Una 'nave acústica' de 15 metros de altura en la Gran Via será la puerta de entrada de la tuneladora de la L8 de Ferrocarrils

Las obras de prolongación de la red de Ferrocarrils de la Generalitat en Barcelona entrarán en breve en una nueva fase que empequeñecerá todo cuanto se ha realizado esta la fecha. Durante la segunda mitad de este año se perforará primero y se levantará después, en el tramo lateral de la Gran Via entre Llançà y Vilamarí, la puerta de entrada de la tuneladora que durante el primer trimestre de 2026 comenzará literalmente a devorar el subsuelo de la ciudad. No pasa una maquinaria así por cualquier puerta. El acceso de la tuneladora formará parte del nuevo paisaje de la Esquerra de l’Eixample mientras duren las obras de perforación. Una caja de 15 metros de altura y que llegará a medir más de 120 metros de longitud (el equivalente a una manzana completa) se levantará junto al lado Besòs de la plaza de Espanya. Y el nombre con el que ha sido bautizada por los técnicos lo dice todo sobre su cometido: nave acústica.

Las obras que hasta la fecha se han llevado cabo en la ciudad han complicado notablemente la movilidad en la superficie, pero en realidad han sido solo trabajos colaterales, como la construcción de las futuras salidas de emergencia y, en estos momentos, de las cavidades que algún día serán las nuevas estaciones. Lo de la tuneladora es otra dimensión, entre otras razones porque de ella se espera que trabaje ininterrumpidamente las 24 horas del día hasta que haya perforado los 3,7 kilómetros de túnel previsto, o sea, la distancias entre las estaciones de Espanya y Gràcia. La nave acústica será en realidad un centro logístico. Por ahí se proporcionará a la tuneladora el material necesario para que consolide la estructura del paso subterráneo y se recogerán las tierras conforme vaya avanzando. De la nave acústica se espera que sea de todo menos precisamente eso, una caja acústica. Su misión es atenuar el ruido. De hecho, la tierra que expulse la tuneladora no se cargará en camiones allí, en la Gran Via, sino que viajará a través de otra galería subterránea, aún por construir, hasta el corazón del parque de Joan Miró.

El largo semestre que queda por delante antes de recibir la tuneladora servirá para realizar todo un conjunto de labores previas, como las inspecciones técnicas las fincas situadas más cerca del recorrido subterráneo de esa maquinaria. Siempre de forma voluntaria por parte de los vecinos, los técnicos desearían inspeccionar 1.245 viviendas situada a lo largo de cinco manzanas de la Gran Via, entre Llança y Borrell, y una más de la calle Diputación. En el caso de dos de esas manzanas la tuneladora pasará exactamente por debajo de las fincas, por ejemplo, justo por el subsuelo de la Casa Golferichs. Con estas inspecciones, la Generalitat pretenden poder acreditar de forma científica que las viviendas no sufren ningún tipo de contratiempo por las obras (está de entrada descartado que así suceda por el tipo de subsuelo arcilloso del Eixample) y, en el hipotético caso de que ocurriera, tener un retrato exacto y fidedigno del antes y el después. A la velocidad que está previsto que avance la tuneladora, cualquier hipotética vibración será cosa de pocos días. Un caso distinto es el de la nave acústica. Allí sí que se da por inevitable algún tipo de molestia.

La prolongación de la L8 de Ferrocarrils desde plaza de Espanya hasta el corazón de Gràcia, o sea, la conexión de las actual dos redes de estas líneas de tren de la Generalitat, se calcula que sumará a la red de transporte público metropolitana unos 20 millones de pasajeros más por año.