Panadería emblemática

Cierra el Forn de Sarrià tras más de un siglo de historia: "No ha sido una decisión fácil"

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Forn de Sarrià

Forn de Sarrià / Ferran Nadeu

Gisela Macedo

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Barcelona
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Otra tienda de barrio se despide en Barcelona. Esta vez es el turno del Forn de Sarrià, ubicado en el número 100 de la calle Major de Sarrià, cuyos dueños han anunciado con tristeza su cierre a través de un cartel colgado en el local y una publicación en redes sociales, donde lamentan que el negocio se había vuelto "insostenible" y que tampoco han podido encontrar panaderos que puedan continuar con este negocio de proximidad.

El Forn de Sarrià ha estado dirigido hasta ahora por los hermanos Blas y Sílvia Aranda. Su padre cogió el negocio hace más de 50 años, si bien la panadería abrió en el 1904. A lo largo de su historia, esta panadería ha sido muy valorada por los vecinos por su producto y atención al cliente, y en 2023 fue reconocida como el mejor comercio del barrio en los premios de la asociación de comerciantes Eix Sarrià.

Invasión de 'coffee & bakerys'

Este cierre llega en un momento en que la calle Major de Sarrià —la arteria principal de esta antigua villa anexionada a Barcelona en 1921— vive una transformación comercial acelerada. En la misma vía se han instalado numerosas panaderías de nueva apertura, muchas bajo el nombre de 'coffee & bakery' y pertenecientes a grandes cadenas como Vivari, Macxipa o Santagloria, muy alejadas del modelo de tienda de barrio tradicional. Algunos vecinos, en declaraciones previas a este diario, ya manifestaron hace un año su desconcierto ante este fenómeno: "Ahora todo es pan, pan, pan... No entiendo cómo permiten este monocultivo comercial", decía uno de ellos.

El mensaje de despedida del Forn de Sarrià, firmado por Blas Aranda, dice así:

"Gracias, Sarrià. Hasta pronto. Después de muchos años sirviéndoos con ilusión, pasión y harina hasta los codos, ha llegado el momento de decir adiós. Cerramos el horno. No ha sido una decisión fácil. El ritmo de trabajo se ha vuelto insostenible para mí, que estoy al frente de todo, y, desgraciadamente, no hemos podido encontrar panaderos que ayuden a continuar con la actividad. Solo tenemos palabras de agradecimiento para todo el barrio de Sarrià. Gracias por vuestro apoyo constante, por cada 'buenos días', cada sonrisa, cada conversación y cada muestra de confianza depositada en nuestro pan. Nos despedimos con el corazón lleno, sabiendo que hemos formado parte del día a día de muchos hogares y que hemos compartido mucho más que horno y levadura: hemos compartido vida. Gracias de todo corazón".