Desaparición del comercio tradicional

El cierre de una pollería casi centenaria de Badalona ilustra la desaparición de estos comercios de barrio

La pollería Can Gòdia, emblema del comercio de proximidad en la ciudad catalana, cerró sus puertas el pasado 30 de junio, tras 98 años de historia

El riesgo de cierre de un mercado casi centenario de Badalona evidencia las deficiencias de los otros cinco que hay en la ciudad

Los antiguos empleados de la pollería Can Gòdia de Badalona, días antes de bajar la persiana definitivamente

Los antiguos empleados de la pollería Can Gòdia de Badalona, días antes de bajar la persiana definitivamente / ZOWY VOETEN

Gerardo Santos

Gerardo Santos

Badalona
Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras 98 años de historia, este 30 de junio la pollería Can Gòdia, sita en la plaza de Maignon del barrio del Centre de Badalona, bajó definitivamente la persiana: "Nos llevamos miles de recuerdos, conversaciones y amistades que perdurarán para siempre. Gracias, de todo corazón, por haber confiado en nosotros durante tantos años".

Han sido cuatro generaciones de la familia Gòdia las que han dedicado su vida al establecimiento, hasta esta semana. Jordi Blanquet i Gòdia ha sido el último eslabón de esta cadena familiar: "Yo nací en esta tienda, como mi madre, y mi abuelo". De hecho, Blanquet explica que el negocio lo inició la tía de su abuela, en los tiempos en que "se ponía un cartón en el suelo y, encima, los huevos para vender".

La última semana del establecimiento ha estado marcada por las despedidas por parte de los clientes, explica Blanquet, que en muchas ocasiones se desplazaban hasta la tienda con un carro vacío, y salían con él lleno de género para congelar, y estirar así el recuerdo de Can Gòdia aunque sea por unos pocos días o semanas.

Blanquet señala a su madre en una imágen de la misma tienda en los años 30 del siglo pasado

Blanquet señala a su madre en una imágen de la misma tienda en los años 30 del siglo pasado / ZOWY VOETEN

Estos históricos tenderos no han tenido una despedida festiva. Blanquet explicaba a este medio, a dos días del cierre, que les daba pena el momento del cierre y, aunque a partir de ahora "empieza un tiempo nuevo lleno de calma, familia y nuevas ilusiones", la realidad es que estaban exhaustos: "No podemos aguantar más". Su hijo también trabajaba con él, pero tiene otro trabajo y no continuará con la tienda: "Yo le quiero dar buena vida a mi hijo, no problemas".

Blanquet asegura que la carga en impuestos hace imposible ganarse la vida dignamente con una tienda tan especializada, por más que la calidad de su género atrajese a tantos clientes, que al poco tiempo ya eran fieles: "Ya no da para ganarse la vida, como sí pasaba antes. Ahora trabajas más para ganar menos".

Foto de familia de las dependientas de la pollería Can Gòdia de Badalona.

Foto de familia de las dependientas de la pollería Can Gòdia de Badalona. / ZOWY VOETEN

En este sentido, Blanquet destaca la figura de su esposa, quien ha sido clave para que la historia de Can Gòdia llegase a rozar, como ha pasado, el siglo de vida: "Mi señora es un puntal, sin ella no hubiese podido dedicarme tanto tiempo".

La desaparición de un tipo de negocio

"Queda muy poca gente que venda pollo de calidad ―asume Blanquet―. Echaremos mucho de menos a los clientes, que ahora tendrán que buscar alternativas, aunque no las hay". Si bien es cierto que en los mercados municipales de Badalona no es difícil encontrar paradas especializadas de este tipo, a pie de calle es prácticamente imposible. Si acaso, negocios que venden recetas de pollo ya preparadas, al estilo 'a l'ast', pero no pollerías.

Una de las últimas clientas de la pollería Can Gòdia de Badalona, establecimiento histórico cerró definitivamente el 30 de junio, tras casi un siglo abierto

Una de las últimas clientas de la pollería Can Gòdia de Badalona, establecimiento histórico cerró definitivamente el 30 de junio, tras casi un siglo abierto / ZOWY VOETEN

Así, el cierre de este histórico establecimiento, que ha visto crecer la ciudad durante todo el siglo XX, ilustra la pérdida inexorable de tiendas de barrio especializadas, ante el auge de los grandes centros comerciales y las franquicias. No en vano, el presidente de Badacentre, la Federació de Comerciants del Centre de Badalona, Cinto Gubern, define a Can Gòdia como el "último reducto en Badalona" en cuanto a pollerías se refiere.

En este sentido, el presidente de la Federació de Comerciants de Badalona, Joaquin Nocete, lamenta que un negocio del estilo de una pollería "no es sostenible, porque solo abarca un tipo de venta". Un problema, añade, generalizado en el comercio de proximidad: "Si queremos hacer ciudades sostenibles con vida en los barrios y ciudades, la administración pública y no sólo los ayuntamientos han de invertir en el comercio de proximidad, para que sean sostenibles, dando facilidades de aperturas". Nocete, eso sí, matiza que hay que ser "exigentes con la profesionalidad de quienes dirigen los comercios", y lanza un ejemplo: "Si no tienes titulación de peluquero, no puedes montar una peluquería".

Mantener el recuerdo

A Blanquet, que empezó a trabajar en la tienda con apenas 14 años, le da pena que el progresivo cierre de estos comercios de barrio se produzca sin más, "sin que nadie explique qué han sido esas tiendas, su historia y la de sus clientes". Entre esos recuerdos que corren el riesgo de difuminarse, Blanquet pone un ejemplo: el de las cajas de caracoles que se vendían en la tienda. "Toda Badalona pasaba por delante y cantaba la canción del caracol", recuerda. "Al final, en la carnicería de un gran centro comercial se pierde la proximidad y la calidad. Allí nadie te explica cómo deshuesar un conejo", se duele Blanquet.

Suscríbete para seguir leyendo