Victoria cochista
Barcelona elimina con cemento el alcorque más desdichado del eje verde de Consell de Cent
El Ayuntamiento de Barcelona respetará los parterres plantados por los vecinos de la Esquerra de l'Eixample
El 'microclima' de la Superilla de Barcelona, a examen: sorpresas en pavimento, bancos y parterres

El alcorque de paseo de Gràcia con Consell de Cent, una victoria de los coches contra los árboles. / ZOWY VOETEN

Hace tres semanas se rebelaron los vecinos de la Esquerra de l’Eixample contra la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de abandonar a su suerte algunos parterres de los ejes verdes, es decir, dejarlos como tierras yermas si habían perdido la vegetación con la que fueron inaugurados en 2023, no porque fueran tierras poco fértiles, sino, demasiadas veces, porque las plantas eran atropelladas por los vehículos. A eso respondieron los vecinos con una contramedida muy llamativa, anunciaron que ya se encargarían ellos de la jardinería. Hasta pusieron nuevas vallas de colores llamativos para dejárselo claro a los conductores. Nada así podrán hacer los vecinos de la Dreta de l’Eixample en la esquina de Consell de Cent con paseo de Gràcia, donde el gobierno municipal, sin anunciar los trabajos que iba a realizar, directamente ha rellenado con cemento un alcorque, o sea, lo que fue el hogar del que, quizá, ha sido el árbol más desventurado de los ejes verdes.
El ejemplar era un ‘soldado’ más de esa tercera hilera de árboles con las que fue reurbanizada Consell de Cent para asegurar que en verano, como finalmente ha sucedido, esa calle fuera una suerte de refugio climático en comparación con las de su entorno. La simple comparación con Aragó es de escándalo. Cuanta más sombra, mejor. Así de simple era el plan.
El problema de aquel árbol era que estaba más expuesto que los demás. Estaba justo delante del Edificio La Equitativa, en el número 44 del pase de Gràcia. Plantado como un alevín, como corresponde, fue repetidamente golpeado por los vehículos. No es que fuera invisible. Unas veces era por una mal calculada maniobra al girar desde el lateral del paseo de Gràcia y, otras, por no estar todo lo atento a los retrovisores cuando se hace marcha atrás para estacionar el vehículo, para más inri en una zona de la calle donde esta prohibido parar. Explica una portavoz municipal que, de hecho, el caído en combate no fue un árbol, sino dos, porque el original fue sustituido por otro tras los primeros impactos.
En una fecha imposible ahora de concretar, el alcorque se quedó vacío. Era muy poco profundo. Los coches pasaban por encima sin más y prensaban la tierra. Por eso, cuando llovía se formaba un círculo perfecto de agua. Lo que el Ayuntamiento de Barcelona ha terminado por hacer es poner fin a lo que, como resultaba obvio, era un peligro para los peatones, aunque no consta que nadie haya sufrido ningún percance allí.

Pasatiempos de observación: ¿Cuántas tapas en la acera hay esta imagen? / ZOWY VOETEN
El remedio ha sido muy a lo Pepe Gotera y Otilio. Se ha rellenado el hueco con cemento y ya está. No se han embaldosado esos menos de dos metros cuadrados del noble paseo de Gràcia con la reconocible loseta hexagonal Gaudí, con su diseño de estrellas de mar, sargazos y moluscos. De entrada, parecerá una lástima, pero lo sucedido con aquel desdichado árbol ha sido una oportuna ocasión para mirar al suelo con más detenimiento del habitual para descubrir cuán poco estético es el pavimento de esa esquina del Eixample, la situada exactamente, lo dicho, frente al Edificio La Equitativa. ¿Cuántas tapas de servicios hay solo en ese chaflán? Antes de ir al siguiente párrafo en busca de la solución, piensen una cifra.
Las compañías de servicios tienen casi barra libre en el uso el subsuelo de la ciudad. Pero son las que son. Telefonía, agua, gas… El ayuntamiento también emplea parte de ese subsuelo, por ejemplo, para el buen funcionamiento del alumbrado público y los semáforos. Dadas estas pistas, si la respuesta a la pregunta del anterior párrafo era una decena a lo sumo, se quedaron muy cortos. Hay treinta, que dice pronto. En realidad, más si se divide en subunidades las que son triples o dobles. Aquello, a vista de pájaro, es casi un diseño de la Yayoi Kusama, comparación en absoluto inadecuada si se tiene en cuenta que esta artista japonesa tan amante de los topos es la responsable de una de las líneas de diseño de Louis Vuiton, que tiene tienda, cómo no, en el paseo de Gràcia. Casi justo al lado del alcorque hormigonado hay cinco juntas de Telefónica idénticas que parecen la cara de un dado del parchís. Y de esa misma compañía hay algunas justo al lado de la fachada del edificio. Las hay que no queda claro qué esconden. En ellas solo aparece el nombre del fabricante, Fundición Dúctil Fábregas Igualada, por ejemplo. Las municipales son siempre explícitas: riego de Parques y Jardines, alumbrado público, señales de tráfico…

El póquer de tapas de Telefónica. / ZOWY VOETEN
En mitad de esa cacofonía de tapas, el lugar en el que fue plantado el árbol pasa casi inadvertido. No pueden los vecinos de la Dreta de l’Eixample seguir los pasos de sus colegas de la Esquerra con los parterres, pero, ya puestos, podrían poner una pequeña placa a la ocasión perdida. Desde que fueron estrenados en 2023, los árboles plantados han mostrado por lo general una gran capacidad de adaptación e incluso de algunos se dice que han crecido mucho más hermosamente de lo que se previó en su día.
Las generosas lluvias que han caído sobre la ciudad desde que terminó la sequía no solo han hecho crecer algunos ejemplares a ojos vista, sino que incluso es sorprendente que a punto de comenzar diciembre los árboles caducos conserven casi intactas sus copas. En años de gran estrés hídrico, los plátanos se han quedado pelones a veces a mediados de septiembre. Estaría bien pensar en ello si se le quisiera dedicar un pequeño obituario a aquel desafortunado árbol de la esquina de La Equitativa, decir algo como lo que Clint Eastwood explica en la ultracrepuscular ‘Sin perdón’: “Matar a un hombre es algo despreciable. Le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría llegar a tener”. Qué gran sombra habría proporcionado aquel árbol si no hubiera sido tantas veces atropellado.
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