Establecimientos históricos

Tres heladerías emblemáticas de Badalona para aplacar el calor del verano: "Un sabor auténtico"

"Uno de los mejores helados que he probado": la heladería de L'Hospitalet que sus clientes ponen por las nubes

David Soler y Lucas Maezzo, dependientes de la horchatería Can Soler de Badalona

David Soler y Lucas Maezzo, dependientes de la horchatería Can Soler de Badalona / Marc Asensio

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Badalona
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Los calores del verano en Badalona se pueden aplacar desplazándose a alguna de sus playas, pero también degustando los mejores helados de la zona. Tres nombres resuenan con fuerza entre los vecinos en lo que a helados y horchata se refiere: Can Soler, Fillol y Lilló Picó. Estos establecimientos, con años de historia y dedicación a la elaboración artesanal, no solo han sabido mantenerse en el tiempo, sino que han cultivado una fiel clientela que los sitúa entre los mejor valorados en redes sociales, convirtiéndolos en paradas obligatorias para cualquier sibarita del dulce.

Can Soler, un referente indiscutible, destaca por su horchata natural de chufa con Denominación de Origen Alboraya y una impresionante variedad de helados. Con más de 90 sabores desarrollados a lo largo de su historia, desde el clásico turrón hasta sorbetes innovadores como el de cava, Can Soler ha perfeccionado el arte heladero a lo largo de tres generaciones, desde que Albert Soler y Pilar Miguel llegaron a Badalona en 1969. Su excelencia ha sido reconocida incluso con premios como el Campeonato de España de Heladería Artesana ganado por Albert Soler en 2019. Las reseñas de Google avalan esta calidad, con usuarios como Anna G. que describe su horchata como "sencillamente, la mejor que he probado en mi vida", y sus helados como "cremosos y con un sabor auténtico".

Por su parte, Fillol es otro pilar de la tradición heladera badalonesa, especializado en horchatas, granizados y una amplia gama de más de 50 sabores de helado. Fundada en 1989, esta heladería se enorgullece de utilizar ingredientes naturales como la chufa de Alboraya para su horchata y frutas naturales para sus helados, buscando reducir al máximo las grasas y los azúcares. Los gofres y crepes también son muy populares. "Su horchata es una delicia, refrescante y con un sabor inconfundible a chufa de verdad. Los helados también son excelentes, siempre frescos", asegura en su valoración el cliente Javier M. La calidad de sus productos embotellados, con una vida útil de 21 días, es también un valor añadido.

Finalmente, Lilló Picó completa este trío de excelencia. Aunque es ampliamente reconocida por sus helados, esta heladería también se transforma en turronería y chocolatería para la Navidad, demostrando su versatilidad y dominio de la repostería artesanal. Su horchata es alabada por su "sabor puro a chufa, algo arenosa, con poso y muy agradable", según el blog 'MisHorchatas'. María P. comenta en Google: "Los helados de Lilló Picó son fantásticos, especialmente el de avellana. Y en invierno, sus turrones son una maravilla".

El compromiso de las tres heladerías con la calidad de los ingredientes, la elaboración artesanal y el servicio al cliente ha forjado su reputación a lo largo de los años. Cada una, con su sello distintivo, contribuye a la rica oferta gastronómica badalonesa, invitando a residentes y visitantes a disfrutar de un dulce momento de placer.