Entrevista
Diego Arcos: “De Buenos Aires a Barcelona emigra clase media: una familia necesita 20.000 euros para venir”
El presidente del Casal Argentí de Barcelona cree que la presencia inmigrante en política caerá por su propio peso democrático a partir de las próximas municipales
"Para incorporarnos a Catalunya, no hay nada mejor que defender la lengua": el Casal Argentí de Barcelona estrena nuevo local con cursos de catalán

Diego Arcos, el pasado martes en Barcelona. / Joan Cortadellas


Toni Sust
Toni SustPeriodista
Escribo sobre Barcelona desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).
Profesor asociado de Periodismo en la UPF.
¿Dónde nació?
En Hurlingham, provincia de Buenos Aires, el 13 de septiembre de 1955, en medio de un bombardeo: los militares y la Fuerza Aérea atacaban a Perón, que fue derrocado por un golpe de Estado. Mi padre era vasco, de San Sebastián. Vivía en Biarritz y se fue a Argentina en 1940. Mi madre era de una familia con 18 generaciones argentinas, los nuevos pobres, terratenientes que perdieron el negocio de la carne y fueron vendiendo sus propiedades. A los 14 empecé a militar en Montoneros (organización guerrillera urbana argentina). Luego pasé al trotskismo y hasta hoy.
¿Y cuándo vino a Barcelona?
En 1989, con la primera hiperinflación, yo vivía en San Nicolás de los Arroyos. Mi mujer trabajaba en un banco que cerró y yo, que era director de una cooperativa de fotógrafos, me quedé sin trabajo. Me tuve que venir porque estábamos pasando hambre.
"Vine en 1989, con la primera hiperinflación. Mi mujer trabajaba en un banco que cerró y yo, que era director de una cooperativa de fotógrafos, me quedé sin trabajo. Me tuve que venir porque estábamos pasando hambre"
¿Tenía hijos?
Dos. El segundo tenía 20 días cuando llegamos. Mi madre y mis hermanos ya estaban en Barcelona. Vinieron después del Mundial de Argentina, en 1978. Ella era traductora, y allí con la dictadura quemaban libros. ¿Quién iba a ser traducido?
¿A qué se dedicó cuando llegó?
Tenía 34 años. Entré a trabajar en la antigua clínica Quirón como técnico de quirófano. Me ayudó mi hermano, que se dedicaba a eso. Me instalé en Sants.
"Cuando vine había 30.000 argentinos en toda Catalunya. Ahora hay 50.000 en Barcelona. El trato al inmigrante era mucho peor que ahora"
¿Cuántos argentinos había aquí entonces?
30.000 en toda Catalunya. Ahora hay 50.000 en Barcelona. Aquella era una Barcelona con mucha menos inmigración.
¿Recibían un buen trato los inmigrantes?
Mucho peor que ahora. Conseguí los papeles por ser mi padre español. Mis familiares habían llegado cuando aún no había ley de extranjería, yo después. Era una época en la que los españoles todavía emigraban. La mitad de lo que ganábamos mi mujer y yo iba para la sanidad privada, no teníamos pública. En esa Barcelona recuerdo ir hacer papeles con mi hijo pequeño y mi mujer y un policía decir: “Huele a mierda ese mocoso, que espere fuera la sudaca”.
Usted es ahora español y argentino.
Lamentablemente.
¿Por qué?
Porque yo odio el Estado español. A España, no. Es distinto. El Estado Español es el Estado. España es la cultura, la gente, las víctimas de ese Estado.
Es un argentino independentista catalán.
Totalmente. Porque soy trotskista. El independentismo es ser antiimperialista.
¿Es el sentir mayoritario de la comunidad argentina en Barcelona?
No. La mayoría siente un vínculo con España. Vinieron tres generaciones de argentinos. Los del exilio por la dictadura argentina, a finales de los 70, que están ya jubilados. La segunda es la de la hiperinflación de 1989. Y la tercera, de 2001, la del corralito. Abrimos el casal en 2001: se pasó de 40.000 a 180.000 argentinos en España en cuatro años.

Arcos, antes de la entrevista. / Joan Cortadellas
¿Cuántos hay ahora en España?
750.000.
Que no tienen solo el pasaporte argentino.
Todos tienen el argentino, y luego algunos el español y algunos el italiano. Y de otros países: en Barcelona hay 1.000 argentinos con el pasaporte belga. Los argentinos son argentinos hasta la muerte. Y si están fuera se ayudan aunque sean de ideologías distintas. En general no hay conflictos en la comunidad, salvo si hay una gran diferencia de clase. Cuando se encuentran un cheto (pijo) y un peronista, hay conflicto, pero puede haber más entre uno de Boca y otro de River que entre un peronista y un partidario de Milei.
"Los argentinos se ayudan si están fuera. Cuando se encuentran un cheto (pijo) y un peronista, hay conflicto, pero puede haber más entre uno de Boca y otro de River que entre un peronista y un partidario de Milei"
¿Los argentinos tienen más problemas que el resto de ciudadanos en Barcelona?
Nosotros somos privilegiados. Emigra clase media muy bien formada. El trabajador no puede emigrar: una familia con dos hijos necesita 20.000 euros para moverse de Buenos Aires a Barcelona. Y a ver dónde logran alojamiento. El problema de la vivienda es aquí terrible para todos. Un 70% de la comunidad argentina está formada por gente que lleva aquí solo tres años. Son dos perfiles: gente joven que viene aquí a replantear su proyecto laboral o gente de mediana edad con hijos que viene a invertir o ha hacer un trabajo cualificado. Vienen trabajadores contratados en origen. Muchos médicos. Viene gente que ha ido a la universidad, que como mínimo habla inglés, además de castellano. Salvo muy raras excepciones, todo el mundo quiere aprender catalán.
"Al camarero argentino no le hablan en catalán. Haremos ahora una campaña en establecimientos con el lema ‘Aquí l’entenem’. En el casal ofrecemos cursos de catalán. Es la actividad de más éxito en el casal"
En el debate sobre el uso del catalán suele aparecer la figura del camarero argentino que no contesta en catalán al cliente, porque a poco de llegar ve que con el castellano le basta.
Es que no le hablan en catalán. Haremos ahora una campaña en establecimientos con el lema ‘Aquí l’entenem’. Comprobamos que por lo menos haya una persona que habla catalán en el local. Y ofrecemos cursos en el casal. Se pueden hacer cursos de 40 horas que sirven para el arraigo social y cuesta 200 euros. Y uno de 800 euros que dura un año y sirve para todos los niveles, homologado por la Generalitat. Los hace la empresa de una peruana. Es la actividad de más éxito en el casal.
¿Tienen peso económico los argentinos en la ciudad?
En el mapa gastronómico del consulado, en Barcelona figuran 400 restaurantes argentinos. A un millón de media de inversión por restaurante, son 400 millones de inversión.
¿Cuántos miembros tienen en el casal?
El casal se autofinancia. Tenemos 890 usuarios: pagan cinco euros al mes, una cuota mínima, y tienen descuentos. Y 90 miembros de pleno derecho, que pagan 280 euros al año. Se pueden pagar con voluntariado. Enseñamos catalán, contención psicológica, porque emigrar es muy jodido. Si viniste de la Patagonia te cambió el cuerpo, la dieta. Allá el aceite de oliva es un lujo. También damos asesoramiento jurídico, por ejemplo en jubilaciones, parejas de hecho.
¿Buena relación con el consulado?
Diplomática. Porque ellos no están de acuerdo con lo que hacemos. Ellos solo se dedican a la cultura argentina. Nosotros tenemos como política cultura argentina para los catalanes y catalana para los argentinos. Si todo va bien, haremos la primera fiesta mayor catalano-argentina la primera semana de julio en Mataró.
¿Nota el inmigrante argentino más recelo ante la inmigración que antes?
Sí, sí, ha vuelto. No se nota con agresiones, pero por ejemplo el racismo inmobiliario es total. Llamas para preguntar por un piso y te escuchan hablar y te cuelgan, ni te contestan. Peor si eres marroquí. Catalunya está en una encrucijada que previó Paco Candel. Hay tres guetos. Primero el de los catalanes, que se suicidan al encerrarse. Fui cofundador de la Assemblea Nacional Catalana, ya me fui. Yo trabajaba para incorporar a los inmigrantes a la independencia y es imposible. Por ejemplo, la ANC no tiene posición antiracista. ¿Puedes decir que eres democrático y no tienes posición antiracista? El otro gueto es el de los españoles.
¿Los hijos de la inmigración española?
Si. Y luego los inmigrantes. Somos la clase obrera. El 80% de la clase trabajadora somos inmigrantes, extranjeros, españoles. Catalunya pasó de 6 a 8 millones, es una barbaridad. Sin la incorporación de la gente que viene, Catalunya se hubiera ido al carajo. ¿Cuánto cuesta subir a un niño? Todo lo ahorrado en ginecología, en pediatría, tendría que invertirse en integración. Catalunya tendría que pagarle a la gente para que estudie catalán. Te vas a vivir a Suecia o Noruega: a un amigo lo encerraron en una casa hasta que habló noruego.
Con todo lo que ha explicado, ¿es optimista sobre la integración de los inmigrantes?
Soy optimista. Totalmente. Los guetos se van haciendo permeables.
¿Por qué apenas hay representantes extranjeros en los organismos políticos?
Tengo mi teoría. Los guetos se construyen con el gueto mediático. No solo hay marginación política. También en teles, radios, periódicos. En el mundo mediático no existimos. Ahora se están formando dos partidos de inmigrantes y eso es un desastre. Es reconocer el fracaso. Son montajes.
¿Y cómo cambiará la situación?
En Badalona, Albiol es antiokupa pero ya no es antiinmigrante, porque un 20% del padrón nació fuera de España. Vamos a avanzar por peso demográfico.
¿Se notará en 20 años?
Se notará en las próximas municipales. No será un boom, pero poco a poco va a llegar.
Suscríbete para seguir leyendo
- Barcelona cierra el primer club cannábico de su cruzada contra la droga
- Reabre el túnel de Glòries tras un accidente múltiple en la Gran Via de Barcelona
- El deslumbrante edificio Estel de Barcelona se inaugura con el 65% de oficinas y locales contratados
- Muere un hombre al caer a las vías del metro en la estación de Diagonal en Barcelona
- La inspección de Salut señala a un bar como causante del brote de salmonela en Sant Adrià
- Barcelona afronta un verano con 38 obras en el espacio público y el corte de la calle Muntaner por 13 meses
- Cierra el Forn de Sarrià tras más de un siglo de historia: 'No ha sido una decisión fácil
- El entorno del aeropuerto de Barcelona proyecta unas 750 nuevas viviendas entre Gavà y Sant Boi de Llobregat