Sorpresa pictórica

Lola Anglada ocultó bajo una de sus escenas de vendimia un misterioso cuadro que pasado más de un siglo ve la luz

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Rosa Gasol, técnica del laboratorio, junto al cuadro que ocultó Lola Anglada.

Rosa Gasol, técnica del laboratorio, junto al cuadro que ocultó Lola Anglada. / JORDI OTIX

Carles Cols

Carles Cols

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Fue un día, si se permite la broma, para enmarcar. Ocurrió en abril de 2021. Al laboratorio de conservación y restauración de la Diputación de Barcelona, un taller secreto que se oculta tras la más aburrida de las puertas del Eixample, llegó un cuadro de Lola Anglada para pasar una suerte de ITV. ‘Noies a la vinya’, esa era la obra que, tras varias décadas de vida en un almacén, quería exhibir el recién creado Museu de les Cultures del Vi de Catalunya, de Vilfranca del Penedès. Lo previsto era simplemente certificar su estado de conservación y, si era necesario, dejarlo a punto. Lo imprevisto es lo que pasó. Al comprobar el estado del marco se intuyó que debajo había otra obra. No un arrepentimiento, eso tan común en la historia de la pintura, es decir, un personaje oculto bajo las capas de óleo, sino directamente un cuadro totalmente nuevo. Parecía de Lola Anglada. Es de Lola Anglada, se acreditó después.

Que el hallazgo era emocionante da fe el hecho de que alguien tuvo la feliz idea de grabar incluso aquellos segundos en que con guantes (y con mascarillas, porque eran días aún pandémicos) se retiró delicadamente a esas cinco muchachas que vendimian en la obra ya conocida de Anglada y en los que, al final de la escena, se asoma la figura de una mujer que recoge limones. Literalmente, lo nunca visto. Merece la pena verlo.

Hallazgo de un cuadro inédito de Lola Anglada

DIPUTACIÓ DE BARCELONA

Todo eso sucedió en 2021, pero si algo caracteriza la labor en este laboratorio de la Diputación de Barcelona es que el tiempo transcurre con calma, nada que ver con el frenesí cotidiano al otro lado de la puerta. Desde entonces, Núria Fernández, técnica de patrimonio de la administración provincial, y Rosa Gasol, encargada de las restauraciones pictóricas en el laboratorio, menos exprimir los limones, se han aproximado al cuadro desde todos los puntos de vista, con análisis químicos de los pigmentos usados (idénticos en las dos obras) y luz ultravioleta, por ejemplo, y con una investigación sobre la obra de Lola Anglada a través de una sus grandes especialistas, Montserrat Castillo, porque la obra oculta no venía firmada.

Lola Anglada (1896-1984) fue pintora, ilustradora, escritora y, sobre todo, mujer en una época en la que serlo cerraba más puertas de las que abría. Vamos, que, por resumir el momento en el que le tocó nacer, la expulsaron de la Escola de la Llotja porque se consideraba inadecuado que una mujer presenciara modelos desnudos en las clases de dibujo. Su buena mano con el pincel no se tuvo en cuenta. Pesó más la moral de la época. Ese contratiempo ella lo compensó con creces tiempo después, cuando fue la única firma femenina habitual de las revistas satíricas del primer tercio de siglo XX. Era, además, una voz comprometida políticamente y era también, lo que viene al caso, una artista que, por hache o por be dejó, muchas obras sin terminar. ‘Dona amb llimones’, porque ese es el nombre con el que ha sido bautizado el hallazgo, es eso, una obra inacabada, pero casi completa.

'Noies a la vinya', el cuadro bajo el que Anglada escondió la mujer entre limones.

'Noies a la vinya', el cuadro bajo el que Anglada escondió la mujer entre limones. / VINSEUM

El cuadro ha sido por fin presentado en público por Fernández, Gasol y por el diputado provincial Pau González, que ha aplaudido la indispensable tarea de este laboratorio, que presta sus servicios a 65 museos y más de medio centenar de archivos municipales. Levantada teatralmente, como corresponde en momentos como este, la cortina que ocultaba a la mujer de los limones, lo que quedan ahora es un sinfín de preguntas.

¿Quién era la modelo? Sin certeza absoluta, quizá la modelo fuera una de las hermanas de Lola Anglada. En cualquier caso, la figura, por sus formas anatómicas es característica de esta autora. ¿Por qué la encerró bajo otro cuadro? Ahí, ay, el abanico de respuestas es libre. El marco llevaba una fecha, 1918, lo que sugiere que la escena ha estado oculta a la luz, y bastante bien conservada por ello, como mínimo 107 años. Las proporciones de uno y otro lienzo eran idénticas, lo único que un cuadro tiene un formato vertical y el otro horizontal. Total, que esa mujer que transporta limones en su delantal ha estado tumbada durante más de un siglo. Es extraño porque, si no estuviera satisfecha con el resultado, lo natural es que lo hubiera destruido. O que hubiera empleado el lienzo para pintar encima, por ahorrar. Eso habría sido un canónico arrepentimiento. Pero no. Lo ocultó. Es eso toda una invitación a imaginar. Mientras tanto, queda esa mirada casi frontal de la protagonista. Si se fijan, no les mira a ustedes. Parece mirar a Lola Anglada, que se asomaba por un lado del atril.

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