estimativos a cierre del año. Sin embargo, los delitos en la ciudad cada vez son más violentos. Los mossos empezaron a aplicar el llamado 'plan daga' ante la proliferación de las armas blancas, no solo en robos con violencia, sino también en peleas.

Barcelona, capital del hurto

La delincuencia en Barcelona ha cambiado en cinco años. Pese a que los robos y hurtos son la principal infracción penal en la ciudad, muy por encima del resto de delitos, se puede constatar que los asaltos son cada vez más violentos, ya sea hacia en atracos a personas, comercios o robos en casas.

La proliferación de la multirreincidencia, con ladrones con centenares de antecedentes que seguían delinquiendo, ha cambiado la forma de abordar la inseguridad, tanto policial, con el ‘pla Tremall’, como judicial, aplicando la reforma legislativa para que con tres hurtos leves se pueda condenar a penas de prisión.

También aumentaron delitos más violentos, como las violaciones o contra la libertad sexual, que indica que cada vez hay más denuncias en este ámbito fruto de las campañas de sensibilización. La aparición de mafias relacionadas con el tráfico de droga o los ciberdelitos, más activos desde la pandemia, completan el mapa delincuencial de Barcelona.

Cinco años inseguros

Desde hace cinco años y pese a la reducción drástica de delitos por la pandemia de covid, la inseguridad es el principal problema de Barcelona según sus habitantes. Despuntó en 2018 coincidiendo con un incremento de los delitos, y desbancó a otras preocupaciones que hasta entonces tenían en vilo a la ciudadanía, según el barómetro municipal, como el encaje de Catalunya en España, muy alto durante los años anteriores al 1-O, o el acceso a la vivienda, que todavía está entre las inquietudes de la población.

En este sentido, la preocupación por tener un lugar para vivir fue la segunda preocupación del barómetro seguida de la limpieza, el turismo o el incivismo. Tras la pandemia también ha crecido en Barcelona la preocupación con problemas asociados a la inmigración, que desde según que partidos políticos, como Vox o Junts, se asocia con delincuencia.

Sentirse o no seguro no deja de ser una percepción. Pero esa impresión personal está condicionada por la información que te llega tanto de tu entorno como de los medios de comunicación y las redes sociales. Las noticias con pretensión de veracidad se fundamentan en datos e interpretaciones objetivos que reflejan una realidad, por mucho que no guste a veces. La delincuencia en Barcelona, pese al paréntesis de la pandemia, ha crecido en los últimos años por lo que la sensación de inseguridad se mantiene entre la población.

Pese a que todavía no estamos en las cifras de delitos precovid, en 2023 subieron si se compara con 2022. La percepción de inseguridad de los barceloneses sigue aumentando y ya es similar a 2019 por encima de otros problemas como el acceso a la vivienda o la limpieza, aunque uno de cuatro ciudadanos fue víctima de un delito en 2022. Ese año, Barcelona lideró la tasa de infracciones penales por cada millón de habitantes de ciudades españolas según datos del Ministerio de Interior, aunque por la cantidad de robos y hurtos que se cometieron. Y es que no sólo hay que combatir la delincuencia, sino también la sensación de desamparo.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos: Germán González
Infografías: Alex R. Fischer
Coordinación: Rafa Julve

Barcelona, capital del hurto

La delincuencia en Barcelona ha cambiado en cinco años. Pese a que los robos y hurtos son la principal infracción penal en la ciudad, muy por encima del resto de delitos, se puede constatar que los asaltos son cada vez más violentos, ya sea hacia en atracos a personas, comercios o robos en casas.

La proliferación de la multirreincidencia, con ladrones con centenares de antecedentes que seguían delinquiendo, ha cambiado la forma de abordar la inseguridad, tanto policial, con el ‘pla Tremall’, como judicial, aplicando la reforma legislativa para que con tres hurtos leves se pueda condenar a penas de prisión.

También aumentaron delitos más violentos, como las violaciones o contra la libertad sexual, que indica que cada vez hay más denuncias en este ámbito fruto de las campañas de sensibilización. La aparición de mafias relacionadas con el tráfico de droga o los ciberdelitos, más activos desde la pandemia, completan el mapa delincuencial de Barcelona.

Cinco años inseguros

Desde hace cinco años y pese a la reducción drástica de delitos por la pandemia de covid, la inseguridad es el principal problema de Barcelona según sus habitantes. Despuntó en 2018 coincidiendo con un incremento de los delitos, y desbancó a otras preocupaciones que hasta entonces tenían en vilo a la ciudadanía, según el barómetro municipal, como el encaje de Catalunya en España, muy alto durante los años anteriores al 1-O, o el acceso a la vivienda, que todavía está entre las inquietudes de la población.

En este sentido, la preocupación por tener un lugar para vivir fue la segunda preocupación del barómetro seguida de la limpieza, el turismo o el incivismo. Tras la pandemia también ha crecido en Barcelona la preocupación con problemas asociados a la inmigración, que desde según que partidos políticos, como Vox o Junts, se asocia con delincuencia.

Sentirse o no seguro no deja de ser una percepción. Pero esa impresión personal está condicionada por la información que te llega tanto de tu entorno como de los medios de comunicación y las redes sociales. Las noticias con pretensión de veracidad se fundamentan en datos e interpretaciones objetivos que reflejan una realidad, por mucho que no guste a veces. La delincuencia en Barcelona, pese al paréntesis de la pandemia, ha crecido en los últimos años por lo que la sensación de inseguridad se mantiene entre la población.

Pese a que todavía no estamos en las cifras de delitos precovid, en 2023 subieron si se compara con 2022. La percepción de inseguridad de los barceloneses sigue aumentando y ya es similar a 2019 por encima de otros problemas como el acceso a la vivienda o la limpieza, aunque uno de cuatro ciudadanos fue víctima de un delito en 2022. Ese año, Barcelona lideró la tasa de infracciones penales por cada millón de habitantes de ciudades españolas según datos del Ministerio de Interior, aunque por la cantidad de robos y hurtos que se cometieron. Y es que no sólo hay que combatir la delincuencia, sino también la sensación de desamparo.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos: Germán González
Infografías: Alex R. Fischer
Coordinación: Rafa Julve