Junto a la boca de la estación
Inquietud en La Verneda por la retirada de una gran placa de amianto frente al metro de La Pau
Entidades vecinales denuncian que la extracción se efectúa sin cumplir con las obligaciones para evitar que el polvo tóxico se disperse y los sindicatos piden mediciones de presencia de la sustancia en la estación
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La gran placa de fibrocemento a medio retirar frente a la boca de metro de La Pau, en Barcelona. / JORDI OTIX


Jordi Ribalaygue
Jordi RibalayguePeriodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
Otra retirada más de amianto despierta inquietud en Barcelona. Esta vez ocurre en el barrio de La Verneda i La Pau, justo en frente de la única boca de metro donde confluyen las líneas 2 y 4. Desde hace poco más de una semana, se están extrayendo unas placas que forran la medianera de un edificio de la Rambla Guipúscoa que aloja un trastero. Las láminas están hechas con fibrocemento, el material extendido con la construcción durante el siglo XX que contiene amianto, cuya comercialización se prohíbe en España desde 2002 por ser potencialmente cancerígeno e inducir enfermedades y trastornos crónicos en la pleura y el pulmón cuando desprende polvo. Entidades vecinales creen que en el caso de La Verneda i La Pau no se están preservando todas las medidas de seguridad exigidas.
Así lo han denunciado este mediodía la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) y el grupo de Jubilados de Macosa-Alstom Afectados por el Amianto, dos entidades que están apretando para que se apruebe una ley de erradicación del amianto en Catalunya. Ante la sospecha de presuntos incumplimientos, reclamaron supervisar el plan de trabajo que el Departament de Treball concedió para arrancar el asbesto del inmueble.

EL PERIÓDICO
“El plan de trabajo dice unas cosas y, en la práctica, se hacen otras”, sostiene Miguel Moreno, miembro del colectivo de jubilados de Macosa, una planta del distrito de Sant Martí cerrada hace más de 30 años de la que siguen falleciendo exoperarios a causa del asbesto que respiraron en su día. El año pasado murieron tres exempleados. “El plan prevé que la manipulación de placas podría desprender fibras -ha comentado Moreno-. Por lo tanto, hay que mojarlas, impregnándolas con agua y adhesivo a baja presión antes de manipularlas y desprenderlas del sitio para colocarlas en bolsas, pero eso no se está haciendo”.
Los extrabajadores de Macosa y la FAVB añaden que, además, se han golpeado las placas y se han agujereado para pasar un gancho para descenderlas. “Eso está totalmente prohibido”, replica Moreno. Como agravante, menciona que se trata de una zona muy transitada al hallarse justo delante de la única boca de metro de La Pau. “Es de alta concurrencia, en la que entra y sale gente a montones, y si las fibras entran por aquí puede transcurrir por los túneles del metro”, ha alertado.

Un trabajador de la obra en La Verneda i La Pau, con mono para retirar el amianto, en Barcelona. / JORDI OTIX
Moreno ha recordado que una sola fibra de amianto puede ser causante de un mesotelioma -un cáncer sin cura que acorta la esperanza de vida a apenas un año desde que se manifiesta- y que el periodo de latencia hasta que las afecciones afloran va de 10 a 40 años. La Asociación de Vecinos de La Pau se ha manifestado preocupada y ha reclamado que se garantice la seguridad en la extracción de las placas, al tratarse de un lugar muy concurrido, también por hallarse un polideportivo en las inmediaciones.
Petición de controles
Representantes sindicales del Col·lectiu Independent del Metro (CIM) y de UGT han explicado que, a raíz de las obras, han rogado a Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) que se efectúen mediciones de fibras de amianto en las instalaciones de la estación de La Pau. También han sugerido que se encapsule el acceso a la parada, formando un túnel por la calle para evitar que los pasajeros queden expuestos a la supuesta dispersión de polvo insalubre.
“No sabemos si esto puede afectar a los usuarios y los trabajadores, por eso pedimos medidas”, ha señalado Jordi Díez, delegado de prevención y del comité de empresa del metro por el CIM. Díez ha asegurado que el viernes pidieron que se cerrase un extractor de aire de la estación, para que dejara de succionar aire con supuesta presencia de amianto para refrescar los andenes. A su vez, los delegados de prevención han recomendado al personal de la estación que permanezca todo el tiempo que pueda en las cabinas.

Un operario con mono blanco frente a la gran placa de amianto que se retira en La Verneda i La Pau, en Barcelona. / JORDI OTIX
“No tenemos constancia de que hayan avisado a nuestra empresa de que se haría estos trabajos”, ha comentado Díez, que ha lamentado lo que ha descrito como una falta de control: “No entendemos que se haga un plan de trabajo, por el que se deben seguir unas reglas, no se cumplan y nadie lo fiscalice”.
Preguntados al respecto, TMB se ha escudado en que la obra no es suya, mientras el distrito de Sant Martí se ha remitido al Departament de Treball. La conselleria ha confirmado que existe un plan de trabajo para retirar amianto aprobado para la obra. No ha concretado si se ha realizado una inspección de trabajo. La FAVB y los Jubilados de Macosa han asegurado que les han informado de que sí se llevará a cabo.
Déficit de supervisión
El portavoz de la comisión contra el amianto de la FAVB, Joan Maria Soler, ha censurado el “déficit enorme en el control de las obras”. “Se le debe poner remedio, la responsabilidad es de la Inspección de Trabajo pero, teniendo en cuenta que también es contaminación ambiental, el ayuntamiento debe jugar un papel”, ha postulado.
En ese sentido, está pendiente de constituirse la Mesa para la Erradicación del Amianto de Barcelona, conformada por el consistorio, entidades vecinales y otros actores implicados en la eliminación de la sustancia peligrosa, que debe desaparecer antes de 2028 en dependencias públicas y antes de 2032 en inmuebles privados. “El ayuntamiento tiene capacidad de estar mucho más cerca de las obras y, por lo tanto, es fundamental que tenga una buena coordinación con la Inspección de Trabajo”, ha abogado.
Además, Soler ha afeado que “cada dos por tres” sean los vecinos quienes deban dar la voz de alarma por una deficiente eliminación del amianto. “No es normal que sean los vecinos los que deban estar controlando si se cumplen o no los planes de trabajo, no podemos estar continuamente detrás de las obras, si lo hacemos es porque hay dejadez de funciones”, ha zanjado. “La excepcionalidad es que se haga bien, ese es el drama -ha enfatizado Soler-. Tenemos mucho esta percepción porque la gran mayoría de las obras que vemos no cumplen de manera adecuada. Y eso no puede ser de ningún modo, nos jugamos la salud”.
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