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“Subimos a los barcos y preguntamos qué necesitan”: Stella Maris, 100 años de atención a los marineros en Barcelona

Ricard Rodríguez-Martos, responsable de la entidad desde hace 42 años, explica su funcionamiento

Una pequeña capilla del puerto de Barcelona recibe el mismo reconocimiento que la Sagrada Familia

Ricard Rodríguez-Martos, en la azotea de Stella Maris, con vistas al Puerto de Barcelona, este jueves,

Ricard Rodríguez-Martos, en la azotea de Stella Maris, con vistas al Puerto de Barcelona, este jueves, / Marc Asensio Clupes

Toni Sust

Toni Sust

Barcelona
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Ricard Rodríguez-Martos tiene 77 años y es capitán de la marina mercante, ahora jubilado. Es también diácono, ordenado como tal hace 42 años. Y desde entonces, desde 1983, es además, el director de Stella Maris en Barcelona. Todo el que salga de Barcelona para coger la Ronda Litoral por Montjuïc o entre en Ciutat Vella por la misma vía pasa junto a su sede, y es más que probable que se haya fijado en ese edificio de ladrillo rojo, situado en la calle de Josep Carner, 51, en el que un letrero lo identifica.

Un diácono es un clérigo que puede estar casado, y Rodríguez-Martos tiene esposa, hijos y nietos. Y eso marcó su futuro. Porque tras trabajar como capitán de la marina mercante durante ocho años, tuvo hijos, y decidió que no podía seguir toda la vida en el mar, tan lejos de la familia. Se subió a un barco con 20 años, en 1968, y lo dejó en 1976. “Conseguí una plaza de profesor en la Facultad de Náutica”.

Una de las habitaciones de la residencia.

Una de las habitaciones de la residencia. / Marc Asensio Clupes

El mar y la Iglesia

Ya en tierra, ya en la facultad, y con el mar y su “inquietud espiritual especial” como referencias, empezó a estudiar Teología. En 1983, el obispo de Barcelona, entonces Narcís Jubany, le dijo: “¿Eres capitán y ahora serás diácono? Pues a Stella Maris”. Porque la entidad pertenece a la Iglesia católica y depende del Arzobispado de Barcelona.

Entonces, Stella Maris estaba en la Barceloneta, se trasladó a Josep Carner en 1992. Abrió sus puertas en la capital catalana en 1927 y existe en muchas otras ciudades. Cocinero antes que fraile, Rodríguez-Martos, fue usuario de este servicio en muchos puertos cuando navegaba: “Es era mi ventaja. Había estado en Stella Maris de todo el mundo, sabía qué valoraba y qué esperaba de ellos”. ¿Qué es Stella Maris? Él lo resume así: “Un centro de acogida para la gente del mar. El lema mundial, en inglés, es: ‘Your home away from home’, tu hogar fuera del hogar. Allí donde estarán a tu lado, donde serás querido. Eso no supone que te arreglen todos los problemas, pero nosotros estamos allí, estamos en el puerto, subimos a los barcos y preguntamos a la gente qué necesita”. El equipo de Stella Maris lo forman 25 personas, de las que más de 20 son voluntarios.

Lo que necesiten

Hay un equipo de visitadores que se dedican a eso, entregan trípticos sobre los servicios de Stella Maris. “Puede ser que alguien necesite una SIM para llamar a casa. Un traslado en nuestra furgoneta. Otro tiene un problema laboral, o personal, y necesita hablar con alguien. Lo que sea”. Atienden al personal de las embarcaciones, incluidos trabajadores en cuestiones no estrictamente marítimos: los camareros de un crucero.

Stella Maris cuenta con una residencia en Barcelona, pero esa no es su función principal. De hecho, es la única Stella Maris con residencia en España: “Hoy en día los barcos están horas en la ciudad, y el tripulante tiene su camarote. Pero algunos desembarcan porque acaban contrato, o vienen a embarcar, y necesitan un lugar para unos días. O la mujer de un marinero que viene con su hijo y necesita un lugar donde esperarlo. También marineros de toda España que vienen a hacerse pruebas o pasar trámites. Y tenemos a pescadores marroquís que en verano duermen en la barca y en invierno aquí”.

Solo gente del mar

Solo la gente del mar tiene acceso a las habitaciones de Stella Maris, que ofrecen precios muy asequibles, sobre todo comparados con la oferta media en Barcelona. Hay 20 habitaciones individuales y seis dobles, 32 plazas en total. Las individuales sin ducha cuestan 15 euros la noche. Con ducha, 18 euros. Y las dobles, 18 euros para cada ‘inquilino’.

El Stella Maris de Barcelona tiene un presupuesto de cerca de 230.000 euros, y se mantiene económicamente con apoyo del Puerto de Barcelona, del ayuntamiento, de la Generalitat, de otras entidades. “Y si cuando cerramos el ejercicio nos faltan 5.000 euros, el Arzobispado nos los da”, explica el responsable del servicio. Se aceptan donaciones, que son fiscalmente deducibles.

Dos furgonetas

Dos furgonetas de Stella Maris, un servicio gratuito, van a recoger a marineros, y los acercan a la ciudad, a la sede de Josep Carner. Les explican cómo llegar al metro, o les recomiendan coger un taxi si son varios. Es común, dice, que los filipinos quieran ir a la Sagrada Família. Pero también hay gente que quiere ir a comprar unos zapatos.

En el edificio de Stella Maris, en Josep Carner, no solo se puede dormir. “Pueden tomar una cerveza, jugar al billar, al futbolín. Tenemos una minipista de básquet”. Stella Maris también organiza partidos de fútbol o básquet en instalaciones que les presta el puerto.

Compras de Amazon

Otro servicio: Stella Maris recibe paquetes de Amazon comprados por la gente del mar, y los guardan aquí. “Nos llegan unos 10 al día”. Es un servicio útil especialmente para los trabajadores de cruceros, que llegan a Barcelona con una periodicidad fija, por lo que si no recogen la compra este miércoles lo harán el que viene. En cambio los de cargueros lo tienen más complicado por los cambios de ruta.

Rodríguez-Martos, en la capilla jubilar de la residencia.

Rodríguez-Martos, en la capilla jubilar de la residencia. / Marc Asensio Clupes

También hay marineros que les solicitan alguna misa, en casos especiales, como cuando ha fallecido alguien. En la sede de Stella Maris hay una capilla jubilar que se emplea ocasionalmente: de vez en cuando hay bodas.

Congreso en Barcelona

Hace tres años, Rodríguez-Martos fue nombrado director del Apostolado del Mar, de todos los Stella Maris, de España: Vigo, Laredo, Bilbao, Barcelona, Tarragona, Castellón, Valencia, Almería, Cádiz, Algeciras, Huelva, Las Palmas, Tenerife y Mallorca.

Sala de ocio.

Sala de ocio. / Marc Asensio Clupes

Barcelona acogió la semana pasada el congreso de ICMA, las siglas de la International Christian Maritime Association, “la asociación ecuménica de pastoral marítima”, dice, en la que están agrupadas entidades cristianas del mar: católicas, anglicanas, baptistas, episcopalianos. “En total, 27 organizaciones cristianas”. Acudieron 250 representantes a la reunión, en la que se analizó la situación general y cómo lograr que el mundo se preocupe más de la gente del mar.

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