Naturaleza urbana

Barcelona encarga al fin la reforma del parque de la Font del Racó, una joya novecentista de Rubió i Tudurí

El jardín, parcialmente cerrado desde enero de 2021 y en una situación de grave degradación, requerirá dos millones de euros y un año de intenso trabajo para poder recuperar su esplendor

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Uno de los caminos cerrados del parque de la Font del Racó

Uno de los caminos cerrados del parque de la Font del Racó / JORDI OTIX

Carlos Márquez Daniel

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Barcelona
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Cuesta entender que una ciudad que defiende las zonas verdes y la necesidad de descarbonizar la movilidad tenga un parque en la avenida del Tibidabo, la Font del Racó, cerrado desde el 29 de enero de 2021. Desde entonces, todos los accesos blanden un cartel en el que se puede leer 'cierre temporal', lo mismo que se anuncia en la parada del Tramvia Blau. Un parque, para mayor desgracia, que forma parte del patrimonio de la ciudad, pues lleva la firma de Nicolau Maria Rubió i Tudurí, el paisajista que pinceló buena parte del verde de la ciudad en las primeras décadas del siglo XX. La degradación del lugar es cada vez es más inquietante, y quizás por eso el ayuntamiento ha decidido dar un paso adelante con la licitación de las obras que deben permitir recuperarlo y reabrirlo en un plazo de 12 meses. Coste: dos millones de euros.

Cartel que prohíbe la entrada a buena parte del parque de la Font del Racó

Cartel que prohíbe la entrada a buena parte del parque de la Font del Racó / Jordi Otix

Un año es el tiempo estimado para poder adecentarlo, pero eso no significa que vaya a estar listo en mayo de 2026. Ahora se ha convocado el concurso público (se cierra el 30 de mayo) y luego el consistorio deberá valorar las ofertas y decidir quién se queda el proyecto. Más tarde vendrá la formalización del contrato y entonces sí, las máquinas podrán entrar en este escarpado jardín Mediterráneo.

Si nada lo evita, debería estar terminado en el tercer trimestre de 2026, con lo que habrá pasado casi seis años cerrado, aunque se ha mantenido abierto el acceso a un reducido espacio donde están la fuente y el monumento dedicado a Apel·les Mestres, inaugurado en 1938. Resulta que el polifacético artista barcelonés (1854-1936) solía subir a este rincón de Sant Gervasi en busca de inspiración. Ambos elementos también exhiben un aspecto muy degradado y serán igualmente restaurados. El ayuntamiento podrá reabrir el parque de la Font del Racó precisamente en el año de su centenario (se inauguró en 1926), y a escasos meses de las elecciones municipales de mayo de 2027.

Árboles perdidos

La memoria del proyecto, un ladrillo de casi 1.300 páginas, radiografía hasta el último centímetro cuadrado de la Font del Racó, un espacio de algo más de 12.000 m2 que el consistorio adquirió el 26 de julio de 1910, en un momento de máximo esplendor de la Sociedad Anónima del Tibidabo que impulsó tanto el Tramvia Blau como el funicular y el parque de atracciones, amén de liderar la urbanización de una avenida que es una de las joyas arquitectónicas y urbanísticas de la capital catalana. Se han inventariado un total de 462 árboles, pero no todos se salvarán. Estos años de abandono, en los que no han faltado las tormentas, han pasado seria factura a muchos ejemplares, que o ya han caído o están a punto, tal y como ha podido comprobar este diario.

Uno de los itinerarios cerrados al público, en el parque de la Font del Racó

Uno de los itinerarios cerrados al público, en el parque de la Font del Racó / El Periódico

La previsión es talar una treintena, pero teniendo en cuenta que el estudio se hizo hace más de un año, es probable que esta cifra aumente. El documento, por cierto, arranca con una sincera declaración: "El parque está en mal estado general; necesita una actuación urgente de estabilización de taludes, control de las aguas de escorrentía y saneamiento de la vegetación para revertir la situación de deterioro". También está previsto acondicionar los caminos y las escaleras, arreglar la fuente ornamental, ampliar la red de riego, cambiar el mobiliario y mejorar la iluminación.

Acera muy estrecha

Más allá de ser un parque que lleva la firma de Rubió i Tudurí, el Picasso de los jardines de Barcelona, la Font del Racó es un atajo ideal para los que suben andando desde la plaza de Kennedy hasta la del Doctor Andreu (o viceversa). Desde ahí, los paseantes pueden acceder a Collserola, con el paseo de las Aigües a tiro de piedra, o recurrir al funicular hasta el parque de atracciones. Con esta operación, El viandante no solo acortará las distancias, también se evitará una acera de apenas un metro de ancho en esta larga curva de la avenida del Tibidabo que coincide, en el lado Llobregat, con la construcción de un centro de investigación que corre a cargo de La Caixa.

Más allá de la recuperación del parque de la Font del Racó, la avenida del Tibidabo tiene un par de tareas pendientes. Por un lado, el renacimiento del Tramvia Blau. El consistorio ya tiene el proyecto ejecutivo y la cosa solo depende de la voluntad política. Por el otro, la creación de una acera en la calle de Manuel Arnús, de manera que los peatones no tengan que jugarse la vida andando por el asfalto para llegar a las Aigües.

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