Clamor en la calle
El instituto de La Mina dice basta a la violencia y exige seguridad tras la agresión a un maestro
En una protesta sin precedentes en los últimos años, el profesorado reclama protección y medidas a la administración junto a familias y alumnos para hacer frente a amenazas y encontronazos en las aulas
Agresión con navaja a un profesor de un instituto del barrio de la Mina a la salida de clase

Profesorado y alumnado en la concentración de condena a la reciente agresión a un maestro en La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / JORDI COTRINA


Jordi Ribalaygue
Jordi RibalayguePeriodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
En una concentración sin precedentes en los últimos años, cerca de 300 personas entre profesores, alumnos y vecinos de La Mina ha salido a la calle este mediodía para plantarse ante las agresiones y amenazas que advierten que se padecen con frecuencia en el instituto y reclamar medidas para garantizar la seguridad y la convivencia tras el apuñalamiento que un profesor sufrió al salir de clase el pasado martes. Los Mossos d’Esquadra informan de que aún no se han producido detenciones por el suceso, en que el docente resultó herido leve al ser abordado por un desconocido que blandía una navaja y llegó a clavársela en los glúteos. El agresor empujó contra un coche a la víctima, de 45 años, le propinó una patada en los genitales y llegó a proferir “Toma, profe, por listo”.
El episodio ha conmocionado esta semana al instituto escuela La Mina, convertido en una referencia para reducir el absentismo en un entorno desfavorecido. A falta de que la policía lo arreste, fuentes del centro sostienen que el atacante no es alumno, si bien aún no se ha identificado al autor.

Profesores muestran pancartas contra la violencia en el instituto escuela La Mina, en Sant Adrià de Besòs. / JORDI COTRINA
La directora del instututo escuela, Marta del Campo, ha expresado que el altercado ha causado "daño" y ha hecho "tambalear" al centro. "La situación de violencia en el barrio, en las entidades socioeducativas, en el CAP y en el instituto escuela es insostenible", ha prevenido.
Del Campo ha precisado que un ataque como el de esta semana "nunca había pasado" en el instituto y ha subrayado que supone un "punto de inflexión" junto a otro incidente inédito, ocurrido en marzo. "Unas mujeres, que no sabemos quiénes son, agredieron en el patio a una madre que llevaba cada día a sus tres hijos al centro y ha tenido que marcharse del barrio y fuera de Catalunya", ha narrado Del Campo. A su vez, ha alertado de que el profesorado siente "una pérdida de respeto y autoridad continua".
Críticas a las instituciones
"Hemos sentido mucha inseguridad durante el curso", ha atestiguado Enara Solana Lizarza, profesora de biología. Ha comentado que han recibido respaldo del instituto ante la inquietud pero ha subrayado que el profesorado no ha sentido "para nada un acompañamiento de las instituciones". "No es normal que apuñalen a un compañero y tengamos que trabajar con normalidad al día siguiente desde primera hora", se ha quejado. "Los alumnos deben estar atendidos, pero no estábamos capacitados en ese momento para hacerlo, no estamos preparados para esto", ha expresado.
Arnau Cuesta, profesor de Ciencias Sociales, asegura que "las agresiones, las intimidaciones y los insultos son un hecho diario". "Hemos sufrido varias veces amenazas de muerte en el centro, acosos en el aula o el patio... No lo esperábamos pero, terriblemente, hemos normalizado una situación que nunca se debería haber normalizado", ha observado el docente, que ha avisado de que "no se puede traspasar una línea roja más".
El profesorado presente ha apremiado a las administraciones a "ponerse las pilas". "Venimos a trabajar, no a luchar, y es una lucha cada día durante todo el año", ha dado fe Imma Puente, orientadora. "No podemos más, ahora mismo hay riesgo para nosotros por trabajar en educación, y no solo en La Mina", ha remachado.
Solana ha aclarado que no piden un refuerzo policial en torno al centro. "No hablamos de policía, sino de apoyo en las aulas y a los profesionales, de salud mental, de acompañamiento a los alumnos que tienen situaciones muy complicadas en clase y llegan al instituto e impregnan el espacio donde trabajamos", ha descrito.
Concentración unánime
El instituto escuela en pleno -desde la dirección a las familias, pasando por los maestros y numerosos escolares- ha secundado la concentración de este viernes. Los congregados que se han reunido en una plaza céntrica del vecindario han reclamado “un plan para mejorar la convivencia del barrio”, “garantizar unas condiciones dignas de seguridad física y emocional” y “estrategias para acabar con la impunidad”. También han instado a las administraciones competentes a que asuman “responsabilidades”.

Docentes de La Mina exhiben carteles contra la violencia en las aulas durante la concentración de este mediodía, en Sant Adrià de Besòs. / JORDI COTRINA
“Queremos condenar la violencia y las agresiones que sufrimos”, expresa el encabezamiento del manifiesto que el instituto escuela ha difundido. Apostilla a continuación que “la intolerable agresión física a un profesor del martes pasado tiene que ser un punto de inflexión”.
“Sentimos vulnerabilidad ante las faltas de respeto, amenazas, agresiones físicas y verbales que se viven a diario en nuestro centro educativo”, avisa el documento que se ha leído ante los vecinos. A su vez, recuerda que es una situación que “desgraciadamente también se reproduce en muchos otros centros”. Docentes de otros colegios e institutos de Sant Adrià de Besòs -la localidad donde se halla La Mina- se manifestaron en 2024 contra los crecientes casos de agresiones de padres y alumnos después de una cadena de encontronazos en distintos centros.

Alumnos del instituto escuela de La Mina alzan pancartas contra las agresiones, en Sant Adrià de Besòs. / JORDI COTRINA
“Trabajamos con niveles de agresividad y violencia que se agravan cada vez más”, manifiesta el comunicado del instituto escuela La Mina, que recrimina la “falta de respuesta efectiva por parte de la administración”. A su vez, remarca que “la violencia no solo se dirige hacia el profesorado, sino contra toda la comunidad educativa”, incluidos estudiantes, monitores, otros empleados y familias.
Respuesta a los altercados
La manifestación de este viernes liga con el malestar que el personal del ambulatorio de La Mina ya evidenció en enero pasado, después de que un paciente intimidara con un cuchillo a una doctora y se improvisara una protesta que llevó a suspender algunos servicios. Después del virulento tiroteo que estremeció al vecindario a principios de año, educadores, sanitarios y otros trabajadores de servicios sociales del barrio reclamaron al Departament de Drets Socials un plan de autoprotección que clarifique cómo actuar ante casos de violencia, incrementar la atención emocional a los profesionales que atienden situaciones de extrema vulnerabilidad, mejorar y recuperar el espacio público y escuchar las peticiones de quienes hacen de dique de contención frente a las necesidades de la población.

Alumnos de La Mina enarbolan pancartas contra la violencia en las aulas. / JORDI COTRINA
Ante la protesta de este mediodía, algunos veteranos de La Mina no acertaban a recordar una respuesta pública semejante a la que sanitarios y docentes han protagonizado frente a los últimos sobresaltos. Algún otro ha comparado la reacción con las movilizaciones de los primeros años del barrio, construido en el tardofranquismo para amontonar a antiguos barraquistas y demandantes de vivienda social en un rincón fuera de Barcelona y con escasez de equipamientos. En aquellas manifestaciones del extrarradio se clamaba dignidad y servicios públicos con un lema memorable: "En La Mina no hay payos ni gitanos, hay vecinos".
"Tenemos un sentimiento compartido en el barrio de que existe una absoluta impunidad con la que no avanzamos a ningún lado", observa la directora del instituto escuela, con larga experiencia en La Mina. "El barrio está removido -ha seguido analizando Del Campo-. Hay gente que hace muchos años que trabaja aquí y siente una vibración extraña de miedo, de falta de respeto. Personas que llevan 25 años trabajando en La Mina dicen que antes había respeto por los trabajadores y trabajadoras de todos los sectores. Ha ido a peor y es la sensación que tenemos todos".
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