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Operación 'Ferro'

Barcelona despliega su plan 'antinavajas' en zonas conflictivas y focos de multirreincidentes y bandas juveniles

Además de armas blancas, la Guardia Urbana retira las drogas que encuentra y actúa sobre el consumo de alcohol

La Guàrdia Urbana ha requisado un 40% más de armas blancas en Barcelona este 2025

Así son los controles para interceptar armas blancas en los grandes conciertos de la Mercè

Un agent de la Guàrdia Urbana en un control. | MANU MITRU

Un agent de la Guàrdia Urbana en un control. | MANU MITRU

Germán González

Germán González

Barcelona
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Barcelona ha estrechado el cerco a las navajas en los últimos dos años. La concatenación de varios incidentes hizo saltar las alarmas municipales sobre el uso de armas blancas de pequeño formato, una tendencia al alza que el teniente de alcladía de seguridad Albert Batlle bautizó como 'cultura de la navaja'. Desde entonces se han desplegado controles, en general de forma discreta, con algun dispositivo más vistoso como en el caso de las dos últimas fiestas de la Mercè. La Guardia Urbana desgrana a EL PERIÓDICO el origen y las prioridades actuales de este frente de intervención.

Agresiones con gran eco

En 2024 la Guardia Urbana constató que en la ciudad habían aumentado "significativamente" los delitos en los que se usaba una arma blanca. Los agentes detectaron que no es que se exhibieran más cuchillos o navajas para cometer robos con violencia e intimidación, sino que se utilizaban para amenazar o lesionar a otras personas durante riñas, peleas y ataques.

Los analistas del cuerpo policial municipal tuvieron en cuenta que habían aumentado las asistencias médicas en la ciudad por pinchazos o cortes con armas blancas fruto de desacuerdos, deudas o pugnas por el control de algunos espacios, entre otras casuísticas. "Esta manifestación violenta para dirimir conflictos no era habitual en Barcelona y por eso había que hacerle frente, para limitar la proliferación de estas conductas", remarcan fuentes de la Guardia Urbana.

Además, añaden que este incremento del uso de armas blancas, con la consecuencia del "eco mediático" que dejaba por los heridos y muertos que generaban estas peleas, provocó "un impacto en la percepción sobre la seguridad que tenían los vecinos de Barcelona". "Hablar abiertamente de aumentos de la violencia en los espacios públicos y ligarlo a un aumento en la detección de las armas blancas provocó una preocupación clara, que a menudo afectaba a comportamientos, como desconfianza en el espacio público o restricciones de la movilidad a los hijos menores, entre otras", indican los agentes.

Por zonas y por perfiles

Ante esta situación la Guardia Urbana puso en marcha a mediados del año pasado la operación 'Ferro', que es la aplicación en Barcelona del 'pla Daga' de los Mossos d'Esquadra para detectar, intervenir y denunciar armas blancas no autorizadas en el espacio público. En aplicación de este dispositivo, hasta agosto del este año los agentes incautaron en la ciudad 1.232 armas blancas, un 40% más de las requisadas en 2024, como avanzó este diario.

La operación 'Ferro' actúa en dos líneas: zonas y perfiles. Por un lado, la identificación de espacios públicos en los que es frecuente encontrar armas blancas. A partir de los informes de las unidades territoriales de la Guardia Urbana, con análisis de los equipos de la policía de barrio, se acotaron zonas en las que se podrían encontrar personas que llevaran armas blancas a partir de denuncias.

La segunda línea de actuación está relacionada con "el perfil de actividad" de sospechosos. Los analistas señalan que "una cifra relevante de autores de robos con intimidación, generalmente multirreincidentes llevaban armas blancas, según las víctimas". Otro serían personas vinculadas a "agrupaciones urbanas juveniles" que tienen "cierta propensión a exhibir armas en enfrentamientos" con otros grupos. Finalmente, un tercero serían los delincuentes que tienen necesidad de protegerse si llevan drogas.

Controles planificados

A partir de estos análisis la Guardia Urbana establece controles periódicos "de forma planificada y recurrente" por distritos de Barcelona y en horas determinadas, cuya duración e intensidad dependerá del momento y de lo encontrado. Estos dispositivos se hacen tanto solos como con el apoyo de Mossos o de Policía Nacional. La Guardia Urbana usa detectores de metales para buscar cuchillos o navajas. Los controles también se establecen en lugares concurridos, como conciertos, festivales, fiestas mayores o celebraciones deportivas. Se pudo ver en la avenida Maria Cristina durante las dos noches clave de la Mercè y los operativos de la Guardia Urbana buscando armas blancas entre los asistentes a los conciertos que se celebraban.

También se han visto agentes de la policía de Barcelona en los dispositivos de apoyo de Mossos contra la multirreincidencia que se establecen en Ciutat Vella, en puntos en los que se concentran estos delincuentes como algunos bares o estaciones de transporte público, así como en zonas en las que se ha detectado varios delitos con uso de arma blanca en poco tiempo. Estos dispositivos son muy dinámicos reevaluando la situación ante cualquier nuevo fenómeno, como un aumento de agresiones o ataques en puntos determinados de la ciudad.

Desde la Urbana también se destaca que estos controles también permiten intervenir la tenencia de drogas y el consumo de alcohol, ya que es "muy relevante" que no se dé la combinación "alcohol/drogas-armas" por la afectación de estas sustancias sobre el autocontrol.

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