Urbanismo
Via Laietana: la difícil vida del peatón en el corazón de la plaza de Antoni Maura
La zona en la que conviven los vehículos que van y vuelven de Santa Caterina y los coches que salen del párking complica el paso a pie
Cuenta atrás para la nueva Via Laietana: más paseo e interés comercial a dos meses del fin de las obras

Peatones esperan que un coche y una bici pasen para poder cruzar. En realidad deberían pasar ellos y el coche y la bici, esperar. / Jordi Otix


Toni Sust
Toni SustPeriodista
Escribo sobre Barcelona desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).
Profesor asociado de Periodismo en la UPF.
Un anciano que camina apoyándose en su bastón y su mujer se encontraron este martes en un punto de la plaza de Antoni Maura, en la Via Laietana, superados por la situación. Estaban justo a unos metros del punto por el que salen y entran los coches del párking más cercano al Mercado de Santa Caterina, donde empieza la avenida de Francesc Cambó, y apenas podían moverse.
Sin tener claro hacia dónde caminar para salir del embrollo, en lo que parece una acera pero es un lugar de paso de vehículos –cosas de la plataforma única, donde conviven coches y personas- el hombre se vio sorprendido por un camión de reparto que venía de Via Laietana y se disponía a entrar por Francesc Cambó, pero no tuvo margen para retroceder: otro vehículo se acercaba en sentido contrario; salía del aparcamiento. No, no había ninguna bici atacándolo. La bici pasó un par de minutos antes, circulando en sentido contrario por el carril ascendente que ha quedado ubicado subiendo a la derecha por Laietana. “Mamarracho”, insultó una señora al ciclista.
Peatones y coches
Los coches se detuvieron, y dieron tiempo a los dos ancianos, paralizados por la situación, a retroceder unos metros y salir de la zona de peligro. La Via Laietana es hoy en Barcelona una calle con aceras más amplias de las que tenía, lo que va a favor del paseante, y más complicada que antes para el conductor de un vehículo privado: solo un carril de bajada y la imposibilidad de subir cuando la reforma, que sigue en curso, acabe.

La convivencia entre peatones, coches que van hacia el mercado y vehículos que salen y entran del párking penaliza a los primeros. / Jordi Otix
Recorrer la vía en coche de la plaza Urquinaona a la de Idrissa Diallo supone invertir en el trayecto 12 minutos según Google Maps, un cálculo hecho en laborable esta semana cerca de las 12.00 que quizá sea científicamente indiscutible pero que parece optimista para el que se ponga a observar la caravana desde una acera: un atasco permanente.
El debate está abierto y no faltan bandos. Para unos, es un infierno, un calvario que no tiene sentido porque consideran excesiva la limitación al vehículo privado. Para otros, se entiende que incluido el anterior gobierno de la ciudad, que fue el que planteó la reforma, es algo positivo, el resultado lógico de complicar la vida al coche con el objetivo de recortarle espacio y, de paso, convencer por la vía de los hechos a los conductores para que decidan cogerlo menos.

Un coche sale del parking por el carril erróneo y entrando de lleno en el paso de peatones de Laietana. / Jordi Otix
Un punto confuso
Pero más allá de debates, dentro de la ‘experiencia Laietana’ hay un espacio en concreto en el que tras la remodelación de la vía pasar caminando se ha convertido en un deporte de riesgo. Se trata de una franja de unas decenas de metros cuadrados, en el lado Llobregat de la plaza de Antonio Maura, que limita con la calzada de Laietana y por donde entran y salen, como se ha dicho antes, esos vehículos que van tanto al párking como a la zona de Santa Caterina.
Allí no hay paso de peatones como lo había antes de la reforma, cuando este tramo era calzada, porque, como recuerdan fuentes del consistorio, en una plataforma única no hay pasos de peatones. En esas zonas hay prioridad invertida: siempre los caminantes tienen prioridad y la velocidad tiene que ser reducida. Pero en este punto de Antoni Maura, a la vista de los hechos, no es lo que sucede.
La reforma ha reducido de cuatro a dos los carriles disponibles en esa franja. Ahora solo son transitables los dos que van de Laietana a la zona de Santa Caterina, uno en cada sentido. Los coches que salen y entran del parking tienen que utilizarlos para salir, no pueden ir directos del garaje a Laietana.
Turistas
El resultado es que cuando los caminantes llegan a esa franja se encuentran a menudo con varios vehículos que, al no encontrar marcas que les indiquen que es una zona peatonal, rara vez se detienen por las buenas para dejarlos pasar. Como es frecuente que esos viandantes sean turistas, el desconcierto es mayor, porque no conocen la zona.
Pero no es lo único que parece mal resuelto. Los coches que salen del párking tienen la tendencia natural de seguir rectos, por la parte izquierda de la plataforma única, cuando están obligados a hacer una pequeña curva, un giro a la derecha, y utilizar el carril que va de Santa Caterina a Laietana.
Hasta hace poco había dos bloques de protección colocados y no era fácil que se confundieran: chocarían con ellos. Pero el pasado martes, sin bloque alguno, varios de los vehículos que salían del aparcamiento se limitaban a seguir rectos hacia Laietana, pasando por la parte de la plataforma única por la que no pueden circular y entrando de lleno en el paso de peatones que lleva al otro lado de la vía. A tenor de lo visto, no parecen piratas oportunistas, sino hijos de la confusión.

Un coche estacionado ante la salida del párking, donde hace unos meses había bolardos que impedían el paso de vehículos. / Jordi Otix
Salvaciones lejanas
Ante todo este marasmo, a los peatones que llegan a la franja, bajando Laietana por su izquierda, les queda poca escapatoria. Ya no cuentan con el paso de peatones que estaba antes de Antonio Maura, con la anterior configuración de Laietana, con las dos semirotondas, que permitía cruzar hacia el lado de la Catedral antes de atravesar la plaza.
Ahora esos caminantes tienen que superar la franja conflictiva para encontrar el paso de peatones, que está justo después –el que invaden algunos coches que salen del párking-, y atravesar la Via Laietana. Allí hay un elemento que añade confusión al asunto: al ser un paso de peatones muy amplio, y sin las franjas blancas de formato grande, solo con cuadrados blancos pequeños, estos quedan muy alejados, lo que no deja claro al que no sea habitual de esa calle que es un lugar para cruzar.
Facilitar la vida al peatón
Está claro que la reforma de Laietana se hizo pensando en facilitar la vida del peatón. Pero también que en algunas partes, como esta de la plaza de Antonio Maura, no es lo que sucede. Preguntado por esta situación, el ayuntamiento insiste en que el peaton ha ganado espacio en la plaza de Antoni Maura y puede circular por donde antes había calzada. También destaca que "está trabajando para reforzar la delimitación por donde tienen que pasar los vehículos".
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