Por Toni Sust
Ada Colau se convirtió en 2015 en la primera mujer alcaldesa de Barcelona y, cuatro años después, en la primera candidata en acceder al cargo sin haber ganado las elecciones municipales. Ahora, en su tercer intento, apela a los votantes a que le den más tiempo para completar una gestión que genera tantos adeptos como contrarios.
Este es el retrato de la candidata de Barcelona en Comú a partir de la documentación recogida por este diario, debido a que su equipo no ha respondido el cuestionario facilitado:
Compaginó su trabajo y estudios con el activismo social, la defensa de los derechos humanos y el derecho a la vivienda. Formó parte del Observatori DESC como técnica de cooperación y después como responsable del Área de Derecho a la Vivienda y la Ciudad. En 2009 impulsó la fundación de la Plataforma d’Afectats per la Hipoteca (PAH) y fue la principal portavoz hasta 2014. Ese año lanzó Guanyem Barcelona para concurrir a las elecciones municipales de 2015.
CUP e ICV le ofrecieron ir en sus listas en las elecciones autonómicas de 2015. Dijo que no porque, como todo, lo consultó con la asamblea. Algunos estaban de acuerdo, algunos no. Lo dejó estar.
Fue la cabeza de lista de Barcelona en Comú y ganó las elecciones de 2015, convirtiéndose en la primera mujer alcaldesa de Barcelona. Fue reelegida en 2019, entonces fue la primera alcaldesa que gobernaba sin haber ganado los comicios, tras ser votada por el PSC y por el exprimer ministro francés Manuel Valls, Eva Parera y Celestino Corbacho, que querían evitar que Ernest Maragall (ERC), el ganador, se hiciera con la vara de mando.
Tiene dos hijos: Luca y Gael.
Vive en un piso de alquiler entre Camp d’en Grassot y la Sagrada Familia con su compañero y sus hijos. No siempre ha vivido en alquiler porque durante dos años, antes de ser conocida, lo hizo en espacios ocupados en Barcelona.
No tiene ningún inmueble ni vehículo a su nombre. En sus depósitos, según la declaración de bienes del ayuntamiento, tiene 30.398,14 euros y el 50% de una cuenta con 2.872 euros.
Estas elecciones son un todo o nada para muchos de los alcaldables, como es lógico y habitual, pero quizá más para Colau, que en el caso de que no logre reeditar la vara de mando municipal tendrá que decidir cuál es su futuro y eso determinará, a la vez, el de Barcelona en Comú.
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