Fatiga acumulada
Ruido y cansancio: así viven los trabajadores las obras en la estación de Sants
Los empleados piden una reubicación o días de teletrabajo debido a unas jornadas marcadas por las molestias de una gran reforma que se prevé larga
Las obras en Sants entran de lleno en su interior: comercios cerrados y un vestíbulo a medio desmontar

Los trabajadores lamentan el ruido de las obras y los más afectados reclaman una reubicación debido a que serán largas. / RICARD CUGAT / EPC

“Si un viajero pasa por aquí, lo sufre 15 minutos. Nosotros estamos ocho horas. El problema es el tiempo de exposición, el tiempo que lo aguantas”, lamenta Francisco Cárdenas, responsable de la sección ferroviaria de UGT. Se refiere al ruido de las obras en la estación de Sants de Barcelona, que invade andenes, vestíbulos y oficinas.
El golpeteo y las vibraciones vienen principalmente estos días de bajo tierra, mientras que en el gran vestíbulo resuena un sonido agudo y cortante, como de metal siendo seccionado, que llena el espacio con su insistencia. El falso techo de toda la estación está a medio desmontar. Pau Mercè, coordinador del sector ferroviario de CCOO, muestra los distintos espacios y confirma que el impacto es generalizado. Decenas de empleados de Renfe, Adif, contratas y servicios auxiliares afrontan jornadas laborales marcadas por el ruido, que se suma a la ya habitual falta de luz natural de la estación.
Reubicación
Los trabajadores de Renfe, que están de alquiler en unas dependencias que pertenecen a Adif, han reclamado una reubicación. Adif les ofreció el edificio Torre Marenostrum, antigua sede de Gas Natural en la Barceloneta. “En una encuesta la mayoría fuimos contrarios a irnos lejos. Los trenes están aquí", explica Mercè. "Pero la diferencia con los compañeros reubicados fuera es evidente”, añade. Se refiere al nuevo emplazamiento que ocupan los empleados de Adif, en unos módulos instalados en la plaza de Joan Peiró, junto a la estación, “con ventanas y luz”, cuando los de Renfe permanecen en oficinas interiores o en los sótanos. Aun así, ni siquiera el personal de Adif queda totalmente ajeno al ruido, ya que las obras también se desarrollan cerca de sus instalaciones en este lado de la estación.

Obras en el exterior de la estación, que también está reforzando sus pilares en la zona subterránea de los andenes. / RICARD CUGAT / EPC
"A rachas"
Cárdenas describe una situación que “va a rachas, con días mejores y otros peores”. Mientras en los exteriores de la estación las obras se concentran durante el día para no molestar a los vecinos, en el interior ocurre al contrario. Los trabajos más duros se hacen de noche, cuando las máquinas pican pilares y el sonido se amplifica como en una caja de resonancia.
Para poder ampliar el vestíbulo de Sants y construir un nuevo bloque en la parte posterior, en estos momentos se está reforzando la losa del vestíbulo y de los pilares en el nivel de los andenes. Además, se está construyendo un nuevo depósito de agua para el sistema contra incendios y se están habilitando dos rampas de acceso a una zona de servicios bajo el piso principal.
Según las previsiones, las molestias más intensas durarán alrededor de dos años, aunque la transformación completa de la estación se prolongará hasta 2030. Mientras, la mayoría de tiendas y restaurantes del vestíbulo han cerrado.

Obras de la estación de Sants, que se iniciaron el pasado mes de enero y ocasionan mucho ruido. / RICARD CUGAT / EPC
Fatiga acumulada
Los trabajadores de Renfe se encuentran dispersos por la estación según su función. Los que operan en las plantas inferiores son los más perjudicados y se lamentan de una "fatiga acumulada". Tras quejarse por los ruidos, a Fermín Sánchez, mando intermedio que se encarga de coordinar los turnos de los maquinistas, se le ha ofrecido desplazarse a las zonas de descanso donde permanecen los conductores entre turnos. “No es adecuado como lugar de trabajo para nosotros. O bien están durmiendo, o comiendo o viendo la televisión”. Otra alternativa es un traslado en una oficina pegada a la vía 1, también bajo tierra. “Es salir de un zulo para meterse en otro”, ironiza, mientras un AVE llega con el chirrido de sus frenos.
Una opción viable, plantea Mercè, sería potenciar el teletrabajo en los casos que sea posible para reducir la exposición al ruido y las molestias, al menos durante las fases más críticas.

Locales cerrados en la estación de Sants, en obras. / RICARD CUGAT / EPC
Futuro lejano
Pese a todo, los sindicatos coinciden en que las obras son necesarias. La ampliación del vestíbulo permitirá mejorar la circulación de pasajeros y reducir colas, ya que el nuevo edificio conectará mejor los distintos servicios ferroviarios. “Las obras son inevitables”, concluye Francisco Cárdenas, “pero ojalá se tuviera más en cuenta el bienestar de quienes estamos aquí cada día. No somos pasajeros de paso; somos los que mantenemos la estación en marcha”.
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