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Proyecto de renaturalización

La desembocadura del Besòs tendrá lagunas a partir de 2028 para atraer fauna y erradicar cañas

El plan que el AMB y Sant Adrià trazan pretende que 13 hectáreas del tramo final y el delta recuperen un aspecto más salvaje para que resulten afables para especies como el martín pescador, la nutria y la anguila

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El tramo final del río Besòs, con las Tres Xemeneies al fondo, en Sant Adrià.

El tramo final del río Besòs, con las Tres Xemeneies al fondo, en Sant Adrià. / JORDI COTRINA

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

Barcelona
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La segunda mitad del siglo XX le sentó fatal al Besòs. Antes de recobrarse hace 25 años como un gran parque que lo ha reconciliado con las ciudades al borde de Barcelona, el río fue catalogado como uno de los más contaminados de Europa. La amenaza no está del todo disuelta, como demuestran sendos vertidos tóxicos en 2019 y 2024. Al margen de los episodios de polución, la trágica riada de 1962 impulsó a acabar de canalizar el Besòs en la década de los 70, a costa de sacrificar su cauce natural y las balsas que envolvían el último tramo.

Parte de ese aspecto más salvaje y afable a la fauna y la flora autóctona se está retomando en puntos convertidos en refugios en Santa Coloma de Gramenet y ahora se quiere extender al delta del Besòs, entre las playas de Sant Adrià. El propósito es que 13 hectáreas de la desembocadura muden de aspecto y recobren las lagunas que existían antes de la canalización, cuando el contorno del río era más cenagoso.

De cumplirse el pronóstico, la banda izquierda de la confluencia del Besòs con el mar y los bordes de ambas playas que flanquean el delta tienen que volver a ser una zona más asilvestrada y pantanosa en agosto de 2028. Es el plazo máximo a que obligan los fondos FEDER, una línea de financiación de la Unión Europea que ha comprometido 1.088.000 euros al proyecto, promovido por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y el Ayuntamiento de Sant Adrià. Ambas administraciones se harán cargo a medias del 60% de los 2,7 millones de euros que cuestan las obras.

Más especies

Al rehacer una apariencia más fiel a la original del Besòs, se pretende captar más animales que los que la desembocadura ya atrae y se asienten en el lugar. “Necesitamos humedales para generar biodiversidad”, explica Álvaro Sainz, jefe del servicio de proyectos y obras de la oficina técnica de la gerencia del AMB. “Intentamos renaturalizar un río que, en el fondo, es un canal -prosigue-. Al haberse canalizado, se dan unas carencias para generar las lagunas que generaría un río natural”.

El delta del río Besòs, en Sant Adrià.

El delta del río Besòs, en Sant Adrià. / JORDI COTRINA

El plan Reviu Besòs está pendiente de concretarse con técnicos de distintas disciplinas, incluidos paisajistas, ambientólogos y ornitólogos. De momento, no hay fecha para que la reforma comience. Queda por precisar qué especies se quieren recuperar, si bien los responsables del proyecto indican algunas. “Lo iremos viendo pero, obviamente, el martín pescador, la nutria y la anguila siempre que se pueda”, cita Sainz.

Los tres animales que menciona son indicadores de calidad del suelo y el agua. “En Santa Coloma estamos poniendo mantas de anguilas para que intenten remontar el río y la desembocadura es un ámbito para continuar con ello”, abunda. El proceso ya avanzado para renaturalizar recodos del Besòs en Santa Coloma -la segunda fase terminará en diciembre y se traza una tercera- orienta la intervención para el delta. “Pero no será una réplica exacta, porque se adaptará a las condiciones del terreno”, puntualiza Sainz.

Una zona reservada para la protección de la naturaleza junto a la desembocadura del río Besòs, en Sant Adrià.

Una zona reservada para la protección de la naturaleza junto a la desembocadura del río Besòs, en Sant Adrià. / JORDI COTRINA

Además, se piensa en “redivisificar muchísimo” las plantas, reintroduciendo vegetación de ribera y fluvial autóctona. En paralelo, se quiere eliminar la caña americana, una especie invasora que ha proliferado con la sequía y las altas temperaturas. “El agua es una herramienta importante para combatir la caña: no se trata solo de sacarla, sino que no vuelva a crecer, para lo que es importante que el suelo esté húmedo”, ilustra Sainz.

Una balsa salina

Se desconoce todavía cuántas lagunas se recrearán. Tampoco se sabe con certeza si los antiguos humedales ahora secos están en condiciones de retener agua o tendrán que reconstruirse. En todo caso, sí se estudia crear una balsa salina en el delta. Podría posibilitar el retorno del ‘fartet’, un pez amenazado que ha desaparecido del Besòs.

“Seguramente generaremos que venga alguna especie que ahora no está”, predice Sainz. Agrega que se trata también de propiciar condiciones para que las aves aniden en la desembocadura.

Aves en la desembocadura del río Besòs.

Aves en la desembocadura del río Besòs. / JORDI COTRINA

Para lograrlo, se persigue atajar que los paseantes se aventuren por el trecho a transformar, desde los puentes por donde circulan el Rodalies y el tranvía y hasta el mar. El acceso está prohibido, pero no son pocos los que saltan la valla. Para disuadir a adentrarse en terreno reservado a los animales, se extenderá un canal de agua freática que ejerza de barrera del paraje protegido.

Al proyecto se le reviste de un cariz divulgativo y de sensibilización, por lo que se barajarán propuestas para reforzar el carácter de mirador de los paseos que se ciernen sobre el curso último del río. “El Besòs es un ámbito muy prioritario para el área metropolitana y el proyecto tiene dimensión metropolitana”, define Xavier Tiana, coordinador general de la oficina técnica de la gerencia del AMB. “Este proyecto pone la guinda en el pastel a la recuperación de un río que era poco más que una alcantarilla a cielo abierto”, recuerda José A. Gras, teniente de alcalde de Territorio de Sant Adrià. “La desembocadura es la zona que quizá tiene más valor ecológico pero, en cambio, está aún bastante degradada”, concluye.

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