Proyecto controvertido
El Taller Masriera será la biblioteca singular de la Dreta de l'Eixample
Los secretos ocultos del Taller Masriera

Fachada del antiguo taller Masriera y posteriormente teatro Studium en el número 72 de la calle Bailén. / JORDI COTRINA
Las opciones de que el Taller Masriera (Bailén, 70) renazca como teatro, tal y como reclaman vecinos de la Dreta de l’Eixample, se desvanecen casi definitivamente. El nuevo concejal del distrito, Jordi Valls, recién llegado al cargo y tras estudiar el caso, sostiene que “lo mejor” es que aquel singular edificio con aires de templo griego sea el nuevo techo de la Biblioteca Sofia Barat, actualmente ubicada en el interior de manzana del número 64 de la calle de Girona.
El anterior equipo de gobierno convocó un proceso participativo para decidir el uso de aquel inmueble, después de que el Ayuntamiento de Barcelona lo adquiriera por 7,5 millones de euros. Los vecinos que acudieron a las reuniones de debate se decantaron mayoritariamente por recuperar uno de los usos que tuvo aquel lugar, que durante una etapa fue el Teatro Studium. Investigaron incluso a fondo aquel periodo. Se suponía que solo había acogido representaciones de grupos teatrales locales y que su momento de gran gloria fue cuando lo visitó Federico García Lorca, pero terminaron por descubrir en su escenario habían actuado también compañías internacionales. Retomar esa tradición, sin embargo, requiere una inversión que los responsables del distrito desaconsejan.

Escenario del antiguo teatro Studium, anteriormente taller Masriera, en el número 72 de la calle Bailén. / JORDI COTRINA
Según Valls, ubicar ahí la biblioteca del barrio tendría dos importantes ventajas. Por una parte, liberaría para otros usos públicos los 580 metros cuadrados que actualmente ocupa la biblioteca en el interior de manzana de la calle de Girona y, en segundo lugar, por las características físicas del edificio de Bailén permitiría dotar a la Dreta de l’Eixample de un equipamiento singular, quizá a la altura de lo conseguido con Biblioteca Gabriel García Márquez de Santa Martí. “Si es posible arquitectónicamente, el edificio podría proporcionar un espacio para las actividades sociales que reclaman los vecinos”, explica Valls.
En caso de confirmarse que el Taller Masriera renace como biblioteca, este sería el segundo caso en que el nuevo equipo de gobierno municipal rema en contra de los acordado en procesos participativos del anterior ejecutivo. El otro caso son los llamados ‘ecochaflanes’, ese plan acordado con los vecinos de Aragó con el que se pretendía peatonalizar cinco esquinas de esa calle. Al final solo se ejecutará uno, el de la confluencia con Bruc. “La conclusión a la que hemos llegado es que esos cuatro ‘ecochaflanes’ descartados son más útiles si siguen cumpliendo su función actual de carga y descarga y mercancías y como espacio para poner contenedores”.
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