Pendiente desde 2002
El gran desalojo del bloque Venus de La Mina se acelera con medio centenar de pisos y locales tapiados
El edificio deteriorado a las puertas de Barcelona sumaba 35 viviendas vacías y ocho a punto de ser deshabitadas a finales de septiembre, mientras la administración insta de nuevo a los vecinos a retirar demandas y dejar de reclamar indemnizaciones para salir ya del inmueble
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Una puerta tapiada en un piso desalojado en el bloque de la calle Venus, en el barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / MARC ASENSIO CLUPÉS

Hace 23 años que centenares de vecinos de La Mina, en el término de Sant Adrià de Besòs y a las puertas de Barcelona, esperan que se cumpla la promesa de dignificar sus condiciones de vida y desalojarlos del bloque de la calle Venus, inmerso en un deterioro perenne y pendiente de derribo desde que se aprobó el primer plan de transformación del barrio en 2002. La degradación del edificio situado en una de las zonas donde menos ingresos se declaran en el área metropolitana se ha evidenciado de muchos modos: apagones que fueron frecuentes durante varios inviernos, humedades, destrozos sin reparar en las escaleras, basura acumulada en los patios... Ahora sigue trasluciendo con las chinches que van saltando por diferentes viviendas desde julio y en los campamentos que algunos indigentes y toxicómanos montan para instalarse en el terrado. Un par de barracas ardieron en la azotea hace dos semanas, sin heridos. Una ya ha reaparecido.
Se manifieste de una forma u otra, el desgaste del inmueble castiga a los vecinos que aguardan que se les posibilite abandonar la maltrecha finca, cada vez menos poblada. Marcada por los retrasos mayúsculos que suscitaron una reprimenda del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya a las administraciones catalanas, la operación de vaciado de Venus ha tomado impulso de una forma hasta ahora inédita en la larga agonía del bloque condenado a desaparecer. Según los datos que el Departament de Drets Socials ha expuesto en respuesta a una pregunta parlamentaria de ERC, 50 pisos y locales estaban vacíos y tapiados a finales de septiembre o en proceso de quedar deshabitados y blindados para evitar ocupaciones.
“Ahora tienen prisa”, observa Paqui Jiménez, portavoz de los vecinos afectados de Venus. Recuenta al menos ocho viviendas tabicadas en su escalera, incluidas cuatro o cinco en las últimas semanas. “Ha habido bastante meneo en el último mes, ya empezó antes de agosto”, delimita la representante vecinal, que advierte que el goteo de mudanzas está comportando dificultades para recabar cuotas suficientes para los gastos de escalera: “Se van los que pagan y eso se nota. La brigada del Consorcio de La Mina nos está dando un poco de apoyo en la limpieza de porterías y patios”.
Las seis escaleras del edificio suman 244 domicilios y 11 bajos. Si bien calculaba a principios de año que cabía posponer el derribo de Venus a 2030 para disponer de más margen hasta resolver los casos más complejos, Drets Socials vuelve a sostener ahora que el desalojo puede terminar en 2027 y echar abajo la finca en 2028.

El bloque de la calle Venus, pendiente de derribo en el barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / MARC ASENSIO CLUPÉS
Indemnizaciones y traslados
A tenor de la respuesta que la consellera Mónica Martínez Bravo firma ante la consulta de la diputada Ester Capella, 35 pisos estaban desocupados y tapiados el pasado 25 de septiembre. La cifra incluye 24 familias que se han marchado de Venus a cambio de una indemnización tras renunciar a reclamar una vivienda facilitada por el Consorcio de La Mina, el órgano formado por la Generalitat, la Diputación y los ayuntamientos de Barcelona y Sant Adrià. De esos hogares, 15 ya estaban desiertos a principios de 2025 después de ser compensados con importes de 97.450 euros para quienes viviesen en domicilios de tres habitaciones y 121.514 en los de cuatro.
Al margen, cabe contar al menos dos pisos vacíos de titularidad pública cuyas puertas también se han revestido con 800 kilos de hormigón armado. Aparte, siete locales han sido desmantelados tras compensarse a sus titulares.
En los últimos meses, se han completado los primeros 11 realojos de residentes de Venus, trasladados sin costes adicionales a pisos de segunda mano que el Consorcio ha adquirido en La Mina. El ente se ha hecho con 31 pisos, de los que ocho se reformaban para ser habitados a finales de septiembre. Al margen, se había comprometido la compra de nueve más.
“El objetivo es alcanzar un total de 50 compras antes de que acabe el año”, reza la resolución rubricada por Martínez Bravo, que apostilla: “Se seguirán comprando pisos para poder dar acogida a todo el vecindario del edificio Venus que tenga derecho a realojo urbanístico o social, al ser familias vulnerables”. También está comprometida la construcción de 66 viviendas nuevas en La Mina para realojados. Algunos vecinos prefieren aguardar a que se edifiquen en vez de desplazarse a un piso en el barrio ya usado. “Pero nadie nos dice nada de la construcción”, protesta Jiménez.

Un piso tapiado en el bloque de Venus, en el barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / MARC ASENSIO CLUPÉS
A finales de septiembre, había ocho traslados que se auguraban “inmediatos”, de acuerdo a la respuesta de la consellera. Los primeros realojados son propietarios sin litigios pendientes con la administración. Casi un centenar de familias del bloque inició acciones para solicitar que se les resarza con 130.000 euros a cada una por los daños y la sordidez que han tenido que soportar mientras se demoraba en abordar la expropiación del edificio para su posterior demolición.
Llamadas de presión
El Consorcio condiciona el traslado sin gastos añadidos a que los vecinos desistan de cualquier pleito. En el inmueble abundan las familias que acreditan una renta escasa y situaciones de vulnerabilidad. Jiménez explica que, como ya pasó tiempo atrás, el organismo ha vuelto a instar de nuevo a los habitantes de Venus a renunciar a mantener un pulso judicial para no aplazar la salida del edificio y quedar relegados a ser los últimos en irse del inmueble.
“Nos están llamando para que firmemos un mutuo acuerdo para retirar la demanda porque, si no la retiras, no te puedes ir con la Ley Haus”, recuerda la vecina. Alude a la norma por la que los afectados pueden canjear el antiguo domicilio por uno nuevo con los mismos metros cuadrados sin abonar nada. Añade que algunos afectados que se incorporaron más tarde a la demanda han sido emplazados a renunciar a un cobro de 5.000 euros que el Consorcio sí pagó a los primeros en acudir al juzgado, a modo de reparación por daños morales.
La presión y el agotamiento tras años de espera y decepciones han llevado a ceder a más de uno. Jiménez cuenta que un par de hogares se decantan por apearse del litigio ante la perspectiva de poder dejar Venus y mudarse de aquí a un mes. La portavoz figura entre quienes esperarán a que la justicia se pronuncie. Confían que ocurra durante el primer trimestre de 2026. “No es normal que estemos aguantando tantos problemas y que nos dejen los últimos en el bloque”, se queja la portavoz.
Dos millones de euros en tapiados y alarmas
El vaciado progresivo del bloque de Venus comporta dos millones de euros en medidas de protección a lo largo del próximo año. El Consorcio de La Mina los justifica por el “grave problema de seguridad” que pueden suponer las viviendas deshabitadas y el riesgo de “posible ocupación ilegal”. En los últimos meses, el organismo ha contratado un servicio de tapiado y desmantelamiento de los domicilios, que se destruyen por dentro para hacerlos inhabitables. El ente sostenido con fondos de cuatro instituciones públicas paga a cambio 1,84 millones de euros por un año de servicio. El contrato por el mismo concepto costó 1,87 millones entre 2023 y 2025.
A su vez, el consorcio también ha vuelto a formalizar un contrato de instalación y mantenimiento de alarmas y sensores en domicilios desalojados, a lo que se añaden rondas de vigilancia, por 174.240 euros por un año. Se desembolsaron 367.840 euros por el mismo servicio entre 2023 y 2025.
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