Entrevista

Bombo Ndir: “Los hijos de los inmigrantes son el futuro de Barcelona, Catalunya y España”

Referente de la comunidad senegalesa en Catalunya y Barcelona, ganó la Creu de Sant Jordi por su labor a favor de mujeres emigrantes

Así se autofinancian las mujeres subsaharianas en Catalunya: "Es nuestra única forma de tener libertad económica y emprender"

Bombo Ndir, referente de la comunidad fenemina senegalesa en Catalunya.

Bombo Ndir, referente de la comunidad fenemina senegalesa en Catalunya. / Cedida

Toni Sust

Toni Sust

Barcelona
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Dicen de usted que es la referente de los senegaleses en Barcelona, en Catalunya.

De toda la comunidad, pero estoy muy centrada en lo femenino.

¿Dónde nació?

En Dakar.

¿Cómo llegó a Barcelona?

Llegué en 1998. Estaba embarazada de ocho meses. Fue llegar a Barcelona y coger un taxi hasta Sant Feliu de Codines, conocía a alguien ahí. Un chico que había vivido con mi hermana en Gabón. Pero por el embarazo me llevaron a Granollers. Ahí me acogió una familia.

Ha vivido muchos años en Granollers.

15 años. Me fui a Barcelona porque me quedé sin vivienda en Granollers, que es mi pueblo. Lo quiero mucho.

¿Tuvo problemas para viajar a Europa?

No, tenía un visado de Portugal, porque fui a la Expo de Lisboa, en 1998. Y de ahí a Barcelona.

"La emigración es un túnel: ves una luz lejana. Pero cuando sales de ese túnel, te encuentras con una sorpresa grandísima. Sientes que la gente te ve como a alguien muy inferior. Te dicen que aquí no pintas nada"

¿Y cómo fue la llegada?

Sabía algo de España, había estudiado español en Senegal. Me imaginaba que en España sería bienvenida, que acogerían bien a las personas con necesidades. La emigración es un túnel: ves una luz lejana. Pero cuando sales de ese túnel, te encuentras con una sorpresa grandísima. Sientes que la gente te ve como a alguien muy inferior. La gran mayoría de la gente te lo dice clarísimo: aquí no pintas nada, tienes que adaptarte a lo que hay, coger los trabajos más precarios, tienes que decir que sí a todo, no pudes cuestionar a los autóctonos. Y yo digo: ¿por qué? No estoy de acuerdo.

¿Con que se encontró, por ejemplo?

Con que las mujeres que venían por reagrupación, porque el marido ya estaba aquí antes que ellas, no podían trabajar. Y a los hombres en general les parece bien.

Usted vino sin hombre.

Sin hombre.

¿Cuántos hijos tiene?

En total, cinco. Vivo con dos en Barcelona. Se me murió una hija de leucemia con cinco años. Eso me llamó mucho a irme de Senegal, porque la palabra de la mujer quedaba en segundo plano y yo quería que ella fuera a un hospital y mi marido quiso que fuera a otro. Me dijeron que era el padre. Bueno, pues yo soy la madre.

¿A qué se dedicó al llegar a Granollers?

Tres meses después de parir, encontré un trabajo cuidando a un hombre mayor que tenía Alzheimer. Yo creo que me cogieron por la niña. Fui a sustituir a una amiga. El hombre vio a la niña y se emocionó.

Y después fue progresando.

Encontré otro trabajo. En Senegal yo daba clases, sé hacer muchas cosas manuales, y en Cáritas me preguntaron si sabía coser con una máquina. Pasé una prueba, lo hice bien y eso me abrió la puerta. Me hicieron una oferta para dar cursos de coser en Granollers. Cuando tuve papeles, Cáritas me consiguió un empleo con contrato en una casa en la que se hacían cortinas.

Y decía que se fue a Barcelona al quedarse sin piso.

Fue en 2013. Cáritas me buscó un piso de emergencia. Por eso vine a vivir a Barcelona. Ahora vivo en La Mina, en Sant Adrià de Besòs.

"Cuando parí a mi hija, la enfermera instó a mi compañera de habitación a no dejarme las zapatillas. Le dijjo: ‘Traen enfermedades, tienen el SIDA’"

¿Y cómo acabo convirtiéndose en ese referente para las mujeres inmigrantes, esa labor por la que le dieron la Creu de Sant Jordi?

Porque vi que había injusticia, una violencia institucional terrible, racismo, que se sufre solamente por ser negra, por ser inmigrante. En las administraciones públicas, los organosmos políticos, las universidades, los medios de comunicación. Viví esa discriminación yo misma. Cuando parí a mi hija, en el Hospital de Granollers, no pude ir a buscar ropa antes del parto. Ya en la habitación pedí a la mujer con la que la compartía que me dejará los zapatillar para entrar en el lavabo, y la enfermera le dijo que ni se le ocurriera, que la gente como yo solo traía enfermedades, como el SIDA. Protesté, pedí una hoja de reclamación. No puedes decir que todos los negros que llegan aquí tienen SIDA. La he visto muchas veces por Granollers, a esa enfermera. Dice que no se acuerda de mí. Pero creo que me recuerda perfectamente.

Usted aprendió catalán antes que castellano.

Luché mucho para expresarme bien, para poder defenderme.

¿A qué se dedica en su día a día?

A dinamizar grupos de mujeres. La comunicación entre instituciones y e inmigrantes, especialmente las mujeres, no funciona muy bien todavía. Hay muchísimos proyectos elaborados sin contar con las personas a las que están destinados Como la comunicación no existe, se necesita esa dinamización de la que hablaba. Por eso es tan importante el papel de los mediadores.

"La comunicación entre instituciones y e inmigrantes, especialmente las mujeres, no funciona muy bien todavía. Por eso es tan importante el papel de los mediadores"

Una de las actividades en la que usted participa es la ‘tontine’, la recogida de dinero y préstamos entre mujeres subsaharianas.

Las mujeres inmigrantes somos resilientes, nos organizamos con lo poco que tenemos, para llenar el vacío del Estado. Son dinámicas tradicionales que nos hemos traído a Europa. Las mujeres sin libertad económica no llegan a ningún lado. Lo que hacemos es, por ejemplo, que una mujer pueda comprar billetes para ir a África, porque lleva 10 años sin viajar. Como no tiene dinero para cuatro o cinco billetes a la vez, nos agrupamos para conseguirlo. Es un sistema de supervivivencia económica.

Fundó una asociación.

La Associació de Dones Migrades Subsaharianes. Ya tenemos 20 años. No ha sido fácil celebrar esos 20 años. Aún caminamos con una sola pata porque no podemos presentarnos a las grandes convocatorias. Han sido 20 años trampeando.

"La Associació de Dones Migrades Subsaharianes ya tiene 20 años. No ha sido fácil celebrarlos. Han sido 20 años trampeando"

¿La asociación apoya a mujeres en varios campos?

Claro. Por ejemplo en salud mental. Hacemos mediaciones en todos los ámbitos: sanitario, educativo, judicial. Reivindicamos que no podemos callar solo porque seamos negras, porque seamos mujeres, porque vengamos de fuera. Estamos aquí por una razón determinada, y tiene que valorarse nuestra aportación demográfica. Y tampoco podemos olvidar la memoria histórica de España, sobre todo Catalunya, con África. A Senegal se venía desde Europa a comprar negros para llevarlos como esclavos a América.

El discurso de la extrema derecha contra los inmigrantes ha cogido fuerza.

Y el de partidos que en teoría no son de extrema derecha. Pero tienen que tener claro que nuestros hijos, los hijos de los inmigrantes, son el futuro de Barcelona, de Catalunya y de España.

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