Entrevista
Jordi Coronas, tras su paso por la flotilla de Gaza: “No esperaba que nos atacaran con drones explosivos”
El concejal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona relata en una entrevista de EL PERIÓDICO su vivencia como capitán de uno de los barcos de la misión
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Jordi Coronas, tras regresar de la misión con la Global Sumud Flotilla, en Barcelona. / Irene Vilà Capafons / EPC

El concejal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Coronas, no dudó en ningún momento en capitanear uno de los barcos de la Global Flotilla Sumud para entregar ayuda humanitaria en Gaza. Era su primera experiencia como activista y le llegó con “pack completo”: una interceptación del ejército israelí tras 35 días navegando por aguas del Mediterráneo, una estancia en una cárcel en medio del desierto y la posterior deportación desde Israel. Una experiencia que, pese a todo, volvería a vivir y que cuenta en esta entrevista de EL PERIÓDICO.
¿Fue una decisión personal o política?
El día que la activista Mi Hoa Lee rompió la huelga de hambre en plaza Catalunya fui en representación del partido y conocí a Edu, un activista que me habló de la flotilla. Le comenté que era capitán de yate y que si me necesitaban podía ayudarles. Me tomaron la palabra muy rápido. No me dio tiempo a reflexionar, pero no dudé en ningún momento. Era una oportunidad única.
¿Eran realmente optimistas sobre la posibilidad de entrar en Gaza y entregar la ayuda?
Desde el primer momento contábamos con el noventa y pico por ciento de posibilidades de que seríamos interceptados. Pero durante la travesía, como había mucha presión mediática, pensamos: “¿y si llegamos qué?”. Todavía teníamos un diez por ciento de probabilidades. Yo me quedé a 60 millas, diez horas de navegación.
¿Cómo fue la experiencia en la cárcel?
En una cela pensada para ocho estábamos 13. No salíamos para nada, sólo cuando nos llamaban. Todo se hacía en la cela, de seis por tres. Llegamos a hacer como una revuelta. Con pimiento rojo pintamos ‘Free Palestine’ en la pared, picamos a las puertas, gritamos. Vinieron unos 20 policías armados con una actitud muy agresiva. Aquí sí que sufrí.

Jordi Coronas, tras regresar de la misión con la Global Sumud Flotilla, en Barcelona. / Irene Vilà Capafons / EPC
¿Se pasa miedo?
Sí. El miedo es natural, lo importante es no caer en el pánico y cumplir con los protocolos. Cada día hacíamos simulacros. El día de la interceptación lo habíamos pensado, hablado y practicado muchas veces. De hecho, fue menos violento de lo que esperábamos. Cuando has hablado mucho de una cosa, te es más fácil vivirla. Lo que no me esperaba es que me atacaran con drones explosivos. Ahí empecé a tomar conciencia.
¿Llegó a temer por su vida?
Cuando terminó el ataque con drones pensé: nos acaban de demostrar que si quieren harán lo que quieran. Sentía la indignación de que si esto lo hubiera hecho una organización terrorista nadie dudaría en decir que ha sido un ataque terrorista. Pero lo está haciendo un gobierno, sionista y fascista de Israel, y no hay una repercusión internacional ni la respuesta tan contundente como la que tocaría.
¿No se sintieron acompañados?
No. Dijeron que nos acompañarían unos barcos, pero a la hora de la verdad no estaban allí. La fragata italiana sí que la vimos a cierta distancia, algunas turcas, pero cuando llegó el momento, pasada la línea de 120 millas, no estaban. Estábamos solos.

Jordi Coronas a su llegada al aeropuerto de Barcelona-El Prat. / Jordi Otix / EPC
¿Qué tipo de apoyo institucional recibieron durante la travesía?
Me llamó el alcalde Collboni el día después de la noche de los drones y las explosiones. Ministros no. Es fácil entrar ahora en el detalle pero hay que tener el foco en Gaza. La flotilla hemos sido el instrumento para que se hable de Palestina todo este tiempo. Ahora lo difícil será mantenerlo. Tenemos que conseguir que los sindicatos mayoritarios se sumen a la huelga general del 15 de octubre. Sin activismo y movilización el Gobierno no se moverá.
¿Volvería?
Volvería si no hubiese ido. Ahora no, pero no por mi. Hay gente que lo ha pasado muy mal. Si hay otra flotilla puedo ayudar con un equipo de tierra o en la preparación de los barcos.
¿Qué reflexión hace de todo ello?
No es un país normal. Te dicen que eso es la Alemania nazi y te lo crees. Hay comportamientos psicópatas, no solo del ejército o la policía. Cuando volvimos en el avión, íbamos al final, delante estaba lleno de judíos que iban a Madrid. Se levantaban, se reían de nosotros, nos increpaban. Este comportamiento social tiene raíces muy profundas y en Europa está empezando a pasar. La lucha contra el fascismo es global. Palestina también es la lucha contra el fascismo.
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