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El apagón que ya dejó Barcelona sin luz en 2007: ¿Qué pasó entonces?
El 23 de julio de hace 18 años la capital catalana también se fundió a negro y arrastró las consecuencias durante varios meses
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El día que volvimos al transistor
¿Podría darse otro gran apagón eléctrico en España?

Imagen del 26 de julio de 2007, en el barrio de la Sagrada Família algunos comercios seguían sin luz / RICARD CUGAT


Pau Lizana Manuel
Pau Lizana ManuelPeriodista
El de este lunes no es el único gran apagón al que ha tenido que enfrentarse Barcelona. El 23 de julio de 2007, en una semana de verano especialmente calurosa, el desprendimiento de un cable de alta tensión en la subestación de Collblanc a media mañana provocó una reacción en cadena que dejó a más de 320.000 vecinos de la capital catalana y de L'Hospitalet sin luz. Más de 110.000 de los afectados pasaron la noche de ese lunes completamente a oscuras, y para algunos usuarios, la desconexión se prolongó hasta más de tres días. La indignación fue tal que, el 25 de julio, los vecinos cortaron la avenida Meridiana con una multitudinaria cacerolada.
Si no se especuló con ciberataques o terrorismo como con el apagón de esta semana no es solo porque el contexto internacional era entonces radicalmente distinto, sino porque los barceloneses pudieron ver con sus propios ojos qué había provocado ese repentino fundido a negro. La caída del cable de alta tensión -- 110 kV -- de la empresa Fecsa Endesa que cayó en la subestación de Collblanc acabó afectando a las de Sants y de Les Corts y apagó por completo la de Urgell, donde se descubrieron roturas en el empalme con la red de cables de 220 kV, propiedad de la Red Eléctrica de España. Por último, la subestación de Maragall, sobrepasada por el aumento repentino de voltaje, ardió en llamas.

Los vecinos manifestándose la noche del 25 de julio en la avenida Meridiana / FERRAN NADEU
El transporte se salvó del caos
El resultado de esta serie de desdichas fue similar a lo que se pudo vivir este lunes. El 90% de los semáforos quedaron inutilizados, una sesentena de ascensores se detuvieron con personas en su interior, 200 estaciones de telefonía móvil cayeron y complicaron las comunicaciones y hospitales como el Clínic, Sant Pau, Sant Joan de Déu o el Sagrat Cor tuvieron que suspender algunas intervenciones programadas.

Una tienda de la calle Castillejos, cerrada por falta de luz el 24 de julio de 2007 / RICARD CUGAT
La afectación en el transporte fue, entonces, menos grave que la de este lunes. Tan solo tuvieron que dejar de circular las línes 1,3 y 5 de Metro durante 15 minutos y toda la red de Trambaix durante dos horas. Por paradójico que pueda parecer, quien se llevó la peor parte fueron los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC), donde quedaron atrapadas 12.700 personas temporalmente.
Generadores en las calles
Aquella jornada, Barcelona se llenó de policías -- 500 agentes de la Guardia Urbana y 300 de los mossos -- y también de generadores eléctricos. En concreto, el ayuntamiento instaló 156 de estos grupos electrógenos entre los días 23 y 24, sobre todo en puntos críticos como ambulatorios, residencias u hospitales. El apagón dejó una red eléctrica tan precaria en la ciudad que estos aparatos, especialmente ruidosos, permanecieron en las calles hasta el 23 de agosto, justo un mes después de la incidencia. Tantas eran las molestias de los generadores, por el ruido y por los constantes actos vandálicos que recibían, que la plataforma de afectados por el apagón acabó pidiendo 100 euros al día por soportar tener estos artilugios debajo de sus casas.

Así lucía uno de los 156 generadores instalados. El 15 de agosto todavía había 30 repartidos por la ciudad / ALVARO MONGE
La retirada de estos grupos electrógenos tampoco acabo de inmediato con los problemas que siguieron a ese apagón. La red quedó tan debilitada, especialmente por el incendio de la subestación de Maragall, que pequeños apagones fueron sucediéndose durante varios meses. En agosto, el entonces alcalde Jordi Hereu ya asumió que estos cortes de luz durarían hasta febrero, cuando estaba previsto que la estación de Maragall volviera a la normalidad.
Ninguno tuvo la envergadura del primero, pero algunos fueron importantes. En septiembre, por ejemplo, 3.000 vecinos de Vallcarca se quedaron sin luz y, ya en noviembre, otro apagón obligó a suspender una noche las actuaciones del TNC.

Manuel Pizarro, presidente entonces de Endesa, en su comparecencia en el Parlament / PERE BATLLE
Multas millonarias
Por todo ello, tanto Fecsa Endesa, propietaria del cable que cayó en Collblanc; como Red Eléctrica de España, titular del resto del sistema afectado por el apagón, tuvieron que pasar por caja. Una denuncia de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) obligó a ambas compañías a indemnizar a todos los afectados con entre 122 y 300 euros. En total, algo más 40 millones de euros se fueron para los vecinos. Además, la Generalitat multó a cada una de las dos compañías con 10 millones de euros.
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