Controversia por un fármaco
Un juzgado investiga el despido de un sanitario que ayudó a salvar a un joven apuñalado en Barcelona
La empresa Ambulancias Domingo acusa al trabajador de haber cortado la hemorragia del herido con un medicamento que no estaba autorizado a usar y el empleado lo niega
¿Qué empresas gestionarán las ambulancias en Catalunya hasta 2030?

Base de la flota de Ambulancias Domingo, en Barcelona. / MANU MITRU

Sobre las 23:00 horas del pasado 31 de julio, A. P. G. socorrió junto a otros sanitarios a un joven de 22 años que se desangraba tras ser apuñalado repetidamente en el tórax en el distrito de Nou Barris, en Barcelona. A. P. G. es técnico en emergencias sanitarias y, aquella noche, condujo la primera ambulancia que acudió a auxiliar al muchacho. A. P. G. iba acompañado de otra técnica y se encargó de contener la hemorragia mientras se reclamaba la asistencia de una unidad avanzada ante la gravedad de las heridas. El chico acabó reponiéndose en el Hospital Vall d’Hebron, donde ingresó en estado crítico y fue operado aprisa. En apariencia, A. P. G. contribuyó a evitar una muerte. No obstante, aquella intervención le ha costado el puesto de trabajo.
La flota para la que trabajaba, Ambulancias Domingo, le rescindió el contrato a mitad de agosto tras expedientarlo. Lo hizo por motivos disciplinarios, justo por esa emergencia a cara o cruz. La empresa le culpa de haber suministrado Amchafibrin, un medicamento que contiene ácido tranexámico, una sustancia para cortar el sangrado y que el personal de su categoría no está autorizado a manejar.
La compañía le acusa de haberlo inoculado sin supervisión médica y excediendo sus competencias, por lo que le achaca una “conducta negligente” y “temeraria” que indujo un supuesto “riesgo inaceptable” a la víctima. Por el contrario, A. P. G. niega que recurriera a ese fármaco y recalca que no existe prueba de su uso ni figura en el informe asistencial.
La compañía acusa al empleado de una conducta "temeraria" que puso en "riesgo" al paciente; él responde que solo usó gasas y suero
El Juzgado de lo Social número 26 de Barcelona ha abierto diligencias para investigar si se trata de un despido improcedente, a raíz de una demanda del trabajador, defendido por CCOO. “Usé gasas y suero fisiológico, lo habitual para un técnico”, afirma A. P. G. a EL PERIÓDICO. Sostiene que “al paciente le quedaban 10 minutos de vida” cuando lo atendió: “Tenía un neumotórax y un pulmón encharcado. Presentaba nueve heridas, una de ellas muy aparatosa. Comprimí la hemorragia masiva metiendo el dedo con la gasa por el agujero para tapar la arteria. Éramos una ambulancia de soporte vital básico, se nos asignó un servicio indebido para nuestra dotación y pasó casi una hora entre que se llegó a la incidencia y se hizo el traslado. La unidad medicalizada no se desplegó hasta la segunda llamada. Que esté vivo es, en gran parte, gracias a mí”.
Versiones opuestas
Por su parte, Ambulancias Domingo responde que, "ante la existencia de indicios susceptibles de ser constitutivos de falta", se expedientó y se suspendió de empleo al trabajador "mientras se realizaban las correspondientes diligencias". La empresa defiende que el despido se resolvió "teniendo en cuenta toda la información obtenida" y añade que queda a expensas de lo que el juzgado resuelva.
En la documentación que este medio ha podido consultar, figura que la empresa da por acreditado que A. P. G. aplicó el medicamento descrito. Se basa en las declaraciones de la otra técnica que acudió al servicio y del enfermero de la unidad de soporte vital avanzado, que se hizo cargo de la situación y detectó indicios compatibles en el paciente con los efectos del ácido tranexámico.
La cadena de hechos que desembocó en el despido se inició cuando la compañera de turno de A. P. G. avisó de la supuesta negligencia con el fármaco. Dio lugar a que la jefa territorial del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) abriera una incidencia por presunto intrusismo. “No se contrastaron los hechos”, replica A. P. G. “La empresa me pidió explicaciones y los desmentí tajantemente porque son falsos. ¿Cómo pueden basarse en el testimonio de un enfermero que no estaba presente en el momento de la intervención?”, protesta.

Base de la flota de Ambulancias Domingo, en Barcelona. / MANU MITRU
La demanda interpuesta por la representación de CCOO postula que la decisión de despedir al empleado es “arbitraria, infundada y desproporcionada”. El sindicato recrimina a Ambulancias Domingo que sometiera a una posible “indefensión” a A. P. G. y que tuviera “adoptada la decisión sancionadora de forma previa” a las alegaciones que formuló el trabajador, que carece de sanciones anteriores. El técnico cree que el despido fue el “culmen” de un presunto acoso laboral que asegura que sufrió en la empresa y que ha denunciado a los Mossos d’Esquadra.
“Exceso de celo”
CCOO ve un “exceso de celo” en que Ambulancias Domingo culpe de seis incumplimientos de la normativa a A. P. G. -incluidos fraude, abuso de autoridad, falta de diligencia e imprudencia- aunque le atribuya lo que define como un único “hecho aislado” que cataloga de “inverosímil”. “Se han atribuido al actor faltas que no ha cometido”, manifiesta el sindicato, que recalca que el uso de ácido tranexámico se imputa “sin aportar datos objetivos ni contrastables que permitan corroborar” que se suministrara, “más allá de la mera testifical de la compañera [de turno de A. P. G.], carente de respaldo documental y no consignada en el informe asistencial que constituye el registro oficial de la actuación sanitaria”.
En la carta de despido, la compañía admite que la sustancia de la discordia no consta en los reportes de la noche de autos. Sin embargo, aduce que “la ausencia de anotación en el informe asistencial, lejos de desvirtuar los hechos, constituye un indicio adicional de irregularidad”. CCOO opone que el medicamento “no forma parte del material” con que se provee una ambulancia como la que su defendido conducía. “En ningún caso, pudo haberse suministrado dicho producto”, remacha.
CCOO defiende al técnico y tacha la rescisión del contrato como una decisión "arbitraria, infundada y desproporcionada"
Por su parte, A. P. G. cuenta que la empresa le mostró una “botellita de cristal”, que correspondería al vial del fármaco al que supuestamente echó mano. “No reconozco esa ampolla, nunca he tenido contacto con una y no sé de dónde salió”, contesta.
Además, CCOO enfatiza que “el paciente fue atendido de manera diligente, el sangrado remitió y no consta reclamación, queja ni consecuencia negativa ni para la empresa ni para terceras personas". En cambio, Ambulancias Domingo contrapone que “el hecho de que el paciente haya sobrevivido no neutraliza el riesgo grave e inminente generado por una actuación fuera de protocolo con un medicamento no autorizado”.
A. P. G. recibió un escrito de la víctima, en el que le agradece su contribución para que no se desangrara. “Pese a lo adverso del caso, se le salvó la vida y me quedo con que le fuera bien”, concluye el sanitario.
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