Hasta 230 € de diferencia
Las tasas de basuras en un hogar medio de València, Girona y Tarragona son las más altas de España
Un estudio de la Fundació ENT ilustra una diferencia de hasta 230 euros anuales en la tributación de supuestos idénticos en ciudades distintas
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Contenedores de recogida selectiva de residuos en Tarragona. / Ferran Nadeu

Dos hogares españoles de exactamente las mismas características pueden llegar a tributar tasas de basuras anuales entre las que medien hasta 230 euros de diferencia. Exactamente, hasta 230,69 euros anuales, que este 2025 es la distancia entre la cuota doméstica del tributo más baja —Toledo (56,87 euros/año)— y la más alta —València (287,56 euros/año)— para un mismo 'hogar tipo' analizado en un nuevo informe estatal de referencia adelantado por EL PERIÓDICO.
El Observatorio de la Fiscalidad de los Residuos de la Fundació ENT, responsable del dictamen, define un 'hogar tipo' con las variables más comunes en España. Por ejemplo, le atribuye un valor catastral de 64.295 euros —el valor medio según el Catastro—; una superficie de 75 metros cuadrados; un consumo de agua de 128 litros por persona y día; y un promedio anual de 964 kg de residuos generados por dos residentes de entre 20 y 59 años. Y, con estos parámetros, aplican los coeficientes de la tasa de basuras en una muestra de 131 municipios españoles, ordenanza a ordenanza.
El resultado es que hogares idénticos tributan tasas anuales muy dispares en función de la capital de provincia. Las tres con medias más elevadas para el 'hogar tipo' definido son València (287,56/año); Girona (238 euros/año); y Tarragona (236,29 euros/año). Las tres con medias más bajas, Toledo (56,87 euros/año); Palencia (57,41 euros/año); y León (62,53 euros/año). Barcelona y Madrid arrojan cuotas anuales de 144,40 euros/año y 102,41 euros/año respectivamente.
El director de la investigación de ENT, Ignasi Puig, advierte de que el estudio no ilustra medias de la tasa a partir de la recaudación en cada municipio, sino siempre aplicadas al 'hogar tipo' que han definido. Aun así, Puig muestra su sorpresa por "la gran heterogeneidad de la tasa entre ciudades", tanto en las cuotas como en los métodos de cálculo. Un mal del que adolece cualquier política de competencia municipal: sin ir más lejos, en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) dos inmuebles calcados pueden tributar de manera dispar al partir de valores catastrales diferentes en función de cuán actualizados estén en cada uno de los ayuntamientos.
El cálculo de la tasa "es una ficción más que dudosa"
Un elemento influyente en esa heterogeneidad entre cuotas domésticas de la tasa, y por lo tanto conflictivo, es la disparidad de los métodos de cálculo. Los expertos coinciden en señalar que cada municipio es un mundo. Por ejemplo, los costes del servicio de recogida de residuos, y consecuentemente la tasa, se encarecerán en las ciudades más pobladas, así como disminuirán proporcionalmente en localidades con concentración residencial en relación a urbes con dispersión de viviendas.
Algunos especialistas, incluso, se atreven a mostrarse críticos con los métodos de cálculo de la tasa. Es el caso de Benjamí Anglès, profesor de Derecho Financiero y Tributario de la UOC, quien ve claro que el tributo acabará en los tribunales por parte de algún gran propietario al que se le cobre la tasa y pueda demostrar que no es él quien genera los residuos. "Estamos ante un caso similar al de la plusvalía [que acabó anulada por el Constitucional con devoluciones millonarias de los ayuntamientos]", estima el profesor.
Sería el caso, por ejemplo, de un propietario al que se le cobre la tasa vinculada a su inmueble sin ser él quien produce la basura. Desde la óptica de los consistorios, "es razonable", afirma el profesor, que utilicen para la tasa un censo tan consolidado como el del IBI o el del consumo de agua, "porque crear un censo desde cero sólo para los residuos sería costosísimo". Ahora bien, extrapolar una potencial generación de residuos a partir de un valor catastral o un consumo de agua "es una ficción más que dudosa", reprueba Anglès.
El consumo de agua es, de hecho, el método de cálculo aplicado por Barcelona y su área de manera mayoritaria. La empresa Aigües de Barcelona intentó que dejara de serlo, pero el Tribunal Supremo acabó avalando la fórmula y dio la razón al Ayuntamiento de Barcelona que en aquel momento lideraba Ada Colau. Eso sí, el profesor Anglès enfatiza que la decisión judicial se circunscribe al contexto del 2020, cuando todavía no había entrado en vigor la ley estatal que sustenta la tasa (2022). "En la sentencia, el juez insiste varias veces en acotar su decisión a la normativa vigente en aquel momento", matiza Anglès. "Los que acostumbramos a leer sentencias podemos interpretar la intención del juez por remarcar que, ante el nuevo contexto legal, podría llegar a tumbarse el cálculo de la tasa a partir del consumo de agua", resuelve el jurista.
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