Entrevista

Thubten Wangchen: “A la ceremonia de la luna llena en Barcelona vienen 200 personas, a protestar ante el consulado chino solo 15”.

El director de la Fundación Casa del Tíbet en la capital catalana explica su trayectoria y habla de la lucha de los tibetanos en el exilio

Thubten Wangchen: "La imputación de Hu Jintao ha traído esperanza"

Thubten Wangchen, director de la Fundación Casa del Tïbet, el pasado martes.

Thubten Wangchen, director de la Fundación Casa del Tïbet, el pasado martes. / Macarena Pérez

Toni Sust

Toni Sust

Barcelona
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¿Cuándo se fue usted del Tíbet?

En 1959, el año de la invasión china. Yo vivía en Kyirong. Apenas recuerdo aquellos momentos. Mi madre murió tras la invasión. Mao Tse Tung quería el Tibet por su extensión y la riqueza de sus montañas. Como nadie quiere morir, todos los tibetanos querían escapar, exiliarse. Yo tenía cinco años y no podía andar por el Himalaya. Nos fuimos mi padre, mi hermano, mi hermana y yo.

¿Adónde fueron?

Primero a Nepal. A partir de los cinco años viví mendigando y durmiendo en las calles de Katmandú. Estuvimos casi un año allí. Entonces, mi padre supo que el Dalai Lama había llegado a la India. El Gobierno indio abrió la frontera a los tibetanos, sin perdirles visado, y mi padre decidió llevarnos a India. De los seis a los nueve años también estuvimos mendigando y durmiendo en la calle, con mi padre y mis hermanos, pero en la India, en la ciudad de Amritsar. Al final, el Gobierno indio empleó a tibetanos para hacer carreteras en espacios de montaña.

"A partir de los cinco años viví mendigando y durmiendo en las calles de Katmandú. Estuvimos casi un año allí. Entonces, mi padre supo que el Dalai Lama había llegado a la India"

¿Y su padre empezó a trabajar en eso?

Sí, y nosotros íbamos donde él fuera. Cuando yo tenía nueve años, el Dalai Lama pidió al primer ministro Nehru escuelas para los niños tibetanos y gente del Gobierno indio y del Gobierno tibetano en el exilio los fueron rescatando de la calle. También a mí: mi padre estuvo de acuerdo y me llevaron a una escuela, muy cerca de Dharamsala. A mi hermana, por suerte, le tocó la misma.

"El Dalai Lama me aceptó en su monasterio, en Dharamsala. Un gran regalo para mi vida. Viví con él 11 años, de los 16 a los 27. Entonces él tenía 36"

Y después se hizo monje budista.

Por suerte para mí, el Dalai Lama me aceptó en su monasterio, en Dharamsala. Un gran regalo para mi vida. Viví con él 11 años, de los 16 a los 27. Entonces él tenía 36. El 6 de julio, el Dalai Lama cumplirá 90 años. Vamos a celebrar una gran fiesta de cumpleaños. En Barcelona, un gran acto. Creo que debe participar la gente que desee la paz, sea o no budista. Él tiene predicciones de que vivirá 113 años, aunque ha dicho que vivirá 110.

El Dalai Lama es el símbolo de la resistencia tibetana contra China, pero a China se le ve bastante en forma.

China podría abrirse un poco. El sábado (17 de mayo) fuimos al consulado chino a manifestarnos. Se cumplían 30 años del secuestro de Gedhun Choekyi Nyima, un niño que en 1994 tenía seis años y a quien el Dalai Lama reconoció como el Panchen Lama reencarnado (segunda figura más importante del budismo tibetano). Son 30 años de silencio, nadie sabe dónde está. Pero no hay ningún problema: siempre habrá un sucesor. Todos nos vamos a reencarnar, seamos ateos, comunistas, budistas o cristianos. Todos tenemos que volver a nacer y cuando muera el Dalai Lama habrá otro.

Thubten Wangchen, en la sede del centro tibetano en Barcelona.

Thubten Wangchen, en la sede del centro tibetano en Barcelona. / Macarena Pérez

¿Cómo llegó a Barcelona?

En avión (ríe). Yo estaba en Dharamsala, en el monasterio, cuando vinieron españoles hippies, que viajaron a la India, a Nepal. Descubrieron las drogas y la meditación, la filosofía budista, el hinduismo. Algunos de esos hippies se interesaron mucho por el budismo y formaron un grupo en Ibiza. Querían invitar a lamas, monjes. Como hablo inglés, me pidieron que hiciera de traductor. Yo quería irme al extranjero, pero a América, a mejorar mi inglés. El visado tardaba mucho. El Dalai Lama me dijo que me fuera tres años, no más. Eso fue a principios de los 80, y pensé que no había tibetanos que hablaran castellano, que sería interesante ser el primer tibetano en hablar español y actuar de puente entre España y el Tíbet. Tomé la decisión y dije que sí a los amigos hippies.

"Españoles hippies vinieron a la India y descubrieron las drogas y la meditación. Creo que alguno de los padres de los hippies tenía contactos con Pujol, que nos ayudó a alquilar un piso en Barcelona"

Y eligió Barcelona.

Primero fui a Novelda, en Alicante. Montaron un centro tibetano, pero no había condiciones y al final vimos que había que ir a Madrid o a Barcelona. Vinimos aquí. Creo que alguno de los padres de los hippies tenía contactos con Jordi Pujol, y él nos ayudó a alquilar un piso. Primero estuve con un lama, le hacía de traductor. Pero me pareció que hacer solo meditación no era suficiente, que había que hablar del sufrimiento de nuestra gente. En 1985, el Dalai Lama me dijo que me quedara en Barcelona y que más que religión difundiera la cultura tibetana, que intentara abrir un centro cultural, sobre arte tibetano, medicina tibetana, cocina, derechos humanos. Y entonces pedí ayuda a la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.

¿Qué le dijeron?

Que era muy interesante pero que no me podían dar nada.

Abrió la Casa del Tíbet en 1994. ¿Con qué recursos?

Me fui unos años a India, donde hacía videos de los grandes maestros, tras hacer un curso en Inglaterra. El Dalai Lama me dijo que volviera a España. Volví en 1992. Dos años después, un amigo alemán que vivía en Mónaco y tenía dinero supo del encargo que el Dalai Lama me había hecho para Barcelona y se ofreció a pagar un piso. Con su ayuda compramos uno de más de 300 metros en paseo de Sant Joan, junto al Palau Macaya. En diciembre de 1994 el Dalai Lama, que vino a Barcelona, lo inauguró. También vino Richard Gere y Nacho Cano, que me llamó para decirme que quería saludar al Dalai Lama. Vino con Penélope Cruz.

"El Dalai Lama inauguró la primera Casa del Tíbet en Barcelona en 1994. Vino Richard Gere. También Nacho Cano, con Penélope Cruz. Y también inauguró la segunda, en el 2007"

El otro día Gere vino a Barcelona. Se le vio con él.

Muy amigo. Nos conocemos hace 40 años. Richard Gere es el número 1 de nuestros apoyos. Es budista practicante, apoya al Dalai Lama, y defiende a toda la gente que lo pasa mal en el mundo.

¿Los barceloneses muestran su apoyo al Tíbet?

Los catalanes nos tienen simpatía, pero cada mundo tiene su problema. Cuando hacemos la ceremonia de la luna llena vienen 200 personas. Cuando hacemos una manifestación ante el consulado chino, como el pasado sábado, solo 15.

¿Por qué cambió de sede la Casa del Tíbet?

Los vecinos nos dijeron que entraba y salía mucha gente, y que si podíamos buscar otro sitio. Y encontramos esto en Rosselló, que era un párking. También gracias a la ayuda de mi amigo alemán.

Abrieron en 2004.

El año del Fòrum de les Cultures. El Dalai Lama tenía que participar pero China presionó para que no fuera así y envió a cambio guerreros de Xian (las famosas estatuas de terracota). Esta sede de la Casa del Tíbet fue inaugurada el 2007 por el Dalai Lama.

¿Qué hace la Casa del Tíbet?

Ahora es la Fundación Casa del Tíbet y promueve valores a nivel espiritual, da a conocer la historia, la cultura y la filosofía del Tíbet y su situación actual. También yoga, meditación, conferencias.

Es como una embajada.

No puede serlo.

Thubten Wangchen, fundador de la Casa del Tíbet en Barcelona

Thubten Wangchen, fundador de la Casa del Tíbet en Barcelona / Macarena Pérez / EPC

¿Y usted es el representante del Tíbet en España?

Soy uno de los dos miembros que el Parlamento del Tíbet en el exilio tiene en Europa. Me queda un año de mandato, no repetiré. Nos reunimos dos veces al año en Dharamsala.

Usted logró la nacionalidad española.

En 1989.

¿Cuántos tibetanos hay en Barcelona?

Solo 75, que vienen mucho aquí. En París hay 14.000. El Gobierno francés ayuda a los tibetanos. España, nada. Tienen miedo a China.

"He vuelto cuatro veces a Tíbet. La tercera, la policía me detuvo y me llegaron a amenazar de muerte. en 1987, cuando sacaron mi foto en la tele como instigador de una revuelta, decidí no ir más"

¿Usted ha vuelto al Tíbet alguna vez?

Sí. Cuatro veces. La primera, en 1986. Cuatro amigos de aquí viajaron al Tíbet y yo estaba en la India. Pregunté al Dalai Lama si podía ir y me dijo que sí. Entré con visado, vestido de monje budista, sin decir que venía del monasterio del Dalai Lama. Pasados unos días me avisaron de que los chinos preguntaban por mí. Volví en Semana Santa de 1987 como guía de europeos, y de nuevo en julio, y entonces la policía me detuvo y me llegaron a amenazar de muerte. Les dije que viajaba con políticos y que si lo hacían habría un escándalo, y me dejaron ir pero me dijeron que no volviera. Volví en agosto, sin problemas, y en septiembre fui con otro grupo y de camino, en China, supimos que había una revuelta en Tíbet. Ya no dejaron entrar a turistas y alguien vio por la televisión una imagen que mostraba a tres jóvenes tibetanos como instigadores de la revuelta. Uno era yo. Entonces decidí no ir más.

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